Fondos garantizados

En la contratación de este producto conviene estudiar la rentabilidad, el periodo de inversión y las comisiones
Por Gracia Terrón 22 de marzo de 2006

Entre los múltiples productos financieros de inversión que existen en la actualidad para ahorrar dinero, los fondos garantizados han comenzado a ocupar los primeros puestos entre las demandas de los clientes. ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Qué características tienen? ¿Qué diferencia hay entre un fondo garantizado y un fondo de inversión que no es garantizado? Los fondos garantizados son una categoría especial de fondos de inversión que permite a sus titulares no perder el capital invertido, siempre que se mantenga la inversión hasta el final de la vida del fondo. En la actualidad, de los 252.000 millones de euros que hay invertidos en fondos de inversión en España (a cierre de febrero de 2006), 61.000 millones de euros corresponden a fondos garantizados, más de una cuarta parte del total. En concreto, hay 769 fondos garantizados en los que poder invertir en España. No obstante, aunque estos productos destacan por no poner en riesgo la inversión del titular, ya que el capital invertido está asegurado, los expertos aconsejan vigilar las comisiones y los plazos en los que hay que invertir. Además, advierten de que, en muchos casos, las rentabilidades que ofrecen estos fondos son muy pobres, de manera que los fondos garantizados no son tan atractivos como puede parecer a simple vista.

¿Cómo funcionan los fondos garantizados?

Los fondos garantizados aparecieron por primera vez en 1995 como un producto de escaso riesgo, a consecuencia de las fuertes pérdidas que habían sufrido muchos partícipes en sus fondos de inversión ‘normales’ durante el año 1994. Los garantizados nacieron como una modalidad específica de fondos de inversión, atractiva porque el inversor no perdía dinero, siempre que no sacara el dinero antes de la fecha reflejada en el contrato. Marcelo Casadejús, director de márketing de Ahorro Corporación, asegura que en estos momentos “es un producto financiero especialmente diseñado para los ahorradores que no quieren asumir ningún tipo de riesgo”.

Estos fondos se caracterizan por tener fijado un periodo de tiempo concreto en el que hay que mantener el capital invertido, que es lo que se denomina periodo de garantía, que oscila entre un año y diez años. Si el cliente mantiene el capital invertido desde el inicio hasta que finaliza la garantía, la gestora se compromete a devolverle su dinero y, en su caso, una rentabilidad adicional. “Esta rentabilidad adicional dependerá de los activos en los que invierta cada fondo concreto”, comenta Casadejús. En este sentido, los expertos recomiendan contratar fondos de inversión garantizados cuyos plazos no superen los cinco años, ya que las gestoras se comprometen a pagar unos intereses en función de la situación actual y las perspectivas para los próximos años. Si se opta por un fondo con un plazo muy largo (10 años), puede perder rentabilidad, puesto que es demasiado tiempo para saber qué comportamiento van a tener los tipos de interés, la bolsa…, activos que muy probablemente marcarán el ritmo del fondo.

En qué invierten estos fondos

Existen varias modalidades de fondos garantizados:

  • Garantizados de renta fija (GRF): en estos fondos la entidad garantiza la consecución de una rentabilidad mínima al final del periodo asegurado. En este tipo de fondos garantizados, las gestoras suelen invertir en activos de renta fija. También pueden reinvertir los rendimientos en depósitos bancarios, que ofrezcan cierta rentabilidad.
  • Garantizados de renta variable (GRV): aseguran la recuperación de la inversión inicial y la obtención de un tanto por ciento de la revalorización que obtenga el mercado bursátil en el periodo determinado por la entidad. En general, estos garantizados ofrecen un porcentaje de la revalorización que experimente en el periodo de la garantía un índice concreto, por ejemplo el Ibex-35, el Euro Stoxx 50, etc. Es complicado encontrar fondos garantizados que proporcionen más de un 50% de la revalorización media del índice de rigor.

Rentabilidad

La rentabilidad que ofrecen los fondos garantizados dependerá, por tanto, de los activos en los que inviertan y de la situación concreta del mercado. En la actualidad, con los tipos de interés todavía en niveles muy bajos, los fondos garantizados de bolsa son los que mejores rentabilidades están ofreciendo. A cierre de febrero, la rentabilidad media anual de los fondos garantizados de renta fija a un año se situaba en el 1,54%, según datos de INVERCO, Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones. Por su parte, la rentabilidad media anual de los garantizados de bolsa se situaba a cierre de febrero en el 5,02%. En cualquier caso, conviene recordar la siguiente máxima: ‘rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras’, ya que siempre habrá que tener en cuenta las condiciones concretas de los mercados.

Pese a todo, si lo que busca un inversor es conseguir la mayor rentabilidad posible, suele ser más apropiado invertir en un fondo puro de bolsa, que no sea garantizado, ya que éstos últimos sólo ofrecen una parte de la rentabilidad de lo que consigan los índices o valores en los que invierten. En este sentido, Fernando Luque, director de análisis de la sociedad estadounidense Morningstar, empresa especializada en calificar fondos de inversión, recuerda que con los garantizados de bolsa “el partícipe sólo va a poder beneficiarse de una parte de las subidas del mercado”. Con los fondos puros de bolsa, el inversor recoge prácticamente las mismas ganancias que experimenten los activos en los que invierte el producto.

Fernando Luque opina que “una de las mayores desilusiones del inversor ocurre cuando el fondo en el que ha depositado su dinero no cumple las expectativas de rentabilidad y riesgo… algo que puede suceder con algunos productos garantizados”. El inversor debe tener claro que con los garantizados de bolsa, en el caso de ir bien, no obtendrá tanto dinero como si invirtiera directamente en el mercado. Por ejemplo, si un inversor apuesta por un fondo índice que simula el comportamiento del Ibex-35 y en un periodo de dos años obtiene una rentabilidad del 10%, invirtiendo en un garantizado de bolsa que también apostara por el índice Ibex, la rentabilidad que obtendría sería la mitad (en torno al 5%).

Esto se explica por la distinta combinación rentabilidad-riesgo que presentan estos dos tipos de productos: los garantizados dan menos rentabilidad, pero también suponen menos riesgo para el inversor.

Los garantizados dan menos rentabilidad, pero también suponen menos riesgo para el inversor

Los fondos de inversión puros de bolsa pueden dar más rentabilidad, pero obligan a asumir más riesgo. De hecho, con los garantizados, el inversor no pierde nada de su dinero aunque la bolsa vaya mal, si se mantiene hasta que termine la garantía. Con los fondos puros de bolsa sí que se pierde dinero, si el mercado va mal.

Comisiones

Las comisiones son uno de los puntos más importantes que hay que analizar a la hora de invertir en fondos garantizados, puesto que pueden terminar ‘comiéndose’ la rentabilidad del producto. Víctor Alvangonzález, director general de PROFIM, Análisis y Selección de Fondos, opina que en los fondos más conservadores (como pueden ser los garantizados de renta fija), en los que la rentabilidad potencial es reducida, las comisiones son muy importantes. “En ocasiones, hay productos de este tipo que ofrecen malos resultados por culpa de las comisiones que aplican”, añade Alvargonzález. En concreto, estos productos presentan cuatro tipos de comisiones: los gastos cobrados por el fondo pueden ser de suscripción, de reembolso, de gestión y de depósito.

La comisión máxima de gestión que se puede cargar anualmente en los fondos de inversión nacionales es del 2,25 por ciento del patrimonio o el 18 por ciento de los resultados.

Las comisiones máximas que pueden aplicar por suscripción (por entrar en el fondo una vez finalizado el periodo de suscripción inicial) y por reembolso (por rescatar su dinero antes de que acabe la garantía) es del 5% en ambos casos.

La comisión de depósito es del 0,20 por ciento anual sobre el patrimonio custodiado (el depósito invertido).

Los expertos consultados recomiendan la firma de un fondo garantizado teniendo en cuenta cuáles están en periodo de suscripción o entrada, ya que, al asegurar una rentabilidad en un plazo determinado, estos fondos tienen establecidas unas fechas para ‘entrar’ y para ‘salir’. El plazo para entrar en un fondo garantizado suele ser de mes y medio o dos meses. Si no se entra en ese periodo, la gestora ya no asegura una rentabilidad determinada. Además, normalmente, para entrar en un garantizado fuera de plazo hay que pagar una fuerte comisión de suscripción, que puede alcanzar hasta el 5% mencionado. De hecho, en la actualidad, la mayoría de las gestoras aplican este tope, del 5%. Por ejemplo, en la actualidad está abierto el plazo para suscribir el fondo garantizado Caja Madrid Horizonte. El producto se podrá contratar sin comisión de suscripción hasta el 5 de mayo de 2006. Después, aplicará una comisión del 0,6 por ciento por este concepto (esta comisión es muy baja, pero lo habitual es encontrar productos que aplican tasas del 5% o muy cercanas a este porcentaje).

Igualmente, conviene prever que no se vaya a necesitar el dinero en el plazo de garantía del producto. Si el partícipe saca el dinero antes del periodo comprometido, tendrá que pagar una comisión de reembolso,

Si el partícipe saca el dinero antes del periodo comprometido, tendrá que pagar una comisión de reembolso

es decir, para sacar su dinero que, como hemos apuntado, puede llegar también al 5%. Ángel Olea, director de inversiones de Abante Asesores, afirma que éste es uno de los grandes inconvenientes del producto: su iliquidez. “Los fondos garantizados suelen incorporar importantes comisiones de reembolso, en muchos casos del 5%, en el caso de querer vender el producto antes de su vencimiento. Estos productos son esencialmente de campaña y no siempre van dirigidos al cliente más idóneo”, expone.

José María Luna, director de análisis de PROFIM Análisis y Selección de Fondos, cree que estos productos son adecuados bajo determinadas circunstancias y si su “letra pequeña” es interesante “también puede ser muy peligrosa”, añade. “En términos generales, no somos partidarios de ellos, ya que no permiten la salida (en la mayoría de los casos es prácticamente imposible salir, bien por condiciones contractuales, bien por las altísimas comisiones de reembolso que aplican por cancelación anticipada). En definitiva, los fondos garantizados son “ilíquidos” y nos cierran oportunidades que pueden surgir en el mercado”, comenta Luna.

¿Dónde contratarlos?

Las entidades encargadas de diseñar estos productos son las gestoras de inversión que, a su vez, recurren a los bancos y a las cajas de ahorros para poner en circulación estos fondos. De este modo, para contratar un producto de este tipo lo habitual es acudir a una de estas entidades financieras, bancos o cajas de ahorros. En la actualidad, las entidades más centradas en la comercialización de fondos garantizados son las cajas de ahorros. Y es en estas entidades donde informarán a los interesados del que contrato de garantía que tienen los fondos garantizados, concedido por la entidad depositaria. A través de ese contrato, la entidad se compromete a pagar la cantidad necesaria para alcanzar la rentabilidad garantizada si el fondo no la consigue.

¿Cómo contratar este tipo de fondos? La manera de entrar en un fondo es comprar una participación. A través de ella, el inversor se hace socio del fondo. El valor de la participación sube y baja, por lo que el inversor incrementa o reduce sus ganancias según la rentabilidad que se vaya adquiriendo y en función de la aportación realizada. Por tratarse de una inversión indirecta, los rendimientos de un fondo están en función del comportamiento de los activos en los que invierte (acciones, bonos, divisas…).

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube