Las plantas de interior están mucho más protegidas frente a las agresiones externas, parásitos y enfermedades que puedan arrastrar consigo los nutrientes de la tierra sobre la que se asientan, así como de los rigores ambientales, como heladas o lluvia. Al contrario que los del jardín, estos ejemplares requieren de una temperatura estable a lo largo del año, no estar expuestos a corrientes de aire y disponer de una buena ventilación y la máxima iluminación posible.
Por otro lado, en periodo de floración estas exigencias aumentan:
– No es recomendable mover los ejemplares porque los cambios de ubicación hacen a las plantas más propensas a perder la flor, al igual que encontrarse en emplazamientos en los que reciben corrientes de aire.
– Requieren de una mayor humedad ambiental y de una temperatura constante, más baja que la que precisan cuando no están floreciendo. Podrá aumentar la humedad ambiental colocando varios ejemplares juntos, siempre y cuando se encuentren libres de plagas, para evitar que se propaguen, colocando un cuenco lleno de agua cerca del lugar donde quiera aumentar la humedad ambiental, o bien pulverizar a menudo las plantas.
Una vez terminado el periodo de floración, con la llegada del buen tiempo, debe sacarlas al exterior para que vuelvan a florecer sin problemas el próximo año. Deberá tener en cuenta todas estas consideraciones a la hora de cultivar en lugares muy fríos adelfas, pasifloras, naranjos enanos o buganvillas.