Con la vuelta al cole y el otoño, regresan los virus a las aulas y a nuestras casas. Junto a las gastroenteritis, las infecciones virales más comunes durante la infancia, y por las que no debes llevar a tu hijo enfermo al colegio o la guardería, son las respiratorias. De octubre a marzo, coincidiendo con las bajas temperaturas, los catarros y, en especial, las bronquiolitis mantienen en vilo a los padres sobre todo de los bebés. Es la infección respiratoria de vías bajas más frecuente en menores de dos años y la primera causa de hospitalización en lactantes. Y no hay un tratamiento eficaz. Aun así, hay motivos para la esperanza. Los contamos.
En las urgencias pediátricas de los hospitales, cada año se atienden a miles de niños con patologías que afectan a las vías respiratorias inferiores (broncoespasmos, bronquiolitis y neumonía). Y en un mes «malo», el 20 % de las consultas a estos servicios se deben a una infección que tiene preferencia por los más pequeños: la bronquiolitis. De ahí que sea una de las enfermedades más temidas por los padres cuando llega octubre, sobre todo entre quienes han tenido a sus bebés en verano, pues deben afrontar el otoño-invierno con muy pocos meses de edad y, por tanto, con pocas defensas.
De hecho, cada año ingresan en España entre 12.000 y 14.000 niños menores de un año debido a la bronquiolitis, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. La frecuencia de los ingresos en los hospitales se sitúa entre 1 y 3,5 % en menores de dos años, pero el riesgo de ingreso en el primer año de vida es entre cuatro y seis veces mayor que el segundo año, mientras que la frecuencia de consultas en atención primaria se sitúa entre el 4 % y el 20 %. Todo ello ocurre, sobre todo, entre los meses de octubre y enero.
Bronquiolitis: síntomas y virus que la causan
La bronquiolitis comienza como una infección leve de las vías respiratorias altas y, al cabo de dos o tres días, el cuadro se complica. Y son los niños más pequeños los que más peligro tienen ante los virus respiratorios que producen la inflamación y obstrucción de los bronquiolos (el tramo de vía aérea de calibre más estrecho), provocando síntomas muy alarmantes: tos muy irritativa y persistente, sibilancias, dificultad respiratoria, rechazo de tomas, fiebre, pausas de apnea y, en los casos más graves, insuficiencia respiratoria. “La respuesta al tratamiento broncodilatador es muy limitada en los niños pequeños, no tienen la capacidad que tienen los adultos de mejorar con fármacos ante una situación parecida”, reconoce Isabel Romero, coordinadora de Pediatría en HM Hospitales en Madrid.
Existen muchos virus y microorganismos capaces de producir bronquiolitis: el virus de la gripe (influenza), rinovirus, parainfluenza, enterovirus, mycoplasma y hasta puede haber coinfección con tosferina. Pero el virus respiratorio sincitial (VRS) está detrás del 80 % de los casos, unos 270.000 al año en menores de dos años en nuestro país. Por eso es la infección respiratoria de vías bajas más frecuente en estas edades y la primera causa de hospitalización en lactantes.
Pero la pediatra lanza un mensaje tranquilizador: “Motiva muchas consultas en el pediatra de cabecera y en las urgencias, pero la mayoría son cuadros benignos. Requerirán ingreso menos del 5 % y de ellos otro 5 % necesitará hacerlo en una UCI y un 1 % puede llegar a morir”. Caso distinto es para los grupos de riesgo: prematuros, cardiopatías congénitas, inmunodeficiencias, enfermedades pulmonares crónicas… “En grandes prematuros o pacientes cardiópatas, la mortalidad llega al 45 % o del 37 %, respectivamente”, señala la especialista.
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¿La bronquiolitis es contagiosa?
Los virus respiratorios que provocan esta infección se propagan si se entra en contacto directo con las secreciones de la nariz y la garganta de alguien que tenga la enfermedad; algo muy sencillo que puede suceder cuando un niño o un adulto que tiene un virus:
- Tose o estornuda cerca y las diminutas gotitas que lanza al aire luego son inhaladas por otro niño o bebé.
- Toca juguetes u otros objetos que luego son utilizados por otro niño o bebé.
- Les da un beso o les acaricia.
De ahí que sea imprescindible protegerlos de los resfriados que se produzcan en su entorno. ¿Cómo? Las mascarillas pueden ayudarnos, pero también la aplicación de medidas preventivas como las que propone la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y que deben tenerse en cuenta tanto en casa como en las guarderías y ser máximas en niños de riesgo:
? Lavarse siempre las manos antes de coger o tocar al bebé.
? Evitar acercarse al niño, si se está resfriado. En caso necesario, lavarse antes las manos e, incluso, ponerse una mascarilla.
? Utilizar pañuelos de papel desechables, lavarse las manos después de usarlos y tirarlos.
? Toser hacia otro lado tapándose la boca con el antebrazo.
? Evitar fumar tanto dentro de casa como en el coche. El tabaco hace que las vías respiratorias estén más sensibles al daño originado por los virus. Además, las partículas del humo permanecen en el ambiente durante mucho tiempo.
? Lavar con agua y jabón los objetos que tocan los bebés, sobre todo si alguien resfriado los ha tocado.
?? Intentar mantener separados a los niños más pequeños de los bebés.
?? Tener en cuenta que los besos también pueden transmitir los virus respiratorios.
Tratamiento de la bronquiolitis
Hoy en día, aún no hay un tratamiento eficaz para revertir la infección ni tampoco medicamentos para eliminar la obstrucción e inflamación del bronquio, pues no resultan útiles ni corticoides ni broncodilatadores. Y eso que en este estudio reciente se reconoce que “se continúa documentando el uso de tratamientos innecesarios”, por lo que expone una iniciativa para reducir de forma significativa (hasta el 50%) el empleo de medicación innecesaria en lactantes con bronquiolitis en atención primaria, a la vez que anima a dar más información sobre esta enfermedad a los progenitores, pues facilitaría su manejo.
Para tratar de sobrellevar esta infección respiratoria, según Antonio Conejo, responsable del Servicio de Pediatría de Vithas Xanit Internacional en Benalmádena (Málaga), las medidas son similares a las del catarro de vías altas, con lavados nasales y posición incorporada. También se aconseja dar tomas de menor cantidad más veces al día.
¿Cuándo ir a urgencias? “Si el paciente tiene menos de seis meses, come menos de la mitad de lo normal, tiene mucha dificultad para respirar o se queda sin respirar durante algunos segundos, es recomendable acudir a urgencias”, sostiene este médico.
El tratamiento de soporte fundamental consiste en administrar al bebé oxígeno, si lo necesita, aplicar las medidas que le faciliten el mayor confort posible y asegurar que se mantiene hidratado, nutrido, sin fiebre ni dolor mientras dure la enfermedad (en torno a 12 días, aunque algunos llegan casi al mes). “Desgraciadamente no hay ningún fármaco para quitar la tos, ni para evitar que la infección que inicialmente cursa como un catarro progrese y se convierta en bronquiolitis”, lamenta Romero.
¿Hay vacunas contra la bronquiolitis?
Tampoco vacunas. Sin embargo, hay avances muy esperanzadores. Lo más desarrollado se refiere a inmunización pasiva, es decir, a la administración de anticuerpos fabricados artificialmente. Existe un fármaco, Palivizumab, que se inyecta mensualmente a los niños que forman parte del grupo de riesgo. Pero en fases muy avanzadas de investigación está otro producto similar, más eficaz y duradero “que permitiría administrarlo en una única dosis”, detalla la pediatra.
En cuanto la inmunización activa, el problema es que la vacuna tiene que ser no solo segura sino eficaz, esto es, capaz de inducir una protección suficientemente alta y duradera para que merezca la pena. Y esto es complicado, pues el sistema inmunitario no puede crear defensas en bebés tan pequeños; de ahí que el calendario de vacunaciones empiece a los dos meses de edad. Pero se continúa investigando y se dan pequeños pasos con ensayos en primeras fases de desarrollo.
Las noticias de diversos trabajos científicos son muchas. En 2018, por ejemplo, investigadores del Centro médico de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.) descubrieron y caracterizado cuatro anticuerpos producidos por el ser humano frente al VRS. Su hallazgo, publicado en la revista PLOS Pathogens, aporta datos que “proporcionan nuevos conceptos que ayudarán en el desarrollo de vacunas para este virus y el metaneumovirus (MNV)”, otro virus muy parecido. De ellos dos también habla este estudio con ratones del CIBERES y del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), cuyos progresos abre la posibilidad de desarrollar una vacuna universal frente a estos dos patógenos. En 2019 se conocía que una vacuna experimental contra el virus sincitial respiratorio se mostraba prometedora en un ensayo clínico en fase 1 en humanos publicado en la revista Science un equipo de investigadores de la Universidad de Texas (EE.UU.). Y en mayo Science publicaba esta investigación multicéntrica internacional, en la que participan científicos del CNM y que ha desarrollado en modelo animal una nueva vía para potenciar la respuesta inmunitaria frente al virus respiratorio sincitial (VRS), basada en la generación de antígenos que mejoran la labor de los anticuerpos que combaten el virus.
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Más prevención con vacunas, antes de que el bebé nazca
Donde más progresos se están produciendo es en el desarrollo de una vacuna dirigida a las embarazadas, que administrada en el último trimestre de gestación crea anticuerpos en la mujer que pasan a través de la placenta a su bebé para que nazca con cierta inmunidad frente al VRS. “Vacunar a la madre durante el embarazo se ha demostrado eficaz para prevenir la tosferina y hay actualmente ensayos clínicos con vacuna VRS en la gestante que esperan tener acción protectora sobre el niño”, comenta Romero.
Se habla de que una vacuna de nanopartículas contra el virus respiratorio sincitial podría llegar a usarse en 2021. Probada en más de 4.600 embarazadas de diez países (entre ellos España), previno el 48 % de las hospitalizaciones debido a bronquiolitis por VSR, lo que la convierte en la primera vacuna en la historia que demuestra un efecto protector contra este virus, aunque también podría disminuir la frecuencia de las neumonías de toda causa, como se asegura en el último estudio realizado y publicado sobre ella el pasado mes de julio en The New England Journal of Medicine.
Pero hasta que no terminen los trabajos científicos y se comercialice la vacuna más esperada por pediatras, padres y madres, hay que tomar estas medidas de prevención y, en el caso de embarazadas, no dudarlo: vacunarse de la gripe y la tosferina. Vacunarse de la gripe no previene la bronquiolitis por VRS, pero sí que la gripe puede provocarla. Y como podría darse coinfección con tosferina, también vacunarse frente a esta enfermedad es más que recomendable, como recuerdan desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE): “Son seguras durante el embarazo y, por lo tanto, tienen un claro beneficio para la salud de las mujeres y la de sus hijos”.
Hay muchas razones para vacunarse de la gripe en el embarazo, pero de cara a la bronquiolitis es esencial recordar que con la vacunación antigripal se produce una transferencia de la madre al feto de los anticuerpos generados por la vacunación. “Un ensayo clínico mostró que la eficacia de la vacuna a embarazadas para prevenir la gripe durante los primeros cuatro meses de vida del bebé era del 67,9 %”, apunta la SEE.
En el caso de la tosferina, estos expertos señalan que la vacunación es la medida más efectiva para reducir los casos graves y muertes por esta causa en lactantes y, por lo tanto, es recomendable su administración a todas las mujeres entre la semana 27 y 36 del embarazo.
Como enfermedades respiratorias que son, sus síntomas y su forma de contagio son muy similares. Tanto la bronquiolitis como la covid-19 se propagan por contacto directo o por las gotitas que desprendemos al hablar, estornudar o toser. Su puerta de entrada son tanto la mucosa nasal y oral como la conjuntiva ocular. Y se manifiestan con fiebre, tos y dificultad para respirar. Pero hay dos aspectos muy importantes que las diferencian:
- el virus que las provoca. Detrás de la covid-19 hay un solo virus llamado SARS-CoV-2, mientras que la bronquiolitis puede ser causada por diversos virus, no solo el VRS (rinovirus, parainfluenza, enterovirus,…).
- grupo de riesgo: la bronquiolitis es más peligrosa para los pequeños, mientras que la nueva enfermedad no tiene casi repercusión en los niños.