El «Prestige» reposa a 3.600 metros de profundidad con 70.000 toneladas de fuel en su interior

Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre lo que ocurrirá con el hidrocarburo sumergido
Por EROSKI Consumer 20 de noviembre de 2002

El petrolero «Prestige» se fue ayer a pique. Sus restos reposan ya a 3.600 metros de profundidad sin que de momento nadie haya podido aclarar los efectos en el ecosistema marino de las 70.000 toneladas de fuel que alberga en su interior. Algunos especialistas aseguran que la presión y las bajas temperaturas solidificarán el hidrocarburo. Otros, en cambio, no se atreven a llegar tan lejos y reconocen que los tanques podrían sucumbir al paso de los años y liberar «poco a poco» su contenido.

El Gobierno se sumó ayer al grupo de expertos que defienden las previsiones más optimistas. Especialistas como Juan José González, jefe del programa de contaminación marina del Instituto Nacional de Oceanografía, admitieron, sin embargo, que se han realizado muy pocas investigaciones a profundidades superiores a 3.000 metros.

Arrastrado por el remolcador chino «Deda», el «Prestige» recorrió ayer sus últimas millas antes de hundirse convertido en una imprevisible bomba contaminante. A las ocho de la mañana, el petrolero, que navegaba con una vía de agua de 50 metros y parte de la cubierta destrozada, se quebró por la mitad. En ese momento, se mantenía a flote a 246 kilómetros al Norte de Finisterre. Aunque la zona pertenece al área de control del servicio luso de Salvamento Marítimo, cuatro barcos españoles lanzaron sus estachas para enganchar la proa y la popa.

Los equipos de rescate activaron, entonces, los planes preparados a lo largo de la semana pasada cuando se descubrió que el buque sólo permanecía soldado por la parte inferior. Los especialistas tenían previsto inundar desde fuera del barco la sala de máquinas para hundir la popa. Quince minutos antes del mediodía, sin embargo, esta mitad del buque se fue a pique sin ayuda de nadie a 42 grados, 12,6 minutos de latitud Norte y 12 grados tres minutos de latitud Oeste.

La proa aguantó a flote hasta pasadas las cuatro de la tarde. Los técnicos del Ministerio de Fomento también estaban preparados para anegar el tanque de lastre y provocar su hundimiento. En este caso, el mar fue más perezoso y tardó cuatro horas en arrastrar al fondo esta parte del Prestige, que aguantó en posición vertical y asomando apenas diez metros de su proa sobre la superficie.

Hipótesis

El barco se partió justo por el centro, donde se encuentran ubicados unos depósitos que albergan 6.000 de las 73.000 toneladas de hidrocarburo que aún transportaba el buque tras los vertidos. Según Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno en Galicia, se puede calcular «a ojo de buen cubero» que el hundimiento provocó el escape de entre 3.000 y 4.000 toneladas de fuel.

Una vez certificada la desaparición del buque bajo las aguas, multitud de expertos lanzaron sus hipótesis sobre lo que ocurrirá con el fuel almacenado en los tanques del barco. Por un lado, se alinearon los técnicos que confían en la solidificación del hidrocarburo. José Luis García Fierro, investigador del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Centro Superior de Investigaciones Científicas, abanderó una posibilidad que el Gobierno también apoya. A su juicio, la presión del agua y las bajas temperaturas -en torno a 2,4º- convertirán el fuel «en una sustancia sólida difícil de moverse y dispersarse».

Cautela

La empresa holandesa Smit, contratada por el armador del «Prestige» para su rescate, también considera «poco probable» que el material se libere en las profundidades. Con todo, admite que hay que tener en cuenta factores como el oxígeno, la densidad del fuel o las temperaturas.

Juan José González, investigador del Instituto Nacional de Oceanografía, fue más cauto. «El fuel tardará años en degradarse. Además, existen muy pocas investigaciones que puedan confirmar que a más de 3.000 metros estos materiales se solidifican», detalló. Expertos franceses en mareas negras fueron más tajantes: «Todavía hay petroleros hundidos durante la Segunda Guerra Mundial que contaminan los mares».

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