Los últimos microcréditos: características y ofertas

Su importe máximo oscila entre 6.000 y 25.000 euros, mientras que su concesión se basa en un aval moral
Por José Ignacio Recio 2 de mayo de 2010
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Imagen: Svilen Milev

Los microcréditos cobran relevancia en coyunturas como la actual. Si la situación económica de inmigrantes, parados de larga duración, mayores de 45 años, personas con discapacidad o familias monoparentales es difícil en ocasiones, todavía más en plena crisis. El actual mercado crediticio cuenta con una variada oferta de financiación para quienes tienen más difícil acceder a los canales clásicos de liquidez. Los importes oscilan entre 6.000 y 25.000 euros como máximo, su concesión se basa en un aval moral y carecen de comisiones, pero los intereses ascienden a entre un 4% y un 5%. Las condiciones también contemplan la devolución en un plazo máximo de cinco años, con un periodo de carencia durante los primeros seis o doce meses del préstamo.

Características

Son numerosas las entidades, en especial las cajas de ahorros, que se han decantado por los microcréditos, un producto de evidentes connotaciones sociales. Sus destinatarios son personas en riesgo de exclusión financiera, como inmigrantes, discapacitados, desempleados de larga duración, mayores de 45 años y familias monoparentales, entre otros. Aunque difieren en algunos puntos, las características básicas de los microcréditos son similares:

  • Pequeña financiación de entre 6.000 y 25.000 euros. El dinero, en muchos casos, se emplea para fomentar proyectos de autoempleo.

  • Están destinados a grupos sociales en riesgo de exclusión social, que no pueden acceder a otras vías de financiación.

  • No necesitan avales reales, sino el denominado «aval moral». El propio solicitante es quien se encarga de responder por el crédito.

  • No cobran comisiones, pero sí intereses. Las entidades emisoras aplican un tipo de interés medio que oscila entre el 4% y el 5%.

  • El plazo máximo de amortización es de cinco años. Es habitual un periodo de carencia de capital durante los primeros seis o doce meses del préstamo.

  • La oferta proviene de las cajas de ahorro, en general, a través de sus departamentos de Obra Social.

  • Su formalización es muy sencilla.

Los emprendedores pueden disponer también de microcréditos para financiar su actividad empresarial a través de organismos públicos, tanto en un ámbito nacional como autonómico. Algunos créditos (oficiales y de entidades) son exclusivos para mujeres emprendedoras. Sus condiciones son similares a los denominados pequeños créditos sociales, aunque con algunas diferencias en el momento de su contratación: su cuantía y los plazos de amortización son en general mayores y hay que acreditar la documentación necesaria sobre el proyecto que se va a acometer con el dinero solicitado.

Amplia oferta

Las cajas de ahorros que disponen de pequeños créditos sociales para sus clientes cubren toda la geografía española: Kutxa, La Caixa, Cajasol, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Caixa Catalunya, Caja Vital, Caixa Galicia, Caja Segovia o Caja Astur. En este último caso, la oferta se limita a la financiación de proyectos que se desarrollen en el Principado de Asturias.

No aplican comisiones, pero sí cobran intereses: un tipo que oscila entre el 4% y el 5% del importe cedido

Las entidades brindan adelantos de entre 6.000 y 25.000 euros. El plazo de amortización coincide en todas las propuestas y asciende hasta cinco años, con periodos de carencia de seis meses o, en ocasiones, hasta un año. No aplican comisiones ni exigen avales reales y el tipo medio de interés oscila entre el 4% y el 5% del importe que se ha concedido.

Créditos solidarios

Con la denominación de créditos solidarios, sin comisiones aunque con intereses que rondan el 4%, ciertos productos específicos se destinan a parados de larga duración, desempleados mayores de 45 años, mujeres, personas con discapacidad… Cuentan con este tipo de pequeños créditos BBK (Solidarioa), Caja España (Préstamos Solidarios) y Bancaja, entre otras entidades.

Aunque se prescinde de la exigencia de un aval convencional, es frecuente que una organización no gubernamental deba avalar las solicitudes. La ONG representará al cliente y responderá moralmente por él, aunque no será avalista económico de la operación.

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