Decorar las paredes con madera

El tratamiento de los revestimientos, zócalos y cenefas debe tener en cuenta la especie de la madera y la respuesta del producto que la cubre
Por EROSKI Consumer 18 de septiembre de 2007
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Imagen: gemteck1

La madera puede formar parte de la decoración de las paredes, a través de cenefas, adornos y otros revestimientos. Si se piensa en madera para estas aplicaciones, es importante tener en cuenta todas sus características, con el fin de saber cómo se comportará en el futuro en función de factores como la temperatura y la humedad. Este artículo describe el uso de la madera para la decoración de las paredes y brinda algunas claves para elegir la madera más apropiada y los tratamientos protectores, como la pintura, los lasures o el barniz.

Madera también en las paredes

Para las paredes son preferibles maderas de las especies de menor porosidad, porque absorben menos producto

Los sitios más comunes para la madera en el hogar son el suelo y el techo. Sin embargo, también se puede emplear para revestir las paredes o decorarlas con cenefas y zócalos fabricados con este material. En cualquiera de estos casos, la madera admite diferentes tratamientos y acabados para ganar en calidad y originalidad.

El acabado de la madera está determinado por la elección del producto con que se trata. Por ello, no solo se deben tener en cuenta los gustos, sino también el comportamiento de ese producto y la facilidad para realizar su mantenimiento o renovación.

Elegir la madera más apropiada

Cada especie de madera posee unas características particulares. Se diferencian unas de otras por su aspecto exterior, porosidad, nivel de humedad o coeficiente de contracción. Estos factores son importantes, ya que pueden modificar la acción y efectividad del barniz u otro producto que se utilice para protegerlas.

El color y el veteado aportan valores decorativos, que es importante tener en cuenta en el momento de aplicar los revestimientos. Tampoco se deben pasar alto la porosidad del material -ya que cuanto más poroso sea, mayor cantidad de producto absorberá- ni la humedad: el contenido de agua recomendable oscila entre un 7% y un 11% en interiores.

Por último, los movimientos que experimenta la madera varían sus dimensiones, lo que puede llegar a cuartear el barniz o la pintura que la protege. Hay que evitar que el producto quede demasiado tirante, ya que si eso ocurre es probable que la madera se agriete al moverse.

Tipos de tratamientos protectores

Una vez seleccionada la madera, hay que decidir qué producto se aplicará para protegerla. Las posibilidades básicas son tres: pinturas, barnices y lasures.

La principal ventaja de las pinturas, además del color, es que incorporan resinas para ganar flexibilidad y moverse cuando lo haga la madera. Permanecen en buen estado entre unos 3 y 10 años.

Los barnices, en cambio, no pueden seguir los movimientos de la madera. Por este motivo, es frecuente que se rompan y haya que renovarlos con bastante frecuencia: cada año, los de menor calidad, o tres, los de mayor.

Los lasures -un tipo especial de barniz también llamados “barnices de poro abierto“- duran entre tres y seis años, resisten los movimientos de la madera y son los productos de más fácil mantenimiento. Basta un suave lijado sobre la capa anterior para reparar cualquier posible defecto, aunque en general se puede aplicar directamente una nueva mano de lasur sobre la anterior.

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