El cimbidio es una de las variedades de la orquídea más sencillas de cultivar, además de ofrecernos una gran cantidad de flores. Éstas se mantienen sin marchitarse durante dos meses y presentan un colorido que va del naranja al violeta, pasando por el rosa y el rojo.
Existen ejemplares en miniatura que llegan a florecer a lo largo de todo el año en el interior de nuestras casas, donde, incluso, llegan a soportar la calefacción sin grandes problemas.
El cimbidio es oriundo de Asia y fue de las primeras variedades de orquídeas puestas a la venta como ejemplar de interior, debido a su mencionada resistencia a la calefacción. Una de sus peculiaridades es que no tiene problemas en sobrevivir a lo largo del invierno, llegando a florecer. Sus flores también son muy bellas, si las comparamos con las de otros ejemplares de su familia. Los cimbidios hay que regarlos de manera abundante desde marzo hasta finales de septiembre, mientras que durante el otoño y el invierno sólo será necesario un riego semanal. También requieren de una humedad ambiental elevada, por lo que será necesario pulverizar sus flores y hojas.
Podemos aumentar el grado de humedad de la estancia colocando varios ejemplares, libres de plagas, juntos o un cuenco lleno de agua cerca de ellas, de forma que el agua evaporada se condense en el techo y luego vuelva a caer sobre el ejemplar.
Colocaremos la planta en un lugar ventilado, pero sin corrientes de aire que hagan que sus flores se desprendan de los tallos. Es conveniente elegir un emplazamiento a pleno sol, si no recibe iluminación suficiente durante su época de crecimiento es posible que su floración no sea abundante. Por otra parte si está recibiendo demasiado sol sus hojas amarillearán.
Es recomendable abonarlo cada quince días, alternando abonos para plantas en flor con aquellos específicos para plantas verdes. Suele ser atacada por las cochinillas y la araña roja.