Diez gestos ecológicos que no debe dar vergüenza hacer

Por qué pedir agua del grifo o llevarse a casa la comida que sobra del restaurante no debe dar vergüenza
Por Alex Fernández Muerza 7 de abril de 2016
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Imagen: Daniel Lobo

Para quien le dé corte pedir agua del grifo en un bar, o la comida sobrante en un restaurante para llevar a casa, es este artículo. Conocer las implicaciones ambientales y económicas de estos y otros actos nos pueden convencer para hacerlos y que el único color que nos salga no sea el colorado, sino el verde. Este artículo señala diez gestos ecológicos relacionados con la alimentación, la ropa, el transporte o la energía que no debe dar vergüenza hacer.

1. Pedir agua del grifo en un bar

El elevado consumo de agua embotellada provoca el aumento de residuos y el gasto de grandes cantidades de recursos y energía. En países como España, donde el agua corriente de calidad está garantizada, debería ser, por tanto, un gesto habitual pedir agua del grifo en un bar o restaurante. Sus responsables no deberían poner pega alguna, ya que siempre se puede consumir acompañado de cualquier otro producto.

2. Llevar la comida que sobra del restaurante

Unos 179 kilos de alimentos en buen estado se desperdician por persona al año
Un tercio de la producción alimentaria mundial para consumo humano se pierde o se desecha, según Naciones Unidas, mientras que el Parlamento Europeo calcula que unos 179 kilos de alimentos en buen estado se desperdician por persona al año, con los consiguientes costes económicos y ambientales. La comida que se deja en el restaurante se tira a la basura. Cada vez más hosteleros asumen como una práctica normal que se pida para llevar a casa e incluso disponen de envases, un punto a su favor al elegir establecimiento.

3. Adquirir alimentos con descuento por pronta caducidad

Una de las causas del derroche de alimentos se produce al tirarlos porque han caducado. Para reducir este problema, algunos supermercados ofrecen productos con descuento por pronta caducidad. Estos alimentos, en perfectas condiciones, solo hay que consumirlos en breve y, además de ahorrar dinero, así se reduce nuestro impacto ambiental.

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Imagen: Alex Fernández Muerza

4. Ir a la compra con una bolsa reutilizable o un carrito

Las bolsas de plástico de usar y tirar se utilizan 12 minutos de media, pero pueden permanecer en el medio ambiente durante siglos. La mayoría acaba en los océanos provocando daños en la fauna y flora marina. Según Naciones Unidas, entre un 70% y 90% de los residuos acuáticos de las playas son plásticos. Estos impactos se pueden evitar con bolsas reutilizables o el clásico carrito de la compra.

5. Comprar a granel

Los productos a granel son más económicos y evitan el uso excesivo del empaquetado. Cada vez son más comunes los establecimientos que emplean el granel en parte o incluso en todos sus productos.

6. Arreglar productos para que duren más

La publicidad agresiva intenta convencernos de «mejorar» con lo «nuevo», de lo «especial» de estar a la última moda, a pesar de que incluso lo que se tenga esté en buen estado. Esto supone en la práctica un gasto innecesario de recursos naturales y el aumento de residuos. Antes de adquirir nada, hay que pensar si realmente es imprescindible e intentar arreglar lo que se tiene para que dure más.

7. Vestir ropa de segunda mano

Para vestir de forma atractiva y cómoda no hace falta que la ropa sea nueva. En la actualidad se puede encontrar ropa de segunda mano de calidad y bonita en mercadillos, tiendas especializadas, Internet, etc. Asimismo, diversas iniciativas han puesto en marcha venta de ropa usada que aúnan la cuestión ecológica con la social, al contribuir a la inserción de personas con dificultades.

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Imagen: perig76

8. Desplazarse en bicicleta al trabajo

Al ir en bicicleta al trabajo, sus usuarios reducen la contaminación y el tráfico urbano, mejoran su salud y su rendimiento laboral, además de ahorrar tiempo y dinero. Diversos accesorios y tipos de bicicletas, como las eléctricas o las plegables, pueden facilitarlo. Para ello, la concienciación de trabajadores y de empresas e instituciones resulta fundamental.

9. Ponerse ropa fresca en el trabajo durante el verano

Sustituir el traje y corbata por una camisa elegante de manga corta contribuye en verano a estar más cómodo en el trabajo y reducir, o incluso no utilizar, el aire acondicionado. Además de disminuir el impacto ambiental que supone el uso de este sistema, por cada grado que se evita se ahorra un 7% de energía, razones que deberían ser suficientes para seguir el ejemplo de compañías que ya lo asumen.

10. Reclamar

Uno de los gestos ecológicos que menos vergüenza debería dar a los consumidores ecológicos y concienciados es ejercer su derecho a reclamar. La ley ampara la posibilidad de exigir actuaciones a empresas e instituciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente y su calidad de vida.

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