Por estas razones debería haber más mujeres en puestos directivos

Empatía, diversidad, organización... y economía: cuanto más se implica una empresa en materia de género, más posibilidades tiene de crecer a un ritmo superior al 5 %
Por Blanca Álvarez Barco 8 de marzo de 2019

¿Hay pocas mujeres directivas en España? ¿Cobran menos que sus homólogos masculinos? ¿Están discriminadas por la empresa cuando promociona a sus trabajadoras? Las respuestas a estas preguntas son complejas. Por un lado, el informe ‘Women in Business: hacia un avance real’, elaborado por la auditoría Grant Thornton, ofrece buenas noticias, pues el porcentaje de mujeres directivas ha crecido en España y es ya del 30 % (por encima de la media europea). Sin embargo, el camino aún es largo, no todas las empresas están mentalizadas y no hay que caer en la complacencia. Algo es seguro: las mujeres aportan calidad y beneficios a las empresas que cuentan con ellas en los puestos de dirección, como veremos a continuación.

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Mujeres en altos puestos, un plus para la empresa

Cuando una mujer alcanza un puesto directivo se genera un beneficio para todos. La mujer gana, porque es una recompensa a su trabajo y un reconocimiento a su capacidad («si lo mereces, el puesto es tuyo seas hombre o mujer»). Y la empresa también gana, y mucho. El informe ‘Women in Business: hacia un avance real’ elaborado por la auditoría Grant Thornton, señala que las empresas que más han aumentado su implicación en materia de género son las que han visto crecer sus ingresos por encima del 5 %. Tener una mujer es sinónimo de triunfo pues ellas, en general, «son responsables, son organizadas y, si las tratan bien, se alinean con la compañía al 100 %», apunta Isabel Perea, socia de Grant Thornton.

Además, con mujeres en la dirección la empresa gana en diversidad «y, por tanto, entiende mejor a sus clientes y es más cercana a la sociedad, que también es diversa», explica Jaime Pérez Renovales, director de Secretaría General y Recursos Humanos de Banco Santander. Y al tener más puntos de vista en la dirección (a veces radicalmente distintos), la empresa tiene más empatía y se acerca a las necesidades de todos, no solo a las de los hombres. ¿Un ejemplo? Hacer salas de lactancia en un centro comercial quizás no se le ocurriría a un hombre, pues no siente esa necesidad. Sin embargo, en cuanto una mujer lo plantea y ven esa realidad, la aceptan y se comprometen con ella. Y hay un punto más a favor de incorporar mujeres a los puestos de mando: las empresas donde hay mujeres directivas «suelen tener mejor ambiente de trabajo«, añade Perea.

¿Qué medidas debe adoptar la empresa?

El Gobierno ha aprobado un Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, que entra hoy en vigor. Entre estas medidas destaca la creación de un Plan de Igualdad en las empresas, con «medidas evaluables dirigidas a remover los obstáculos que impiden o dificultan la igualdad efectiva de mujeres y hombres». El informe citado corrobora la importancia de estos compromisos formales, de los planes de igualdad. Así, como refleja el estudio, en las empresas que mantienen esta política las mujeres ocupan el 35 % de los puestos directivos, por encima de la media general nacional. Estos planes son una manera de «institucionalizar el compromiso con la mujer», explica Aurora Sanz, socia de Grant Thornton.

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Al margen de la legislación, las propias compañías tienen que comprometerse -y muchas lo hacen- con la igualdad en todos los planos. «Se debe fomentar desde arriba, implementar el cambio de arriba abajo», para que toda la empresa asuma esa línea de pensamiento y actuación. Desde el primer paso, es decir, contratar sin discriminación. Y, después, continuar en esa línea de trabajo: dar flexibilidad para poder retener a los mejores, incorporar el teletrabajo… y, fundamental, ser constantes en la implantación de medidas, «que deben ser sostenidas en el tiempo para que no quede todo en un aspecto estético», comenta Sanz.

Maternidad y conciliación, los frenos para la mujer directiva

La doble tarea que realiza la mayoría de las mujeres (en el trabajo y el hogar) y la maternidad dificultan la promoción laboral de las mujeres. La sociedad, de forma mayoritaria, aún hace recaer en ellas la función de madre y cuidadora del hogar más que sobre el hombre, lo que les impide tener tiempo para mejorar sus competencias.

Este exceso de responsabilidades provoca que el estrés y el síndrome de burnout se den más en la mujer, lo que se traduce en más absentismo. «Las bajas de corta duración las presentan más las mujeres», indica Perea. A ello se añade una mayor presión entre las directivas que entre los hombres que ocupan altos cargos. Científicos estadounidenses señalan que las mujeres se deprimen más que los hombres cuando tienen puestos de mando. ¿La razón? Los estereotipos, los prejuicios y los roles de género dominantes… una carga más contra la que deben luchar las mujeres.

Mujeres y poder: cuando el peor enemigo es una misma

Las directivas lo tienen claro: para que te tengan en cuenta, tú misma debes apreciarte. Sin dejar a un lado la necesaria implicación de toda la sociedad en general, y de los empresarios en particular, la clave muchas veces está en hacerse valer. Las mujeres no piden aumentos de salario ni los negocian como los hombres en el momento de ser contratadas, según el estudio francés de RègionsJob.

Además, es habitual que la mujer no dedique mucho tiempo a proyectarse. Hay que hacerlo. ¿Cómo? Es esencial conocerse, evaluar las fortalezas y explotarlas, y salir de su zona de confort, como señalan directivos de empresas del calibre de Iberdrola, Caser Seguros, Banco Santander, Alphabet o Caixabank, entre otras.

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