Rinitis en el embarazo, ¿cómo tratarla?

La rinitis es una molestia frecuente en el embarazo, ya que el propio proceso de gestación puede provocar una mayor obstrucción nasal
Por Montse Arboix 24 de abril de 2012
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Imagen: mcfarlandmo

La rinitis es una inflamación de la membrana mucosa nasal, debida a la exposición de agentes alérgenos, sensibilidad a elementos ambientales irritantes, cambios extremos de temperatura o abuso de algunos sprays nasales. A pesar de que, en principio, no es una dolencia que revista gravedad, no hay que menospreciarla porque es un factor de riesgo frente a la sinusitis y el asma. Además, los especialistas insisten en que la población afectada no se automedique (en especial, las mujeres gestantes), ya que algunos remedios podrían agravar el cuadro, como sucede con los aerosoles descongestionantes nasales.

La rinitis es un problema frecuente en el embarazo, ya que la propia gestación puede provocar más obstrucción nasal. En estos casos, según explican en una publicación los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR, hay que tener cuidado con algunos medicamentos porque pueden atravesar la barrera placentaria. Los especialistas en salud respiratoria aconsejan a las embarazadas evitar los antihistamínicos y, sobre todo, los sprays descongestionantes nasales.

Cómo aliviar los síntomas de la rinitis durante el embarazo

Agunas medidas pueden aliviar de manera transitoria el malestar que provoca la rinitis. Pero la más importante, insisten los especialistas, es evitar la exposición a los desencadenantes que agraven el síntoma. Cuando la rinitis es leve, puede ayudar a sobrellevarla:

  • Lavados con suero fisiológico, que se puede adquirir en las farmacias o preparar en casa. En este último caso, hay que mezclar 250 cc de agua caliente -embotellada o hervida- y media cucharadita de sal. Se instilan un par de gotas en cada orificio.
  • Respirar el vapor procedente de un baño caliente o de una olla en la que hierva agua.
  • Evitar la exposición a posibles sustancias irritantes, como el humo de los cigarrillos, los cambios bruscos de temperatura o los ambientes cerrados y muy contaminados.

Si la rinitis se mantiene, se desarrollan otras manifestaciones asociadas (síntomas de alergia grave). Cuando el tratamiento prescrito (si lo hubiera) no surte ningún efecto, es necesario consultar con el médico.

La rinitis, una dolencia en alza

Aunque la rinitis y la sinusitis comparten síntomas, no hay que confundirlas. La rinitis es una inflamación de la membrana mucosa nasal, no de los senos paranasales (los afectados por sinusitis). Se da en cuadros de alergias, sensibilidad a agentes ambientales irritantes, cambios extremos de temperatura o ante el abuso de sprays descongestionantes nasales (que pueden empeorar la rinitis o provocar una mayor inflamación). No obstante, la rinitis crónica sin control puede desembocar en una sinusitis.

La rinitis alérgica afecta a entre un 10% y un 20% de la población en los países desarrollados. Los últimos estudios epidemiológicos indican que su incidencia aumenta. Los signos más característicos son:

  • Obstrucción nasal.
  • Secreciones nasales acuosas.
  • Picazón y estornudos.
  • Otros síntomas que pueden manifestarse son: sensación de oídos tapados, dolor de cabeza, problemas con el sentido del olfato e irritación ocular, además de fatiga.

Aunque es frecuente que la rinitis sea alérgica, en ocasiones, no se detecta el desencadenante y se denomina «rinitis intrínseca o vasomotora». Además de la sinusitis, hay otras enfermedades que cursan con los mismos síntomas, como los pólipos nasales y los tumores localizados en la nariz.

Cirugía, ¿un tratamiento para la rinitis?

El tratamiento de la rinitis alérgica, según las guías y directrices de ámbito mundial, como el International Consensus on Rhinitis o Joint Task Force on Practice Parameters for Rhinitis, sigue una pauta que empieza por evitar alérgenos, después, el uso de fármacos (antihistamínicos, corticoides intranasales y cromonas) y, por último, vacunas contra el alérgeno bien identificado (inmunoterapia específica). Cuando todo ello no consigue frenar los síntomas, otra opción terapéutica es intervenir los cornetes nasales inferiores.

Sin embargo, de momento no hay evidencia científica que la sustente, ni queda muy claro si estas técnicas aportan beneficios a largo plazo o si los riesgos superan los beneficios. Estas son las conclusiones de una revisión de la Biblioteca Cochrane Plus, de 2010, titulada ‘Cirugía de los cornetes inferiores para la obstrucción nasal de la rinitis alérgica después del fracaso del tratamiento médico’, realizada por Jemy Jose y Andrew P. Coatesworth.

Para los autores, en todas las guías revisadas falta claridad acerca del papel de la cirugía en la rinitis alérgica. La intervención suele hacerse cuando hay una hipertrofia exagerada de los cornetes inferiores, con la suposición de que el aumento del espacio nasal facilitará el flujo aéreo, lo que a su vez supondrá una mejoría en los síntomas del paciente.

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