Las etiquetas son la carta de presentación de cualquier producto. Entre otros datos, reflejan el modo de uso, el grado de peligrosidad o las medidas de seguridad recomendadas. Contienen, en definitiva, una información tan valiosa que es fundamental saber interpretarla para evitar que la salud o el medio ambiente corran riesgos innecesarios.
Imagen: Les Chatfield
Pintar la casa es una de las tareas más frecuentes y, a priori, sencillas de realizar. Sin embargo, no basta con elegir el color y los utensilios adecuados, sino que hay que tener en cuenta otros aspectos para garantizar que el trabajo se realiza con seguridad. Es en esta tarea donde la etiqueta tiene un papel esencial. «Aclara de manera concisa qué riesgos potenciales tiene el producto y las medidas básicas para evitarlos», advierte la Asociación Española de Fabricantes de Pinturas y Tintas de Imprimir (ASEFAPI).
Normativa
Mejorar el aspecto de la vivienda no debe implicar ningún riesgo. Ni para la salud ni para el medio ambiente. En los últimos años, la Unión Europea ha puesto en marcha diversas normativas para reducir las emisiones a la atmósfera de compuestos orgánicos volátiles (COV) -presentes en pinturas y barnices-. También la legislación española aprobó sendas normativas para controlar estas emisiones: el Real Decreto 117/2003, que limita las emisiones de COV debidas al uso de disolventes en determinadas actividades, y el Real Decreto 227/2006, que además de afectar al etiquetado limita el contenido de COV en determinadas pinturas y barnices de decoración y en productos de renovación del acabado de vehículos.
La etiqueta «aclara de manera concisa qué riesgos potenciales tiene el producto y las medidas básicas para evitarlos»
Por otro lado, el Real Decreto 255/2003 aprobó el Reglamento sobre clasificación, envasado y etiquetado de preparados peligrosos. Según esta norma, los envases deben «ostentar de manera legible e indeleble, al menos en la lengua española oficial del Estado», los siguientes datos:
- Denominación o nombre comercial del preparado.
- Nombre, dirección completa y número de teléfono del responsable de la comercialización (fabricante, importador o distribuidor).
- Nombre químico de la sustancia o sustancias presentes en el preparado.
- Símbolos e indicaciones de peligro.
- Frases de riesgo (frases R) y consejos de prudencia (frases S). Estas frases pueden aparecer solas -con la leyenda- o acompañadas de las iniciales R y S, además de un número que codifica la frase (R 23/25, S16…).
- Cantidad nominal de producto.
Otros datos recomendables son el grado de peligrosidad o el modo de almacenamiento. Estos pueden aparecer tanto en la etiqueta como impresos en el bote.
Ficha de Datos de Seguridad
La Ficha de Datos de Seguridad (FDS) es una información dirigida, principalmente, a usuarios profesionales. Complementa y amplía el contenido de la etiqueta con datos referidos a primeros auxilios, medidas en caso de vertido accidental o información toxicológica, ecológica o relativa al transporte. Permite, según ASEFAPI, «tomar las medidas necesarias para la protección de la salud y de la seguridad en el lugar de trabajo y del medio ambiente».
La elaboración de la Ficha de Datos de Seguridad depende de personal técnico, aunque el suministrador debe vigilar que se entregue con el producto
Esta ficha debe acompañar al producto durante todo su ciclo de vida. Es obligatoria en todas las pinturas, tintas y barnices clasificados como «peligrosos» y en los productos considerados «no peligrosos», pero que contengan más de un 1% de una sustancia peligrosa o cuenten con límites de exposición profesional.
Su elaboración depende de personal técnico especializado, que analiza las necesidades de los usuarios. No obstante, es el suministrador quien debe asegurar su entrega a la vez que el producto, antes o en cualquier momento que lo solicite un cliente profesional. Puede entregarse en papel o formato electrónico.