En ocasiones, un azulejo desconchado o agrietado requiere la sustitución por uno nuevo y en perfecto estado. Cuando esto sucede, la reparación no entraña grandes complicaciones. No obstante, si el azulejo sólo está suelto, mal alineado o si se debe retirar para arreglar una fuga de una tubería de agua conviene extraerlo sin dañarlo. Entonces, aumenta la dificultad de la operación. Para asegurar el éxito de la tarea, es clave contar con una ventosa que facilite la extracción del azulejo sin agrietarlo.
Sin dañarlo
Cuando es necesario reparar una tubería que se esconde detrás o debajo de los azulejos de una estancia, se deben consultar los planos de la vivienda para localizar su ubicación exacta. De esta manera, sólo será preciso retirar las piezas que tapan los tubos. Si no es posible obtener esta información, un detector de metales resulta útil para situarlas. Algunos taladros de gama alta cuentan con este dispositivo para evitar perforar las tuberías cuando se desea colocar un taco en la pared.
Una vez seleccionados los azulejos, para retirarlos sin dañar es fundamental emplear una ventosa, o un desatascador para los desagües, y un destornillador plano muy fino. Lo primero es fijar el accesorio sobre el azulejo y, a continuación, retirar la pasta tapajuntas por completo con la ayuda del destornillador. Después, se debe hacer palanca, con movimientos suaves pero firmes, hasta que la pieza se desprenda.
Tras su instalación, es recomendable guardar algunas muestras de los azulejos colocados
Tras quitarla, es recomendable sumergirla en agua para limpiar posibles restos de cemento. No hay que olvidar igualar el hueco sobre el que se fijará el azulejo. Para ello, se debe conseguir una profundidad similar a la de la pieza. Cuando esté seca y limpia, es recomendable aplicar cemento instantáneo en cinco puntos de su cara oculta, esquinas y centro. A continuación, se coloca en el hueco y se mantiene apretada la pieza hasta que la cola se fragüe. Antes de rellenar las junturas con masilla, es conveniente esperar al menos 24 horas.
Si está roto
La dificultad de reparar un azulejo roto no reside sólo en la operación de retirada de la pieza ni en su posterior colocación. Si no se guardan muestras de los azulejos instalados, será complicado conseguir un recambio idéntico o muy similar al resto del alicatado. En ocasiones, si el azulejo es antiguo, es probable que ya no se encuentre en el mercado o no se fabrique en el mismo tono ni con las medidas similares. No obstante, hay diferentes fórmulas para conseguir que las nuevas piezas armonicen con las anteriores.
En primer lugar, hay que retirar el azulejo deteriorado. Es conveniente golpearlo en el centro con el mango de madera de un martillo o una paleta. De esta manera, se evita dañar las muestras vecinas. Si la nueva pieza es más pequeña que el hueco dejado por la anterior, es posible suplir la diferencia con una cantidad mayor de masilla tapajuntas.
Los adhesivos de vinilo son una opción, si ha resultado imposible encontrar un azulejo de diseño similar. En ese caso, no importa que el color difiera ya que queda cubierto con la pegatina. Otra posibilidad son las resinas que tiñen los azulejos. No garantizan una total coincidencia, pero son una solución temporal hasta que se renueve el alicatado.