Italia propone contra la contaminación prohibir la venta de coches a las personas que no dispongan de garaje

El Gobierno pretende aplicar de inmediato esta y otras medidas, como potenciar los carburantes ecológicos y los horarios escalonados
Por EROSKI Consumer 16 de enero de 2002

En las últimas semanas el aire es irrespirable en Italia. Una larga sequía y la ausencia de viento han disparado la contaminación en el norte del país y los niveles de polvo en suspensión de las grandes ciudades han pasado de largo el umbral de emergencia.

En una decisión sin precedentes, un centenar de municipios, incluidas urbes como Milán, Turín y, Florencia, prohibieron el pasado domingo el uso del coche. La orden provocó que cuatro millones de italianos se desplazaran a pie, en bicicleta o con transportes públicos.

La situación se mantiene esta semana al borde de una nueva prohibición y Milán, capital económica de la nación con un millón y medio de habitantes, ha estado a punto de adoptar hoy, día laborable, la drástica decisión de las autoridades.

«Nos jugamos la salud»

El resto del país no está mucho mejor y el Ministerio de Medio Ambiente ha anunciado un plan de choque para combatir la contaminación. Entre las propuestas del Gobierno de Silvio Berlusconi se incluye una medida radical: quien compre un coche deberá demostrar que posee un lugar donde aparcarlo.

Esta medida, combinada con el control de los accesos, persigue descongestionar las ciudades y racionalizar el uso del coche, pero es más fácil decirlo que hacerlo en una ciudad como Milán, en la que entran cada día alrededor de 800.000 vehículos. El Gobierno pretende aplicar de inmediato esta y otras medidas, como potenciar los carburantes ecológicos y los horarios escalonados.

Las prohibiciones dominicales del uso de transporte privado no son algo raro en Italia, pero semejante parón en bloque no se había producido nunca. Es cierto que responde a una situación inusual -una sequía insólita-, pero evidencia la necesidad de actuaciones más profundas. El bloqueo puntual del tráfico es sólo un parche. «Los alcaldes son como un médico que tiene un paciente con un resfriado pero espera que tenga una pulmonía para prescribirle una medicina», lamentó ayer el presidente de la asociación ecologista Legambiente, Ermette Realacci. Y el propio ministro de Sanidad, Girolamo Sirchia, no escatimó dramatismo: «El aire de nuestras ciudades está fuertemente contaminado, y hay que decir con claridad que hemos llegado al punto en que nos estamos jugando verdaderamente la salud».

Datos estremecedores

Legambiente proporcionó ayer los estremecedores datos de un año de observación en las capitales italianas del llamado Pm10, minúsculos granos de polvo que se deslizan en el organismo a través de las vías respiratorias. Según la legislación europea, el límite máximo recomendable se sitúa en 50 microgramos por metro cúbico. Pues bien, dado el número de días en que superaron esa barrera, Turín y Génova deberían haber parado el tráfico ocho de los doce meses del año. En otras capitales, como Bolonia, Parma o Brescia, el bloqueo debería haberse producido durante seis meses. Roma y Florencia superaron el umbral durante un total de cuatro meses.

La sequía y la polución acaparan estos días la atención de los italianos. El caudal de los grandes ríos, como el Po, ha descendido a niveles históricos, no hay nieve en las estribaciones de los Alpes y las verduras están por las nubes. Los telediarios aconsejan dietas anti-contaminación, con plátano, kiwi y verduras, ricos en antioxidantes. Se recomienda que los niños no vayan en cochecito, pues están más expuestos a los coches, y los médicos dan un ultimátum a los fumadores: «Deje de fumar o deje la ciudad». Sólo queda esperar que la lluvia se lleve el problema.

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