El papel de lija está compuesto por un tipo de papel especial de alto gramaje, sobre el que se adhieren diferentes tipos de material abrasivo (vidrio, polvo de carborundo…) que determinan el grado de abrasión de la lija. La etiqueta lleva un número de tres cifras, según el gramaje del material abrasivo que tiene adherido.
Esta clave indica el número de granitos de material abrasivo que tiene la lija por centímetro cuadrado. Según el trabajo que se vaya a realizar deberemos emplear un tipo de lija u otro. Las hay especiales para plástico, madera y otras superficies, y es recomendable el empleo cada lija para un material específico para asegurarnos de que la abrasión que vayamos a realizar sea la adecuada y no estropeemos el material con este trabajo.
Si empleamos lijas inadecuadas deberemos ejercer mayor presión para obtener el mismo resultado, con lo que el desgaste de la lija será mayor y tardaremos más tiempo en acabar el trabajo iniciado.
Las lijas de madera suelen ser más gruesas y permiten alisar su superficie o retirar la capa de barniz o pintura que la recubra. A la hora de emplear una lija es recomendable forrar con ella un taco de madera, así podremos trabajar con una superficie de mayor dureza, con mayor rapidez y comodidad.
Existen lijas denominadas de agua, pero ello no indica que sea necesario humedecerlas antes de utilizarlas, aunque en algún caso puede que convenga mojarlas ligeramente.
