Un color para cada habitación de la casa

Para elegir el color de cada estancia, es fundamental tener en cuenta su función y la orientación en la que se encuentre
Por EROSKI Consumer 30 de agosto de 2002
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Varios factores determinan los mejores colores para una casa. El gusto personal es uno de los principales, pero también hay otras cuestiones: desde ciertas tradiciones, hasta el efecto psicológico de los colores y el aprovechamiento de la luz natural. Este artículo describe los factores que determinan cuáles son los mejores colores para una casa y las tonalidades más recomendadas para cada habitación. También aborda la relación entre los colores y la orientación de las estancias.

Factores que determinan los mejores colores para la casa

Dar a cada espacio de la casa el color adecuado es una tarea que depende de varios factores, desde la orientación y la luminosidad de cada estancia, hasta el propio gusto de las personas que viven allí. La tradición aconseja ciertas tonalidades, pero con el tiempo, muchos innovadores han propuesto variantes y reformas. A continuación, se dan algunas pistas para tener en cuenta en el momento de decidir los colores de la casa.

La primera recomendación sobre esta cuestión es simple: pintar con colores claros las paredes de los espacios pequeños y reservar los oscuros para los más amplios. Los tonos claros aportan luminosidad y generan una sensación de mayor amplitud, mientras que con los más oscuros ocurre lo contrario: la sensación visual es de una reducción de las dimensiones.

Con relación a los techos, ocurre algo similar. Si son bajos, es aconsejable pintarlos de blanco o tonalidades muy suaves, para que pasen más inadvertidos. Un techo bajo pintado de color oscuro resulta agobiante. Si, por el contrario, se encuentra a buena altura (a partir de 2,5 metros), los colores oscuros no representan un inconveniente.

Los colores más aconsejables para cada habitación

Cada espacio de la casa, por su parte, tiene sus propios colores más adecuados, desde los principales, donde más tiempo se pasa, hasta los que se emplean solo para ir de un sitio a otro.

Entre estos últimos, los más comunes son los pasillos y recibidores, donde se pueden utilizar colores llamativos como el rojo y el verde. Si el pasillo es demasiado largo, es posible atenuar esa sensación visual con una decoración de líneas verticales, mientras que si es corto, las líneas horizontales (en particular las cenefas) dan la sensación de extenderlo.

Para los dormitorios se aconsejan los colores fríos, como el verde y el azul, en lugar de los más cálidos, como el rojo

En las cocinas y cuartos de baño, el blanco es el color tradicional, así como otras tonalidades más bien sobrias. Sin embargo, la introducción de colores intensos y otros detalles decorativos en sitios oportunos permite dar personalidad a estos ambientes.

Para los dormitorios se prefieren los colores fríos, como el verde y el azul, en lugar de las tonalidades más cálidas (sobre todo el rojo y las tonalidades cromáticas cercanas), ya que son óptimos para la relajación y el descanso. No solo para las paredes, sino también para el resto de la decoración: cortinas, ropa de cama, cojines, etc.

En las habitaciones infantiles, por su parte, si bien impera el mismo criterio general, sí se admite en general la incorporación de más colores vivos, en particular en juguetes, peluches y adornos.

Para el salón, las posibilidades y variantes son innumerables. Es el espacio de la casa que más y mejor se puede personalizar, ya que es allí donde, por lo general, transcurren los momentos de ocio y disfrute, y estos dependen de cada persona.

Si, además, se cuenta con un despacho o espacio de trabajo, pasa algo parecido, aunque estos ambientes suelen estar dominados por colores y líneas sobrias, tendentes a la neutralidad.

Los colores y la orientación de las estancias

La orientación de cada estancia del hogar en relación con los puntos cardinales desempeña un papel importante, a causa de la calidad de la luz natural que recibe en los distintos momentos del día. Si un dormitorio está orientado hacia el este, recibirá la luz del amanecer en la ventana, de tal manera que sus paredes podrán exhibir colores más o menos intensos. Si está en dirección opuesta (hacia el oeste), convendrá que los tonos sean claros, para aprovechar al máximo la menor luminosidad que obtenga del exterior.

Este factor también depende, por otra parte, del clima de la región donde la casa esté ubicada. Si es una zona muy calurosa, convendrá que las estancias orientadas hacia el sur (desde donde la luz del sol brilla en las horas más cálidas del día) estén pintadas de colores oscuros y frescos, como el azul o el verde, que contribuyan a aplacar las altas temperaturas. Si se trata, en cambio, de una región fría, el consejo es el contrario: usar pinturas claras, para “mantener” la luz y el calor.

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