Así son y serán los envases del futuro gracias al ecodiseño

El ecodiseño o diseño ecológico identifica los impactos ambientales que tiene un producto en toda su vida para tratar de hacerlo más sostenible, sin influir en su calidad ni en su función
Por Mónica Timón 5 de abril de 2021
ecodiseno envases
Imagen: Ron Lach

Un diseño adecuado de los envases ayuda a reducir su impacto en el medio ambiente y a alargar su vida útil. Por eso, el ecodiseño ha ganado cada vez mayor relevancia. Su objetivo es emplear materiales más sostenibles y duraderos y lograr alternativas ligeras, reciclables y más respetuosas con el planeta y con la salud de las personas. En las siguientes líneas te contamos más sobre esta buena costumbre que está calando en la industria alimentaria. Para ello te explicamos en qué consiste el diseño ecológico, las estrategias del ecodiseño de envases, algunos ejemplos que ya puedes ver en los supermercados y las tendencias y retos de esta forma de diseñar que cuida más de nuestro entorno.

Ecodiseño o diseño ecológico: qué es y para qué sirve

Diseñar teniendo en cuenta el medio ambiente. Es la definición sencilla del concepto de ecodiseño o diseño ecológico, una práctica que identifica los impactos ambientales que tiene un producto a lo largo de su ciclo de vida para tratar de hacerlo más sostenible, sin influir en su calidad ni en su función. Es decir, la forma y el peso de una botella de refresco, una caja de galletas o un envase de yogur ecodiseñado no es una decisión casual. Su diseño se analiza y piensa para que proteja el contenido y, a la vez, deje la menor huella en el planeta.

Desde la selección y la utilización de materias primas, su fabricación, embalaje y transporte hasta el uso y fin de su vida, cada fase se tiene en cuenta a la hora de repensar el diseño de un envase. ¿La finalidad? Huir de los productos que se rompen con facilidad, que hay que renovar cada poco tiempo o que incluso utilizan materiales nocivos para el medio ambiente.

Aunque se encuentran estrechamente ligados, diseño ecológico y diseño sostenible son conceptos distintos. El primero intenta reducir al máximo el impacto negativo en el medio ambiente. Para ello, tiene en cuenta criterios de carácter ambiental, como disminuir la contaminación o el consumo de recursos, mientras que el diseño sostenible contempla otros aspectos más allá del puramente ecológico, como los derechos humanos o el comercio justo.

En este sentido, el ecodiseño es parte de la Estrategia de Economía Circular, un plan que asegura que esta práctica puede reducir hasta el 80 % de los impactos ambientales de un producto, dependiendo del sector. Para conseguirlo, se debe tener en cuenta su durabilidad y su capacidad de reparación, así como el correcto marcado de información de cara al consumidor.

Ecodiseño en envases, herramienta clave en la alimentación

“El sector alimentario es uno de los que más afecta al medio ambiente”, confirman Saioa Ramos y Maite Cidad, investigadoras del área de cadena alimentaria eficiente y sostenible del centro científico y tecnológico AZTI. De hecho, los alimentos son responsables de cerca del 26 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, recuerdan las expertas. A esto se suma el gasto de recursos, como el suelo que ocupa su producción –un 40 %– y el agua que utiliza –el 70 % de las extracciones mundiales de agua dulce–. En este contexto, “el ecodiseño es una herramienta indispensable para reducir el impacto ambiental asociado a la producción de los alimentos y garantizar la sostenibilidad”, aseguran Ramos y Cidad.

fresas envase plasticoImagen: AlbanyColley

De ahí que su aplicación a los envases que albergan nuestra comida y bebida se vuelva esencial. En la industria de la alimentación, además, el diseño ecológico cuenta con algunas particularidades. Por ejemplo, el contenido de los envases tiene una vida útil reducida y una alta biodegradabilidad (capacidad que tienen los materiales de descomponerse por acción de microorganismos). Por ello, “la empresa debe conocer bien cuáles son los impactos ambientales que se generan de su actividad y de la de sus proveedores, un trabajo que conlleva un gran esfuerzo”, explican las investigadoras. A cambio, se consigue información útil para seleccionar mejores proveedores, enfocar los recursos internos hacia una mejora ambiental y aporta valor al producto final. Además, las empresas se pueden beneficiar de una reducción de costes, ofrecen una imagen innovadora y cumplen con la creciente demanda de los consumidores de productos más respetuosos con el medio ambiente.

Estrategias del ecodiseño de envases alimentarios

En la actualidad existen tres estrategias clave del ecodiseño de envases alimentarios, añade Leonor Pascual, del departamento de Tecnologías de Envase del Instituto Tecnológico de la Alimentación AINIA:

  • Hacer reciclable o reutilizable un envase.
  • Reducir la cantidad de material utilizado para su fabricación.
  • Fabricar con componentes alternativos, más sostenibles que los convencionales (por ejemplo, material reciclado u otros precedentes de fuentes renovables).

A su juicio, la principal particularidad de este sector es que, además de su función práctica, se debe garantizar la seguridad alimentaria, pues se trata de envases que van a estar en contacto directo con la comida. “Una de las líneas de trabajo de AINIA es precisamente la de conocer la interacción entre el envase y el alimento”, explica.

Envases más sostenibles, pero ¿más caros?

Los costes en los que se incurrirá cuando se industrialice la producción y comercialización de este envase rediseñado es un aspecto clave. Se puede dar el caso de que un diseño rompedor e interesante desde el punto de vista técnico y de mercado no sea viable por no resultar rentable a escala industrial. Por ello, es necesario tener en cuenta los futuros costes globales y tratar de encontrar aquel producto que cumpla con este aspecto básico.

Sin embargo, es un error pensar que esta innovación siempre conlleva un mayor coste. “Un envase más sostenible no tiene por qué ser más caro”, cuentan Ramos y Cidad. De hecho, “en muchas ocasiones el ecodiseño lleva de la mano un ahorro de costes”, añaden las expertas. Este ahorro puede ser directo –pues el diseño ecológico implica reducir la cantidad de material–, o indirecto, cuando ayuda a disminuir pérdidas de producto.

Coincide con esta opinión Leonor Pascual, quien asegura que un envase más sostenible puede ser más económico. “En la práctica, las estrategias de ecodiseño llevan asociada una reducción del coste final del envase”, afirma. Se trata de estrategias como la optimización de las materias primas, es decir, la fabricación del envase utilizando menos cantidad; o el uso de material reciclado, que, a priori, debe tener un coste más reducido.

cafe envasesImagen: Diermaier

No obstante, la experta de AINIA recuerda que algunos materiales no convencionales, como los bioplásticos, tienen un coste superior. “Pero hay que saber muy bien en qué casos estos materiales alternativos son la solución realmente sostenible para un determinado producto”, matiza Pascual. En el documento ‘Una estrategia europea para los plásticos en una Economía Circular’, publicado por la Comisión Europea, ya se especifica que “se desarrollarán y utilizarán materiales y materias primas innovadoras y alternativas para la producción de plástico cuando se haya probado claramente que son más sostenibles en comparación con las alternativas no renovables”. Es decir, hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida de un material para saber si realmente es más sostenible. Lo que debería ser más caro, insiste Pascual, “es no contribuir a la mejora de nuestro medio ambiente”.

Ejemplos de ecodiseño en envases

Aunque no se trata de una práctica nueva, pues se emplea desde hace años, hoy en día el diseño ecológico ha cobrado mayor importancia debido a las nuevas medidas legislativas. Los ejemplos que se pueden encontrar en los supermercados son muy variados y existe una lógica detrás de cada uno:

  • Es lo que ocurre con las cápsulas de café compostables. “Dado que es muy complicado separar el residuo orgánico de café de la propia cápsula, tiene sentido utilizar un material plástico compostable para que se pueda eliminar todo el conjunto (cápsula y producto) en la fracción de residuo orgánico”, explica Pascual.
  • Otro ejemplo son las anillas de las latas, que algunas son ya de cartón.
  • Las botellas de agua también se han rediseñado para disminuir su peso y la cantidad de material utilizado.
  • Otro ejemplo son las bolsas compostables para fruta y verdura a granel, que pueden usarse como bolsa de basura para los residuos orgánicos domésticos y eliminarla en el contenedor de residuos orgánicos.

Tendencias en ecodiseño de envases

A pesar de estos avances, la legislación y los consumidores reclaman todavía más esfuerzos a la industria. Por una parte, las normativas promueven los envases reciclables y, en el mejor de los casos, la reincorporación de estos materiales en la fabricación de nuevos embalajes, con el objetivo de conseguir la circularidad ideal. Por su parte, los consumidores demandan una menor presencia de envases, especialmente de plástico, sobre todo para aquellos productos en los que no se aprecia una necesidad evidente, como es el caso de las frutas y hortalizas enteras. En el corto plazo, “se verán estas dos tendencias reflejadas en el diseño”, vaticina Pascual.

Con relación a los materiales, entre los plásticos reciclados, por el momento solo el rPET (plástico PET elaborado con material de desecho) está autorizado en envases domésticos para el contacto directo con el alimento. “El cartón prensado y el papel seguirán implantándose en aquellos casos en los que sea posible y más ventajoso frente a otros materiales”, asegura la experta de AINIA.

También se verán nuevos diseños con mayor facilidad de reciclaje y que permitan una mejor separación de los diferentes elementos del envase. En ese sentido, la Comisión Europea ha determinado que en 2030 todos los embalajes de plástico deben ser 100 % reciclables, compostables o reutilizables.

Cómo lograr envases fáciles de reciclar con el ecodiseño

Otra posible vía de ecodiseño pone el foco en que los envases sean fáciles de reciclar. Es importante que si se usan distintos materiales sean fácilmente separables por el consumidor, por tanto, habría que evitar envases multicapa y multimaterial. También, que los elementos de pequeñas dimensiones permanezcan unidos al cuerpo principal del envase para que no se pierdan en el proceso de selección y para que quepan en los contenedores de recogida y evitar colores negros o muy oscuros, pues dificultan la labor a los sistemas de separación óptica y facilita su reciclaje.

envases bebidaImagen: PIRO4D

Es mejor si los envases de PET son transparentes o traslúcidos. Es preferible que las etiquetas no cubran más de dos tercios del recipiente, para que el material del envase sea visible y más sencillo de separar de cara a su reciclaje, asegura Ecoembes, la organización que gestiona el reciclaje de envases de plástico y de papel y cartón en España. También recomienda facilitar la labor a los ciudadanos incorporando un símbolo a los envases para realizar correctamente la separación de cada uno de sus componentes.

Etiquetas ecológicas en los envases para saber si son sostenibles

Los consumidores son un eslabón clave para que la cadena de los envases funcione con éxito. Por eso, es importante que estén informados de modo correcto. Un instrumento de comunicación entre la empresa y el consumidor son las etiquetas ecológicas. Según el informe ‘Etiquetado ambiental del producto’ de Ihobe (Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco), existen tres tipos:

  • Los mensajes en los envases. Son sistemas voluntarios que identifican y certifican de forma oficial que los productos o servicios que la llevan tienen un menor efecto sobre el medio ambiente a lo largo de su ciclo de vida. En Europa encontramos, por ejemplo, la Etiqueta Ecológica Europea y en España, la de Aenor.
  • Las autodeclaraciones. Afirmaciones hechas por el propio fabricante sobre ciertas características ambientales reseñables de su producto. Estas son las que pueden generar mayor confusión entre los consumidores u otras empresas que deseen comprobar la veracidad de estos mensajes, ya que la propia compañía es la que decide los criterios para conceder esta declaración.
  • Declaraciones ambientales de producto (DAP). Es un informe detallado, no un símbolo o un logotipo, en el que una empresa ofrece información ambiental del producto que vende o el servicio que presta. Por ejemplo, una empresa que fabrica galletas analiza y emite un informe con el consumo de energía, las emisiones o la huella de carbono que tiene a lo largo del ciclo de vida del producto, desde su diseño hasta que se convierte en residuo. No se valora si es más o menos sostenible que otros, sino que se muestran datos objetivos y contrastables. Por tanto, que un producto cuente con una DAP no quiere decir que sea más respetuoso que otro que no disponga de ella.

Como consecuencia de todo esto, en la actualidad “los mensajes más habituales que podemos encontrar en los envases hacen referencia a la cantidad de material reciclado que incorpora o a si es reciclable o compostable”, cuenta Pascual. Lo normal es que el envase incorpore el símbolo del Punto Verde, que significa que la empresa que pone el embalaje en el mercado cubre los costes de su posterior gestión en el fin de vida a través de Ecoembes. Pero, además, podemos encontrar otros símbolos que informan sobre su sostenibilidad. Por ejemplo, el Triángulo de Möbius es otra manera de indicar si es reciclable o el porcentaje de material reciclado que contiene. Y en aquellos que son compostables también se suele incluir el símbolo de la certificadora (por ejemplo, OK Compost).

Dentro de la Estrategia Europea para la Economía Circular y el Pacto Verde Europeo, existe la Green Claims Initiative, que busca que las alegaciones de mejora ambiental de las empresas estén realmente sustentadas, por ejemplo, con el uso de huellas ambientales.

No obstante, en estos momentos no existe ningún tipo de regulación relativa a la información que deberían incluir los envases en cuanto a su sostenibilidad. De ahí lo variable de la simbología y los mensajes que ofrece cada uno de ellos.

Sí existe una norma de ecodiseño, la UNE-EN ISO 14006:2011, que establece las directrices para que una empresa incorpore estos principios ambientales en su forma de trabajo. Los negocios que aplican el ecodiseño según esta norma pueden certificarse con empresas como AENOR o Bureau Veritas.

Retos pendientes del diseño ecológico

A pesar de las investigaciones y la práctica de muchas empresas en el ecodiseño, una de las estrategias más utilizadas es la de optimizar la cantidad de material del envase. Sin embargo, esta opción tiene un límite y muchas compañías ya han agotado la vía de la reducción del peso del recipiente, mientras que la necesidad de mejora no cesa.

A juicio de Pascual, el reto del diseño ecológico está relacionado con la diversidad de opciones que existen y la dificultad que implica conocer realmente qué opción es más sostenible en cada caso. Así, “será muy útil contar con herramientas (como la huella ambiental del envase, por ejemplo) que permitan obtener una idea aproximada del grado de sostenibilidad en función del material que se elija”, concluye Leonor Pascual, de AINIA.

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