Cómo ser una empresa neutra en carbono

La implicación de las compañías para alcanzar la neutralidad climática en el planeta resulta clave. Estos son los pasos necesarios para convertirse en empresas cero emisiones
Por Guillermo Prudencio 12 de noviembre de 2021
empresa cero emisiones renovables
Imagen: Manny Becerra

Alcanzar la neutralidad climática es un asunto urgente. Si seguimos como hasta ahora, el calentamiento del planeta superará los tres grados a finales de siglo. Para contener la crisis climática y lograr un mundo cero de emisiones en 2050, todos debemos arrimar el hombro. Los ciudadanos podemos reducir nuestra huella de carbono cambiando algunos de nuestros hábitos en cuanto a alimentación o transporte, por ejemplo. Y las empresas deben ser neutras en carbono. ¿Qué significa esto? Que emiten la misma cantidad de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, vapor de agua, óxido de nitrógeno, ozono, clorofluorocarbonos e hidrofluorocarbonos) de los que compensan. Para ser una compañía neutra en carbono, se deben seguir estos tres pasos.

1. Medir: ¿cuál es mi huella?

La medición precisa de la huella de carbono “es la labor más ardua” en el camino de una empresa hacia las cero emisiones netas, explica Alejandra Gimeno, que lidera la iniciativa ‘CeroCO2’ de ECODES (Fundación Ecología y Desarrollo).

Hasta ahora, uno de los estándares más utilizados era el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol), que divide esta huella en tres “alcances” (scopes, en inglés). La última versión de la norma ISO UNE-EN ISO 14064 ya no habla de alcances, sino de emisiones directas e indirectas:

➡️ Emisiones directas

Alcance 1. Son las emisiones de fuentes propiedad de la empresa.

  • Por ejemplo, las procedentes de las calderas de gas natural de las tiendas de una empresa de distribución o de su propia flota de vehículos.

➡️ Emisiones indirectas

Alcance 2. Son las emisiones generadas por la electricidad que consume la empresa.

  • Por ejemplo, para iluminar sus tiendas u oficinas.

Alcance 3. Aquí el cálculo se complica, pues se incluyen todas las emisiones indirectas generadas en la cadena valor de la empresa. El Protocolo GHG identifica 15 categorías de emisiones posibles.

  • Por ejemplo, una empresa podría tener en cuenta el modo de transporte que usan sus empleados para llegar a trabajar, cuánto se ha emitido en la producción de los bienes que vende y qué residuos se generan al final del ciclo de vida de esos productos.

2. Reducir: ¿qué puedo hacer para que sea menor?

Una vez identificadas las fuentes de emisión más relevantes, la empresa puede actuar para minimizarlas al máximo.

  • Por ejemplo, abastecerse de electricidad con fuentes renovables, implantar medidas de ahorro energético (como iluminación led o mejorar el aislamiento de los edificios), renovar su flota con vehículos menos contaminantes, aplicar una gestión circular de residuos para reducirlos al máximo, minimizar el uso de recursos, como el papel o el agua, facilitar la movilidad sostenible a sus empleados o impulsar el teletrabajo.

3. Compensar: ¿la cantidad que no se puede reducir se puede contrarrestar?

En este último paso, la empresa puede invertir en proyectos que absorban o minimicen las emisiones de GEI para compensar por las toneladas de CO2 que no ha podido reducir.

  • Por ejemplo, restaurando bosques o desarrollando energías renovables.

Así, restando lo compensado a lo emitido, puede lograr que su balance sea cero, neutro para el clima.

“Cada vez más compañías muestran interés sobre cómo mitigar su impacto sobre el planeta”, comenta la portavoz de ECODES. Desde esta ONG alientan a actuar a través de iniciativas como #PorElClima, una comunidad de organizaciones, administraciones públicas, individuos y empresas, entre ellas, EROSKI.

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