Las zonas exteriores como balcones, terrazas, azoteas o pasarelas están más expuestas a la acción de la lluvia y las heladas. Ambas pueden llegar a estropear los suelos y fachadas si no se presta atención a las tareas de mantenimiento. En concreto, estas superficies han de impermeabilizarse con productos específicos para repeler el agua y evitar el daño que ésta pueda causar.
Se puede emplear pintura, líquido o revestimiento elástico impermeabilizante. Lo habitual es que estos productos se apliquen en suelos, ya que responden mejor en superficies horizontales, aunque no siempre son óptimos para zonas muy transitadas. También existen productos específicos para emplear en paredes verticales, si bien cada vez que se pinte una superficie horizontal conviene aplicar el producto unos centímetros en la superficie vertical.
Los soportes tratados forman una especie de película que repele el agua
El funcionamiento de estos productos es sencillo: convierten cualquier soporte en hidrófugo. De esta manera, las superficies tratadas forman una especie de película que repele el agua, elimina las filtraciones sin evitar que la pared transpire, reduce la fijación de la suciedad, dificulta la aparición de moho y, como consecuencia, la superficie se conserva en mejores condiciones.
Además, esa película suele ser muy elástica, por lo que es apta para tratar fisuras y grietas. Por otro lado, al secar rápidamente, puede pisarse o pintarse de nuevo al poco tiempo. La mayoría de estos productos se comercializan en tonos blancos o transparentes, aunque a veces pueden encontrarse en color rojizo o teja.
Los productos impermeabilizantes se pueden utilizar sobre varias superficies. Son óptimos en cemento, ladrillo, cerámica, aluminio, pizarra o teja, entre otros. No obstante, es recomendable aplicar una pequeña cantidad de producto sobre cualquier material antes de cubrir por completo la superficie, para asegurar que la respuesta es adecuada.
En superficies poco absorbentes basta con aplicar una única capa
En cuanto a su comportamiento en la intemperie, presenta una gran adherencia y resiste bien la lluvia y las heladas. Para ello, en superficies poco absorbentes basta con aplicar una única capa, mientras que en otro tipo de soportes se puede aplicar tanta cantidad de producto como la superficie sea capaz de absorber.
Respecto al modo de aplicación, se puede emplear brocha, rodillo o llana dentada. Previamente, hay que eliminar cualquier resto de polvo, suciedad, grasa, pintura, barniz o desconchado. Asimismo, los soportes han de estar secos, por lo que no se recomienda aplicar los productos horas después de llover ni tras haber limpiado la superficie con agua.
