Escuelas al aire libre

Colegios en plena naturaleza de todo el mundo mejoran las capacidades de los alumnos y su salud
Por Alex Fernández Muerza 7 de noviembre de 2012
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Imagen: Philip Bruchner

Las escuelas al aire libre imparten todas las actividades educativas en el bosque, el campo o la playa. Sus estudiantes desarrollan más sus capacidades y tienen mejor salud, según diversos estudios. En España este modelo se encuentra en un estado incipiente, mientras en países como Alemania lleva décadas implantado y tiene más de mil de estas escuelas. Este artículo explica las ventajas de estudiar en plena naturaleza, señala las escuelas al aire en España y recuerda su gran desarrollo en otros países de Europa.

Escuelas al aire libre: ventajas de estudiar en plena naturaleza

Philip Bruchner, promotor de Bosquescuela, una de las escuelas al aire libre en España, explica que la naturaleza es el aula, los niños están todo el año al aire libre y la mayor parte del material didáctico proviene del entorno.

En Alemania se calcula que hay más de mil escuelas al aire libre
Heike Freire, psicóloga, filósofa y autora del libro ‘Educar en verde‘, apunta que algunas de estas escuelas disponen de un edificio, pero realizan al aire libre entre un 70% y un 90% de sus actividades. En otros casos están instaladas en ese ambiente, donde tienen distintas áreas de estancia y aprendizaje según la época del año, el clima o los intereses de los niños. Según esta experta, cada vez más centros educativos integran su proyecto educativo en su entorno natural y social (explotaciones agrícolas, granjas, museos, etc.), o transforman sus patios en huertos, jardines, etc.

Los defensores de educar al aire libre destacan sus ventajas para los escolares. Bruchner cita diversos estudios pedagógicos sobre niños que al llegar a Primaria tienen más creatividad y fantasía, hacen sus deberes de forma más independiente, siguen mejor las clases y se expresan de forma más precisa que los provenientes de colegios convencionales.

Freire añade varias investigaciones para afirmar que los niños que juegan y aprenden en un entorno natural con regularidad tienen un sistema inmunitario más fuerte y caen enfermos con menor frecuencia; presentan menos problemas de obesidad, asma y alergias; desarrollan mejor sus habilidades motoras, de equilibrio, agilidad y coordinación; mejoran su capacidad de razonamiento, observación, atención y concentración; despliegan una actividad más creativa; son más autónomos y capaces de mantener una autodisciplina; tienen más habilidades sociales; expresan sentimientos de cuidado, empatía, amor y unidad con el mundo y en defensa del medio ambiente, etc. «Tenemos a los niños en espacios cerrados donde creemos que están más seguros y en realidad les imponemos vidas no saludables», asevera esta experta.

Las escuelas al aire libre llegan a España

La organización Interprende y la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente impulsan en España este modelo educativo, al que denominan Bosquescuela. Bruchner explica que está adaptado al sistema educativo español y se dirige a estudiantes de 3 a 6 años (segundo ciclo de Educación Infantil). De momento, sus responsables tramitan en la Comunidad de Madrid la apertura del primer centro, aunque su objetivo es crear una red en toda España.

El promotor de Bosquescuela detalla el día a día de una escuela al aire libre. A la mañana, los padres llevan a sus hijos al punto de encuentro cerca del bosque con la cabaña en la que guardan la ropa, el material y se refugian si el tiempo empeora. Después de una actividad de bienvenida, los profesores imparten una clase (como matemáticas, arte o lecto-escritura) y, una vez finalizada, cogen su mochila y salen de excursión en un trayecto de entre medio y un kilómetro. Allí almuerzan, hacen juego libre, se les narra un cuento y regresan a la cabaña, donde un servicio de catering les sirve comida saludable, y después duermen la siesta. Por la tarde, se imparte otra clase y disfrutan de otro periodo de juego libre hasta que los padres les recogen. Un día a la semana se realiza una excursión a la ciudad o a un pueblo y otro día se imparten talleres (de madera, de papel, de barro, de agua, etc). La clase tiene tres profesores para 25 estudiantes.

En la actualidad, además de Bosquescuelas, se pueden citar otros proyectos de escuela al aire libre, como el del Grupo de Juego Saltamontes en Madrid. En Barcelona ha habido varios espacios abiertos itinerantes y diversas escuelas públicas, privadas y concertadas convencionales dan protagonismo a la naturaleza en su labor educativa.

Freire recuerda que España fue pionera en vincular naturaleza y educación. En 1889, el sacerdote y pedagogo Andrés Majón creaba en Granada las Escuelas del Ave María. En 1914, el Ayuntamiento de Barcelona promueve la primera «Escola del bosc» en Montjuic y, enseguida, la Institución Libre de Enseñanza abre otra en la Dehesa de la Villa de Madrid y en 1922 la Escola del Mar en la playa de la Barceloneta.

Un modelo educativo implantado en Europa

Heike Freire y Philip Bruchner destacan que mientras en España el modelo educativo de las escuelas al aire libre está en un estado muy incipiente, en otros países está consolidado desde hace años. En los países escandinavos (Suecia, Dinamarca, etc.) comenzaron a finales de los años 50 y en la actualidad están muy extendidas. En Alemania, tras su reconocimiento oficial en 1993, se calcula que hay más de mil. También tienen Suiza, Gran Bretaña, Austria, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, entre otros. En Escocia, el Ministerio de Educación insta a los centros educativos a ofrecer a sus alumnos «progresivas, sostenibles, frecuentes y regulares oportunidades de juego y aprendizaje al aire libre».

Estos dos expertos creen que para que las escuelas al aire libre se extiendan en España como en otros países, se necesita concienciar a las administraciones, los centros educativos y los padres de las ventajas de este modelo educativo. Bruchner asegura que no tiene que ser más caro que un modelo convencional. De hecho, el alto ratio de personal por alumno es posible, porque no hace falta una inversión ni un mantenimiento en instalaciones caras y muchos de los materiales educativos provienen de la naturaleza.

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