Las 7 dudas más frecuentes sobre las tomas en la lactancia materna y con biberón

¿Qué hay que tener en cuenta al preparar un biberón? ¿Cuánto tiempo debe pasar entre toma y toma? Conoce las preguntas (y respuestas) más habituales sobre las tomas en la lactancia
Por Rosa Alvares 30 de octubre de 2020
bebe lactancia artificial
Imagen: Hollie Santos

No hay ninguna otra intervención en la salud que tenga un beneficio tan grande para las madres y sus bebés que la lactancia materna. Pero no siempre una mujer puede amamantar a su hijo o darle el biberón con leche materna congelada o refrigerada. Entonces, el pequeño es alimentado con leche de fórmula. Pero tanto si se opta por la lactancia materna como por la lactancia artificial, a los padres primerizos les asaltan muchas dudas, y varias de ellas tienen que ver con las tomas. En el siguiente artículo damos respuesta a siete de ellas con la ayuda de dos expertas: Marta Cabrera, neonatóloga del Hospital Universitario La Paz (Madrid), y Mireia Roselló, pediatra especializada en urgencias pediátricas del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia).

1. ¿Cada cuánto hay que poner al bebé al pecho?

¿Debe mantenerse un horario fijo o a demanda del lactante? Tal como recomiendan la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (IHAN), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, “la alimentación al pecho debe ser a demanda y la duración de cada toma determinada por cada niño”. ¿Por qué? La razón para que así sea, en especial los primeros días de vida, tal como comenta la doctora Marta Cabrera, neonatóloga del Hospital Universitario La Paz (Madrid), es que la succión supone el estímulo necesario para la producción de leche: “Se recomienda la lactancia a demanda, sin horarios, pudiendo ser cada una o dos horas. Lo habitual es que, tras la subida de la leche, a partir de las 48 a 72 horas después del parto, la mayoría de los bebés mamen entre ocho y 12 veces al día”.

La experta manifiesta que la leche cambia de composición durante la toma: al principio es rica en agua y azúcar y, gradualmente, aumenta su contenido en grasa. “Por eso, es importante que el lactante acabe bien la toma del pecho y que lo suelte, espontáneamente, antes de ofrecer el otro”, comentaCabrera.

Y como explica la experta, también hay que estar atentos a signos que pueden sugerir hambre, como un estado de alerta y un aumento de actividad, y ponerlo entonces al pecho, «ya que el llanto suele ser un indicador tardío de hambre y, en ocasiones, cuando está ya irritable puede dificultar el amamantamiento”.

2. Y en cuanto a la cantidad, ¿debe ser a demanda?

Saber si hay suficiente alimento es una cuestión que despierta mucha inquietud entre los padres primerizos. Por ello, es fundamental una buena información y solucionar dudas en el momento de dar el alta en el hospital. Hay que recordarles que, fisiológicamente, la producción de leche irá aumentando al estímulo de succión; también es importante el vaciamiento profundo del pecho en cada toma, una buena alimentación e hidratación de la madre, así como descanso adecuado. Se deben solucionar los problemas de un mal agarre para favorecer un buen amamantamiento, y procurar al alta, una relación de grupos de apoyo a los que acudir.

“También conviene explicar a los padres que la pérdida de peso del neonato es normal, siendo hasta un 10 % en los primeros tres o cuatro días con recuperación hacia los días 10 al 14 y con aumento posterior de más de 20 g al día”, matiza la neonatóloga de La Paz, que nos da más pautas para saber si el bebé está comiendo suficiente: 

?? Niño activo, succión vigorosa y relajada al finalizar la toma.

?? Tras una succión rápida inicial, esta se va haciendo más lenta; además, se puede observar cómo el bebé deglute.

?? La madre nota que sale leche y se le vacía el pecho.

?? El lactante succiona de forma vigorosa hasta 10 o 15 minutos.

?? Moja cuatro o seis pañales al día, a partir del cuarto día. 

?? Deposiciones blandas: de cinco a seis al día o cada dos o tres días, pero abundantes.

Cuando los padres sospechen que la ingesta de leche puede resultar insuficiente, lo más recomendable es acudir a la maternidad o al pediatra para analizar de manera individualizada cada situación: los expertos detectarán si existe un problema de salud del lactante o si hay algún tipo de dificultad con la lactancia. “Si hay que estimular la producción de leche, se puede realizar aumentando el número de tomas, mediante extracción manual o con la ayuda de un sacaleches. Además, se deberá de valorar con sumo cuidado la indicación de suplementación con leche de fórmula, ya que su asociación produce la reducción y fracaso de la lactancia materna al interferir con la misma”, concluye la experta.

 

biberon lactanciaImagen: RODNAE Productions

3. ¿Cómo se sabe qué tipo de leche de fórmula necesita el bebé?

La necesidad de la alimentación del bebé con fórmulas especiales debe ser determinada por el pediatra, en función de la historia clínica, la exploración del lactante y, en ocasiones, los resultados de pruebas complementarias. En general, la mayoría de los pequeños se alimentan de manera adecuada con las fórmulas de inicio (hasta 6 meses) y de continuación (a partir de 6 meses), que les aportan todos los nutrientes para un correcto desarrollo.

Ahora bien, hay algunas necesidades especiales frecuentes, como la intolerancia a la proteína de leche de vaca, debida a la inmadurez del tubo digestivo del bebé para absorber proteínas grandes. En la inmensa mayoría de los casos, este problema se resuelve espontáneamente antes del año de edad, cuando ha habido una maduración digestiva.

4. ¿Cómo saber que la leche elegida es la adecuada?

Según la pediatra Mireia Roselló, tendremos certeza de que el niño está bien nutrido:

? Si orina con frecuencia (al menos cinco veces al día).

? Si depone con normalidad.

? Si aumenta de peso de forma adecuada (unos 200 g/semana).

Es importante también que el bebé tenga las mucosas húmedas, la piel hidratada y muestre interés en interaccionar con el medio y con quienes lo rodean.

5. ¿Qué hay que tener en cuenta para preparar un biberón?

Una adecuada preparación del biberón resulta fundamental, ya que una relación inapropiada de la fórmula con el agua, es decir, utilizar más o menos polvo del indicado, puede producir cuadros de deshidratación o desnutrición en el bebé. Por eso, se seguirán las normas de preparación o reconstitución dadas por el fabricante.

Se puede emplear tanto agua potable del grifo (en función de su calidad, puede ser recomendable hervirla un minuto durante los primeros meses) como agua mineral natural (se recomiendan aguas bajas en sodio), que no necesita hervirse. Antes de dárselo al lactante, hay que comprobar que la temperatura es la adecuada, vertiendo unas gotas en el dorso de la mano de quien lo prepare.

Por supuesto, antes de la preparación del biberón es imprescindible el lavado de manos. En nuestro país, con las condiciones sanitarias actuales, no es necesario hervir los biberones ni las tetinas cada vez que se utilicen, sino que es suficiente el lavado con agua y jabón y un cepillo (solo para este uso) con agua abundante.

6. En cuanto a cantidades, ¿debe ser a demanda o hay que seguir las pautas que fije el pediatra?

Cuando la lactancia está establecida, el lactante debe tomar de 160 a 80 ml por kg de peso al día. Para el cálculo de las tomas, el pediatra se basa en el peso del bebé y en el ritmo de su crecimiento. “En cuestión de cantidades, tampoco hay que ser estricto, sino que debemos adaptarnos a cada niño y aceptar cierta flexibilidad”, dice la doctora Mireia Roselló, pediatra especializada en urgencias pediátricas del Hospital Universitario Doctor Peset, de Valencia.

Nunca se debe forzar al lactante a que acabe todo el contenido del biberón. “En ocasiones, nos encontramos a lactantes con problemas de regurgitaciones frecuentes y cólicos, debido a una sobrealimentación. Eso sí, si deja de tomar muchos biberones, se deberá consultar con el pediatra para establecer la causa”, aclara la pediatra.

7. ¿Qué tiempo debe transcurrir entre toma y toma?

No hay que ser rígidos con el número de tomas ni con el horario. En el primer mes de vida, la ingesta diaria se ajusta en función del peso del lactante, de su evolución y del crecimiento valorado en las tablas de percentiles de seguimiento, que marcará su médico. En general, se recomienda administrar de siete a ocho tomas diarias (una cada tres horas), sobre todo en el primer mes de vida, ya que el estómago de los bebés es muy pequeño y se vacía rápidamente, pudiendo producirse hipoglucemias (bajadas de azúcar) si se espacia más el tiempo. A partir de los 15 días, si el bebé lo permite, se puede realizar una pausa nocturna de cuatro a seis horas. A medida que el niño va madurando y creciendo, se pueden espaciar las tomas y administrarse cada tres horas y media o cada cuatro (es decir, cinco o seis tomas al día). En cuanto a la duración de la toma, dependerá del bebé. Por norma general, no deben durar más de 20 minutos.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube