Los ataúdes ecológicos son elaborados con materiales naturales que se descomponen sin dejar elementos contaminantes. Además de respetar el medio ambiente, suponen un ahorro de dinero considerable: En la Unión Europea, el coste de un féretro tradicional oscila desde los 300 euros hasta los 2.000 si se usan maderas más nobles, mientras que los ecológicos de cartón apenas valen 35 euros.
Las iniciativas que promueven este tipo de ataúdes y urnas son cada vez más numerosasLas iniciativas que promueven este tipo de ataúdes y urnas son cada vez más numerosas. En los países anglosajones, la funeraria Natural Death Centre ofrece «eco-féretros» hechos de madera con certificación ecológica «FSC», de cartón reciclado, de bambú y de otras fibras vegetales sin ningún tratamiento de barniz ni elemento metálico o sintético tóxico alguno. El sepelio también se realiza de manera ecológica: el féretro se entierra en un «bosque memorial», cubierto de flores y arbustos para que el cuerpo se descomponga de manera natural. El primer terreno destinado a ese tipo de ceremonias se inauguró en 1993, y actualmente hay más de 200 en todo el Reino Unido.
Los modelos y materiales de este tipo de ataúdes son variados. La empresa Somerset Willow los fabrica con mimbres, y en 5 años ha aumentado su producción desde uno al mes hasta veinte por semana. La empresa Ecopod, además de diseñar eco-féretros de papel reciclado, ha lanzado una «semilla-ataúd». El sarcófago biodegradable, en forma de vaina y su contenido, acaba generando vida en la tierra. Algo similar ofrece Capsulamundi, un proyecto italiano que consiste en un recipiente reciclado en forma de semilla para que alimente un árbol.
En España también hay diversas iniciativas. Investigadores de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid y la empresa Ecowood Logic han desarrollado el «maderón», un material ecológico mezcla de cáscara de almendra molida y una resina cuyo acabado final es similar a cualquier madera noble utilizada por la industria funeraria. Además, este tipo de ataúd no necesita llevar el cofre de zinc de los féretros tradicionales, por lo que evita el impacto ambiental de dicho producto químico.
La empresa española Restbox fabrica ataúdes de cartón reciclable. Según sus responsables, el árbol necesario para hacer un ataúd convencional permite hacer 100 ataúdes de cartón. De esta forma, se contribuye a reducir la reforestación provocada por este sector: En Europa se talan anualmente un millón de árboles para fabricar ataúdes. Asimismo, las piezas plásticas que lleva son biodegradables, y evita el uso de los adhesivos, aditivos o metales de los ataúdes convencionales, nocivos para el medio ambiente.
Además de las ventajas medioambientales, su precio y su facilidad de almacenaje representan una clara opción en casos de desastres naturales. De hecho, la Ley obliga a que los Consistorios dispongan de un número mínimo de ataúdes por habitante por si ocurriera una catástrofe. A pesar de ello, los ataúdes ecológicos son en la actualidad una opción minoritaria. Según sus impulsores, además de los tabúes y los convencionalismos sociales, el sector no facilita las homologaciones necesarias porque perderían los lucrativos porcentajes de venta de los modelos tradicionales.
Por su parte, el traslado del ataúd al cementerio también podría ser realizado de manera ecológica. Por ejemplo, los Servicios Funerarios de Barcelona cuentan con coches híbridos, aunque son una excepción, puesto que el coche de combustión interna es el transporte establecido.
Los ataúdes ecológicos no son la única forma de realizar un sepelio ecológico:
La incineración solar: Utilizada por ejemplo en la India por los hinduistas, en su costumbre de quemar los cuerpos al aire libre. Este sistema evita la contaminación, sobre todo en forma de emisiones de mercurio, de la cremación convencional.
El “composatarium”: Sistema de descomposición aeróbico similar al del compostaje, por lo que el resultado final puede ser utilizado como fertilizante para las plantas. La empresa sueca Promessa Organic sumerge el cuerpo en nitrógeno líquido y lo convierte en polvo que también puede ser compostado.
Hidrólisis alcalina: El cadáver se disuelve mediante usa solución que permite convertir los huesos en polvo. Se trata de un método tres veces más barato que el de la incineración y el líquido disolvente se puede reciclar.
Urnas biodegradables: Se fabrican con polímeros vegetales que se descomponen con el agua o la humedad de la tierra. Un ejemplo curioso en el que se mezcla el ecologismo y la reinserción social es el de Urna Bios, una maceta realizada con cáscara de coco, rellena de turba y con una semilla en su interior. Elaborado por los internos de los centros penitenciarios catalanes, se usó por primera vez en 2004 con las cenizas de Copito de Nieve, el famoso gorila blanco del Zoo de Barcelona.