Cursos de formación para parados, ¿son útiles?

Los cursos del paro son formación de calidad que no siempre resulta útil por no adaptarse a las demandas reales de las empresas
Por Blanca Álvarez Barco 3 de noviembre de 2016
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Imagen: voltamax

Los conocidos como cursos del paro y su adaptación a la realidad del mercado laboral son un tema controvertido, con defensores y detractores, con unas ventajas y unos inconvenientes que se desgranan en este artículo. Por un lado, si se escogen con acierto y se aprovechan bien, resultan efectivos, pues son cursos de formación impartidos por profesionales que prestan a los desempleados los conocimientos necesarios para facilitar su reinserción laboral. ¿Los contras? Hay pocas plazas y, además, no siempre se adaptan a las demandas de las empresas ni a las necesidades reales del parado.

¿Quién puede apuntarse a los cursos de formación del paro?

En septiembre el número de desempleados en España llegó a 3.720.297, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Quien se encuentre en ese grupo de parados registrados en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) o nunca haya trabajado y esté inscrito como demandante de empleo puede acceder a un curso subvencionado por este servicio y los servicios públicos de empleo de las diferentes comunidades autónomas.

Es más, en caso de estar cobrando una prestación o ayuda, no es que se pueda, sino que se debe estar dispuesto a participar en los programas de formación. Y si los servicios públicos de empleo envían convocatorias para tomar parte en entrevistas, cursos de formación o charlas de orientación laboral, hay que asistir de manera obligatoria, pues su incumplimiento puede dar lugar a sanciones e incluso la retirada de la ayuda.

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Imagen: bykst

4 ventajas de los cursos de formación a parados

Los cursos formativos para desempleados tienen algunas ventajas indiscutibles, entre las que destacan las siguientes:

  • Son gratuitos. Casi todos los conocidos como «cursos del INEM» (ahora SEPE) son una gran oportunidad pues ofrecen formación de manera gratuita a quien más la necesita, el desempleado.

  • La oferta es muy amplia. Todos los años se publica un catálogo con toda la oferta de formación de los servicios de empleo. En el listado donde aparecen todos los cursos, cada uno está identificado con un código. Hay cientos de cursos, para casi todo: programadores de páginas web, pasteleros, peluqueros, cursos de idiomas, de gestión empresarial…, como puede comprobarse en la web del SEPE.

    La variedad es tal que, en ocasiones, puede dar lugar a confusión. Por ello, es muy importante que antes de escoger un curso y apuntarse, el interesado se informe siempre sobre su contenido exacto. También, para que resulte de verdad eficaz, es conveniente conocer el grado de ocupación que tienen, es decir, saber si las personas que lo han realizado han logrado después un empleo y en cuánto tiempo.

  • El profesorado y el material entregado son de calidad. Los profesores que imparten los cursos son expertos en los temas que tratan y los temarios y material que utilizan son de calidad. Esta es la tónica general. Pero si al inscribirse y asistir a un curso se percibe que no es así, hay que avisar al responsable de formación del servicio autonómico de empleo.

  • Dan un diploma o certificado. Al finalizar el curso, si se ha aprovechado y se ha tenido un buen rendimiento, se entregan diplomas que acreditan la formación recibida. Aunque no son oficiales, en muchos casos se pueden usar para justificar que se tienen los conocimientos que se pide en una oferta de empleo o en una oposición.

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Imagen: LubosHouska

¿Qué inconvenientes tienen los cursos para desempleados?

  • No siempre tienen relación con lo que demandan las empresas. Los cursos que se imparten son de calidad y forman a los desempleados, pero no siempre resultan útiles para que los alumnos que los realizan encuentren un trabajo. ¿Por qué? Porque no se adaptan a lo que de verdad pide el mercado laboral, como comentan los propios desempleados en numerosos foros. Y si las compañías van por un camino y los cursos por otro, este desencuentro supone que el profesional, formado, no lo vea materializado en un empleo.

  • Hay pocas plazas y tardan mucho en llamar. Existen cursos muy buenos, pero es muy habitual que haya más peticiones que plazas disponibles, por lo que muchas veces se produce un breve proceso de selección, como advierten los responsable de formación y orientación laboral del SEPE en el momento de la inscripción. Además de tener en cuenta las aptitudes previas -algunos cursos requieren conocimientos específicos-, también tienen preferencia los mayores de 25 años y los personas que lleven un año o más desempleadas. En caso de quedarse sin plaza, se puede contactar con la entidad homologada que imparte el curso para pedir una vacante en otra ciudad.

    Otra de las quejas formuladas por los parados es la tardanza en llamar para realizar un curso desde que una persona se inscribe a uno, pues hay ocasiones en que pasan varios meses.

  • Son muy estrictos con la asistencia. Si el alumno falta tres o más veces a las clases en un mes sin justificante, o no se sigue el curso con aprovechamiento, se puede dar su plaza a otro candidato (siempre que no se lleve más del 50% del curso impartido) e implica la expulsión. Sí se puede faltar avisando siempre, si se tiene que asistir al médico, acudir a un juzgado o comenzar un trabajo, entre otras circunstancias.

Cursos de formación para empleados activos

El SEPE también ofrece cursos de formación para que los trabajadores en activo se reciclen y mejoren sus habilidades y capacidades. Esta formación se imparte tanto de manera presencial como a distancia o incluso en modo online.

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