Con la crisis, muchos ahorradores no quieren ni oír hablar de las inversiones que se plantean con vistas al largo plazo. Ahora prima la liquidez, poder disponer del dinero en cualquier momento, sin penalización, para afrontar posibles imprevistos. Aunque los tipos de interés están bajos, todavía ganan importancia las cuentas de ahorro en el patrimonio de los ciudadanos españoles. A cierre de octubre, según datos del Banco de España, el 43% del ahorro de las familias españolas, unos 299.209 millones de euros, permanecía depositado en las denominadas cuentas a la vista, que no ofrecen remuneración o que apenas abonan intereses. La principal virtud de estos productos es que el ahorrador puede rescatar su dinero en cualquier momento, en su totalidad o de forma fraccionada, sin tener que afrontar ningún gasto. Otros productos con esta característica son los fondos de inversión (siempre que no sean garantizados) y las acciones. No obstante, aunque en estos instrumentos la liquidez está garantizada, ya que la entidad venderá las participaciones o títulos del ahorrador cuando éste lo desee, son productos de riesgo, con los que se puede perder dinero.
El valor de las cuentas
La crisis ha cambiado las prioridades de numerosos ahorradores. Antes, buena parte de los inversores podían permitirse apostar por productos de riesgo, con rentabilidades más elevadas que los catalogados como conservadores. Hoy, sin embargo, con niveles de paro cercanos al 20%, prima la seguridad por encima de la rentabilidad. Esto explica que las cuentas de ahorro y los depósitos figuren entre los instrumentos de inversión más contratados. En particular, muchos inversores vuelven la vista hacia las cuentas debido a su principal ventaja: la liquidez. Permiten disponer del dinero cuando se necesite sin ningún tipo de comisiones.
Durante este año, el dinero depositado en cuentas se ha incrementado a consecuencia, sobre todo, de la necesidad de tener mayor liquidez disponible ante la incertidumbre que planea sobre la evolución económica. Mientras en enero un 39% del ahorro total de las familias estaba depositado en cuentas a la vista, a cierre de octubre, ese porcentaje se había incrementado hasta el 43%.
Los españoles se decantan por productos en los que prima la seguridad por encima de la rentabilidad
La virtud más valorada de las cuentas es su liquidez, pero hay que saber elegir dentro del abanico de oportunidades. Los intereses de las cuentas a la vista, en general, son bajos, muy inferiores a los tipos de interés oficiales. Según datos de octubre del Banco de España, el interés medio de las cuentas a la vista se situaba en el 0,35%, mientras que el precio del dinero lo hace en el 1%. Sin embargo, es posible encontrar rentabilidades más elevadas en las denominadas cuentas de ahorro.
Cuentas de ahorro
Las cuentas de ahorro también son líquidas al 100%: el usuario dispone del dinero cuando lo necesita, sin comisiones. Su rentabilidad es mayor porque a menudo no son operativas. Mientras en una cuenta a la vista el ahorrador puede domiciliar recibos, nóminas y hacer transacciones, las cuentas de ahorro funcionan como meros depósitos. Se acumula dinero, se dispone de él cuando se desee y se remunera a tipos atractivos, pero no se pueden hacer operaciones.
Las entidades que comercializan cuentas de ahorro o de alta rentabilidad exigen suscribir primero una cuenta operativa (cuenta a la vista) con la que el ahorrador realizará todas las operaciones que considere necesarias. Es la cuenta que centraliza todos los movimientos y en la que, además, se cargan los intereses generados con la cuenta de ahorro.
El porcentaje del ahorro de las familias depositado en cuentas pasó del 39% en enero al 43% en octubre
Las principales entidades financieras, como BBVA, Santander o Caja Madrid disponen de cuentas a la vista que remuneran el ahorro a tipos de interés del 0,1%, una rentabilidad prácticamente nula. Además, si el cliente no está suscrito a alguna promoción de “comisiones cero”, deberá pagar una media de 35 euros anuales en concepto de mantenimiento de la cuenta.
Es aconsejable que, cuando se disponga de una cuenta a la vista, se deposite el dinero en una cuenta de ahorro. Las mayores rentabilidades se consiguen en los bancos on line. Bancopopular-e, la filial de Internet de Banco Popular, comercializa la denominada “Cuenta de ahorro Pau Gasol”, a un interés del 2,10%. En Ibanesto se comercializa la “Cuenta Azul”, que remunera el ahorro al 3,10% hasta junio de 2010 y después, al 1,60%. La “Cuenta Naranja” de ING Direct da un 3,5% durante los cuatro primeros meses y después, un 1,5% de interés. En “Oficina Directa” de Banco Pastor permiten contratar la Cuenta Depósito, con un interés del 1,75%.
Cuentas Nómina
Además de las cuentas de ahorro, para quienes no estén atados con hipoteca, otra buena forma de rentabilizar el dinero en liquidez es optar por una cuenta nómina de alta rentabilidad. Este producto posibilita todas las operaciones bancarias básicas sin necesidad de abrir otra cuenta. Como exigen al cliente domiciliar la nómina, a cambio las entidades dan un plus de rentabilidad. En Activobank, la “Cuenta Nómina” ofrece un interés del 1,5%.
Depósitos con ventanas de liquidez
Los ahorradores españoles también valoran la inversión en depósitos a plazo fijo debido a su seguridad. Con un depósito tradicional nunca se pierde dinero. No obstante, no todos permiten disponer del ahorro cuando el usuario lo desee. En general, hay que buscar las denominadas “ventanas de liquidez” para poder rescatar el dinero sin tener que pagar comisiones. Son fechas concretas que fijan las entidades para que el usuario rescate su dinero sin tener que esperar al vencimiento. Si no se respetan estos días marcados por la entidad y el ahorrador quiere disponer de su ahorro en otro momento, las entidades obligan a pagar comisiones de reembolso que rondan el 3%. Los depósitos son con frecuencia productos seguros pero poco líquidos.
Fondos de inversión líquidos
Los fondos de inversión destacan por su elevada liquidez. El inversor puede dar orden de vender sus participaciones y disponer del dinero en su cuenta el mismo día o, a lo sumo, al día siguiente. Todos los fondos de inversión, salvo los garantizados, se reembolsan cuando el ahorrador lo desee sin tener que pagar comisiones.
En los productos garantizados las comisiones de cancelación que imponen las entidades a los usuarios que quieren recuperar su dinero antes de vencimiento (tienen una vida concreta, que puede oscilar entre uno y diez años) rondan el 5%. Si una persona invirtió hace seis meses 10.000 euros en un fondo garantizado que vence en mayo de 2011 y desea recuperar ahora el dinero, deberá abonar unos 500 euros para poder disponer de su ahorro.
La mayor liquidez se consigue con los fondos monetarios, que invierten en activos a muy corto plazo
Refugiar el dinero en un fondo de inversión puede ser una idea adecuada siempre que se escoja un producto de perfil de riesgo muy bajo. Es el caso de los monetarios o los de renta fija a corto plazo. Las rentabilidades que se pueden esperar, no obstante, son también muy modestas. Según datos de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones) a cierre de octubre, los primeros tenían una rentabilidad del 1,60% en los últimos 12 meses; los de renta fija a corto plazo acumulaban unas ganancias del 1,15% en ese mismo periodo. La remuneración no está garantizada pero, en general, su política conservadora de inversiones reduce la probabilidad de que el cliente asuma pérdidas. Este tipo de fondos preservan el capital invertido, en su mayoría, y son equiparables a los depósitos a plazo, que sí garantizan el capital.
Sin embargo, los fondos monetarios o de renta fija en comparación con los depósitos cuentan con la ventaja de una mayor liquidez: quien quiera recuperar su ahorro no debe abonar comisiones, mientras que en las imposiciones a plazo, sí. La fiscalidad de los fondos de inversión también es más ventajosa. En los depósitos hay que liquidar el pago de impuestos al vencimiento (un 18% por las ganancias generadas), pero en el mundo de los fondos de inversión se puede cambiar de producto sin tener que pasar por Hacienda. Sólo se pagan impuestos cuando el ahorrador decide recuperar su dinero, pero si lo traspasa de un fondo a otro, no tendrá que rendir cuentas a la Agencia Tributaria.