Nueve retratos del abandono de perros en España

Algunos animales llegan a los albergues de adopción en condiciones precarias, pero su capacidad de superación les hace salir adelante, como a Mayo, Iván y Shaila
Por Carolina Pinedo 22 de marzo de 2013
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Imagen: Anton Novoselov

Tras las cifras de abandono de perros y gatos en España hay historias y animales de carne y hueso. Los perros y gatos que llegan a los centros de acogida han vivido experiencias de abandono y maltrato traumáticas y difíciles de superar. Estas líneas recogen ocho historias reales de perros que fueron abandonados, con final feliz o no. Pero, siempre, un ejemplo de lucha contra las circunstancias más adversas.

Según los datos del último estudio de la Fundación Affinity sobre abandono de animales, en España se recogen en los albergues y centros municipales cerca de 109.000 canes. Solo el 45% de los perros recogidos en estos centros se adoptaron.

Tras los números de abandono de animales, perros y gatos reales

Tras los datos hay miles de historias, una por cada animal. Y no todas tienen un final feliz. Las historias sobre animales abandonados y maltratados no cabrían en las líneas de este artículo. Pero suponen razones para adoptar, porque suelen retratar animales que han superado duras experiencias de maltrato y abandono; y que merecen una nueva oportunidad para vivir en un hogar.

Estos son los nombres y las historias de algunos de los perros recogidos en un albergue, algunos tienen una historia con final feliz y otros no:

Mayo, un perro mestizo con final feliz

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Imagen: Cristina García

Mayo es un perro mestizo de tamaño mediano de ocho años. Se encontraba en el campo, en una carretera cercana a Madrid. Había sido atropellado y se encontraba malherido.

A pesar de que casi no podía moverse, cuando los responsables del albergue llegaron a auxiliarle, estaba tan asustado que intentó huir. Mayo estaba desnutrido y lleno de magulladuras. Ahora vive feliz con una nueva familia, que lo adoptó seis meses más tarde.

Iván, un braco de seis meses

Ivan era un perro de raza Braco de seis años. Llegó al albergue muy enfermo y delgado porque estaba enfermo de una grave enfermedad parasitaria llamada leishmaniasis.

Se recuperó muy bien, gracias al tratamiento veterinario, pero recayó trascurridos varios meses. Esta vez la leishmaniasis afectó a sus riñones e hígado y no se le pudo salvar. Murió en el albergue.

Shaila, la amiga de los niños

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Imagen: Cristina García

Shaila es una galga de tres años. Fue rescatada de un pinar en Valladolid, donde se encontraba atada por el cuello, a punto de morir ahorcada.

Las heridas de su cuello eran muy profundas, pero consiguió recuperarse, aunque le costó más tiempo dejar de temblar y orinarse cada vez que una persona se le acercaba.

Meses de cariño y cuidados la ayudaron a recuperar la confianza. En la actualidad vive feliz en una familia con tres niños y otro galgo adoptado.

El pequeño Harpo

Harpo. Tras este nombre hay un perro mestizo con algo de yorkshire que fue arrojado por la ventana de un tercer piso por su dueño. Sobrevivió a la caída, aunque se fracturó la pata.

Tras su recuperación, tuvo la suerte de ser adoptado por una joven pareja, que no se enfadaba, como su anterior dueño, porque ladrara.

Alicia y Quijote, una galga y un mestizo

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Imagen: Cristina García

Alicia y Quijote son una galga y un perro mestizo, con algo de pastor alemán. Ambos fueron rescatados de una casa donde compartían espacio con otros 13 perros y siete gatos.

Su dueño padecía síndrome de Diógenes y se dedicaba a coleccionar mascotas y basura.

Alicia y Quijote compartían una de las habitaciones de la casa, donde estaban rodeados de excrementos. El estado sanitario de los animales era precario, pero lo más preocupante era su salud psicológica: vivieron mucho tiempo aislados.

Tras trabajar con ellos, los dos han sido adoptados por una familia.

Mori, una doga de tres años

Mori es una doga de tres años. Vivió atada, sin que la hubieran soltado casi nunca. Apenas le daban de comer y vivía encima de sus propios excrementos.

Cuando llegó al albergue de adopción se le notaban todos los huesos del cuerpo y estaba llena de llagas y úlceras.

Consiguió reponerse y, gracias a un llamamiento a través de los medios de comunicación, logró encontrar un nuevo hogar.

Cristina no supero el accidente

Cristina fue encontrada con casi dos años en el arcén de una carretera. Esta perrita tenía las extremidades traseras paralizadas y, debido a la gravedad de la lesión, no pudo recuperarse.

Con una radiografía, se comprobó que tenía una antigua lesión de fractura de fémur, que pudo ser consecuencia de un atropello o maltrato anterior. Cristina tenía una lesión renal grave, debido a los días que sufrió abandonada y malherida sin comer ni beber. Los veterinarios del albergue no pudieron salvarla y murió días después.

La triste historia de Almudena

Almudena es una perrita de seis años a la que su dueño tuvo atada durante cinco años. Le costó mucho adaptarse a la vida normal de un perro, porque no estaba socializada. Tenía miedo y dificultades para relacionarse con otros congéneres, así como con las personas.

Pero consiguió salir adelante. Una vez que se recuperó, tuvo suerte y fue adoptada. Sin embargo, cuando solo había pasado una semana con su nueva familia, huyó asustada por el ruido de un petardo y, al cruzar la carretera, resultó atropellada y murió.

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