Consejos para crear una empresa

Desde un quiosco hasta una franquicia, todas las empresas requieren antes un análisis riguroso de la situación personal, legal y de mercado donde se desarrollarán
Por Carlos Astorelli 16 de julio de 2012
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Imagen: Nina Wöltgen

Montar un negocio propio es una de las principales vías elegidas por los españoles para afrontar la crisis. Las cifras lo corroboran: en el último año, el número de emprendedores creció un 6%. Pero, para no perecer en el intento, antes hay que realizar un análisis pormenorizado de la situación de mercado, un estudio financiero y tener clara su forma jurídica.

Análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), forma jurídica, estudio económico-financiero, alta en el IAE (Impuesto de Actividades Económicas)… son conceptos que pueden resultar extraños para quien se plantea por primera vez abrir un negocio. Algunos términos resuenan con una formalidad que parece exclusiva de las grandes empresas. Sin embargo, desde un quiosco hasta una franquicia o un estudio de grabación, todos los negocios requieren antes un análisis riguroso de la situación personal, legal y de mercado donde se desarrollarán.

Consejos para crear una empresa

La planificación debe estar presente desde el inicio, con objeto de agrupar la mayor información posible para que la toma de decisiones sobre la nueva empresa sea consistente. Pueden seguirse los siguientes consejos antes de llevar adelante un proyecto de estas características:

  • Hacer una descripción de la empresa.

    Ante todo, se debe detallar la idea que se quiere concretar. Ello incluye el nombre la empresa, a qué se dedica, cómo es el producto o servicio que vende, dónde se encuentra, por qué se ha elegido ese negocio concreto, o qué objetivos se buscan.

  • Realizar un estudio de mercado.

    Montar un negocio propio es una de las principales vías elegidas por los españoles para afrontar la crisis

    Es vital contar con una descripción integral del entorno en que se desarrollará la actividad: los clientes potenciales con sus características bien definidas, cómo es la competencia y qué ofrece. Consiste en un análisis pormenorizado del sector, que debe incluir el análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Todo debe hacerse con el fin de demostrar que el negocio podrá marchar bien.

  • Tener claro con qué recursos se cuenta.

    En el momento de analizar los recursos, se deben incluir todos los recursos humanos y técnicos: personal, infraestructuras, maquinarias y medios técnicos que se necesitarán. El objetivo es tener una idea global del equilibrio que hay entre el precio del alquiler o compra y el enclave elegido. También es muy útil para saber qué se necesitará y en qué medida: equipos informáticos, software, fotocopiadoras, ordenadores e impresoras para la oficina, aparadores, exhibidores y muebles para una tienda o almacén, etc.

  • Desarrollar un plan de marketing.

    Conviene describir de forma detallada las acciones que deberán llevarse a cabo para introducirse en el mercado: desde técnicas de venta hasta campañas de publicidad. Se debe evaluar la conveniencia (según el producto o servicio de que se trate) de aprovechar las ventajas de Internet diseñando una página web, insertarla de manera eficaz en los motores de búsqueda de la Red o bien recurrir a la impresión de folletos y material de marketing necesarios.

  • Elaborar un estudio económico y financiero.

    Contar con este informe es esencial, ya que permitirá estimar la viabilidad del negocio. Hay que incluir el dinero que se necesita, en qué tiempos debe contarse con él, cómo se conseguirá (necesidad de préstamos o líneas de crédito, búsqueda de las más convenientes), así como la evaluación de las pérdidas y beneficios esperados durante el primer periodo y los siguientes.

  • Decidir la forma jurídica de la empresa.

    Las fórmulas más habituales en los pequeños emprendimientos son constituirse como autónomo o crear una sociedad limitada. En el primer caso, no serán necesarios ni capitales mínimos iniciales ni socios, con la desventaja de que se responde de la suerte del negocio con el patrimonio personal. En la sociedad limitada, los trámites son más complejos, a cargo de dos o más socios con un capital mínimo inicial que se desembolsa por partes iguales cuando la empresa se forma.

    También hay otras figuras: sociedad anónima, cooperativa, comunidad de bienes o sociedad civil, según las exigencias y el formato de cada empresa.

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