Los niños prefieren los programas para adultos en televisión

Las cadenas generalistas dedican sólo un 10% de su parrilla a espacios infantiles
Por EROSKI Consumer 14 de abril de 2002

Batalla por el mando en casa de los Cantero. La hija pequeña, Noemí, tiene 10 años y le encanta la serie de TVE «Ana y los siete». A su padre, sin embargo, no le gusta y prefiere cambiar de canal. La victoria es suya, y Noemí deberá conformarse con ver su comedia favorita en el pequeño televisor de su habitación. «No me hace mucha gracia que se acueste tarde, pero le gustan mucho algunas series que se emiten por la noche y no creo que sea perjudicial para ella, la verdad», comenta Eduardo Cantero.

Sin duda, la referencia televisiva de los más pequeños ya no sólo se limita a los espacios exclusivos para ellos. De hecho, hoy en día, la programación infantil de los canales generalistas ocupa apenas un 10% de la parrilla diaria. El resto (informativos, películas, documentales, magacines) está al alcance de cualquiera, no importa la edad.

Lejos quedan ya aquellas sintonías en las que «La familia Telerín» y «Casimiro» invitaban a los pequeños a irse a la cama. Hoy, el límite lo pone Sardá o la serie de turno. De hecho, casi un 80% de los niños de entre siete y doce años se acuestan más tarde de las 23.00 horas, algunos, hasta una o dos horas después. Además, los esquemas se repiten de casa en casa: los padres no ponen hora y los hijos ven cada vez más la «tele» en su habitación.

Líderes matinales

Todo empieza bien temprano. Porque, entre las 07.00 y las 09.00 horas, los líderes de audiencia son los chavales de cuatro a doce años. Sonia Rodríguez lo sabe bien. Su hijo Enrique, de cinco años, se levanta a diario con los dibujos animados del programa de La 2 «TPH Club». «Le gusta mucho ver los ‘Tweenies’ mientras desayuna y se prepara para ir al cole», asegura Sonia.

Según Manuel Cebrián, pedagogo y profesor del departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Málaga, en las primeras etapas «la televisión es la gran fantasía, pero, a partir de esa edad, los chavales se dan cuenta de que se divierten más con los amigos».

Todo gusta

Los más pequeños se sienten casi hipnotizados, más que por los personajes (mezclas de objetos, animales y personas) por las acciones. Pero no les basta. Tampoco se pierden series como «Ana y los siete», «Hospital central», «Los Simpson», «Un paso adelante» y «Betty la fea»; o incluso concursos como «Gran Hermano» y «Confianza ciega». Todo gusta.

Pero, como era de esperar, la palma se la lleva «Operación Triunfo», que ha surtido de pegatinas, chapas, estampas y derivados a multitud de chicos. «He tenido que llegar a prohibir que hablen del programa y saquen objetos relacionados porque era excesivo», comenta airado Juan Miguel Campos, coordinador de primer ciclo del colegio malagueño Ciudad de Mobile. «Hasta se concentran en Bisbal para encestar en clase de educación física», añade.

Y es que el cambio sociológico de los últimos años se ve fielmente reflejado en la pequeña pantalla.

Oferta vespertina

Como observa la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona Nuria García -coordinadora del estudio «Niños y televisión»-, las actividades extraescolares han restado protagonismo a los espacios infantiles vespertinos. A esa hora, los canales parecen haber pactado un acuerdo tácito para reducir su oferta a una: talk-shows y programas del corazón. Telenovelas, largometrajes e informativos completan unos contenidos, pensados en principio para adultos, pero consumidos en gran medida por niños.

Esto no es nuevo. Ya en 1999, series como «Médico de familia» y «Manos a la obra» lideraban -con más de un 60%- el ránking de espacios más vistos por menores de 13 años, según datos del Gabinete de Estudios de Comunicación Audiovisual (GECA). «Los niños respetan a los padres y suelen obedecerles, pero también ellos mismos se aplican una autocensura con respecto a algunos programas», advierte la profesora García. Mari Carmen, por ejemplo, suele controlar lo que ve su hija, pero está tranquila. «Sé que los programas violentos no le gustan, se dedica a otras cosas si su hermano mayor pone alguna película de este tipo», explica. Eso sí, en cuanto sale del colegio, «va directamente a ver ‘Los Simpson'», añade Mari Carmen.

Pero muchas veces, ese «estar todo el día» ante el televisor tiene su origen en una falta de atención en casa. Numerosas investigaciones constatan que, a la hora de elegir, los niños prefieren jugar a ver la «tele». Sin embargo, para algunos padres, la «caja tonta» es la niñera perfecta mientras llegan a casa del trabajo.

La vida actual repercute también en los hábitos de consumo televisivo y las relaciones familiares. Llama la atención la carta que una niña envío al Defensor del Menor en la que decía: «Quiero ser un televisor para que mis padres me vean».

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