Entrevista

Javier de La Puente, experto en árboles urbanos

La caída de ramas y árboles urbanos es un problema de falta de planificación y de gestión a largo tiempo
Por Alex Fernández Muerza 12 de diciembre de 2014
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Imagen: COITF

Las caídas de ramas en Madrid, con el resultado de varios fallecidos, convirtieron en noticia de portada un tema sobre el que normalmente no se habla: el arbolado urbano. Javier de La Puente, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales (COITF), señala que este problema se debe a una falta de planificación y de gestión a largo tiempo no solo en Madrid, sino en toda España. Según este experto, con una dilatada vida profesional relacionada con el medio ambiente, “falta mucha cultura del árbol en nuestro país y no se conocen ni valoran sus múltiples beneficios”.

¿Cuál es el estado de los árboles urbanos en España?

“El arbolado urbano en España se ha trabajado de forma improvisada”
En general su estado es muy aceptable, aunque va por comunidades autónomas y municipios, responsables estos últimos de su gestión. No sólo porque la gestión sea buena o mala, sino también por la sensibilización y exigencias de los ciudadanos. Un mérito especial debe recaer en los técnicos que, en muchos casos, tienen que afrontar las incorrectas decisiones en cuanto a la selección de especies de árboles plantados en las ciudades hace 20-30-40 años y cuyas consecuencias advertimos en nuestros días.

¿Por ejemplo?

Un claro ejemplo son los plátanos, de los que no se tiene en cuenta su crecimiento, cierran el paso en las calles, las aceras, porque son demasiado grandes. O plantar especies como mimosas o cipreses cerca de espacios escolares, que luego provocan alergias.

¿A qué se ha debido la caída de árboles en Madrid?

La caída de ramas y árboles en Madrid es un problema de falta de planificación y de gestión a largo tiempo del arbolado urbano. Nos han anunciado que Madrid, Barcelona y Pamplona trabajarán con planes y protocolos para planificar de modo adecuado (Plan Director del Arbolado Urbano).

¿Se ha trabajado sin planificación?

En Madrid y en toda España. Sin planificación, sin normativa en la plantación, en la elección de especies, en el riego, en las podas, sin protocolos de calidad, con políticas cambiantes cada cuatro años, con improvisadas campañas de podas, talas o tratamientos fitosanitarios. Pero dicho esto, no se debe olvidar que los árboles son seres vivos y sus comportamientos responden a esta condición. La arboricultura es, como la medicina, una ciencia incompleta e inexacta. Los notables avances de las técnicas de diagnóstico y tratamiento en los últimos años, junto con la adecuada formación de los profesionales y la concienciación de los ayuntamientos en la elaboración y dotación de planes de gestión, harán que sea más rigurosa la gestión del arbolado urbano.

¿Qué país de nuestro entorno señalaría como un buen ejemplo que debería seguirse?

“Madrid es una de las ciudades con más árboles urbanos del mundo”
El país más serio en gestión planificada es sin duda Alemania. No obstante, se deben considerar muchos factores (técnicos, económicos, sociológicos, ecosistémicos, etc.). Pero el hilo común conductor que debe marcar el cuidado de los árboles urbanos pasa por la cultura y sensibilidad de los ciudadanos y sus dirigentes, asistidos por técnicos bien formados. Nadie hace las cosas mal de una forma intencionada. Cuando viajas por España y otros países del mundo, se pueden comprobar excelentes prácticas. Las diferentes condiciones climáticas ayudan mucho. Sería muy aventurado citar ciudades de forma categórica y formal, más allá de mis opiniones subjetivas.

¿Las ciudades españolas tienen suficientes arboles o deberían tener más?

Si me lo pregunta a mí, le diré que hay pocos. Si se lo pregunta a un constructor, le dirá que muchos. Madrid es una de las ciudades con más árboles urbanos del mundo. La cesión de los grandes jardines de aristócratas y reyes para nuestro uso y disfrute, como El Retiro, la Casa de Campo, el Pardo, la Fuente del Berro, los Jardines del Capricho, etc., son, sin pedirla, nuestra herencia. Si la queremos conservar, tenemos que esforzarnos en gestionarla bien y dotarla con el suficiente presupuesto.

¿Cómo se determina que un árbol urbano puede ser un peligro?

Un Plan de Gestión serio empieza con un buen inventario del arbolado, con revisiones programadas, donde se pueda contrastar su estado con la situación anterior y dar respuesta a los cambios detectados. Los árboles nos muestran sus debilidades, enfermedades, ataques y su decrepitud. Tenemos que cuidar que tengan agua y alimentos adecuados, incluso su respiración puede estar afectada. Estos signos suelen ser externos (excesiva inclinación, plagas de insectos, enfermedades por hongos, ataques por otros agentes, como gamberrismo, autos, rayos, vendavales, etc.). Hay otros signos que no son tan evidentes al ser internos o escondidos en las raíces, pero hoy en día hay aparatos que los pueden detectar, como georradares para estudiar el estado de la raíz, tomógrafos sónicos o tomógrafos de impedancia eléctrica para detectar huecos o madera podrida, resistógrafos que miden la resistencia de la madera, etc.

¿Qué esfuerzo requieren todas estas medidas?

Los árboles, como seres vivos que son, necesitan continuos cuidados y más cuando están en un ambiente hostil como la ciudad. El esfuerzo es grande o pequeño dependiendo de lo que queramos, ¿queremos un parque como el de El Retiro de Madrid, declarado Histórico – Artístico y además pretender que sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con restricciones en su gestión? ¿Pretendemos seguir con el sobreuso de eventos “deportivos/musicales/ruidosos/comerciales” y “culturales/comerciales” a que está sometido? Revisar el estado de los miles de árboles de una ciudad es un esfuerzo enorme cuando no se ha hecho nunca o hace años que no se realiza.

¿Es muy costoso mantener en buen estado los árboles urbanos?

“Falta mucha cultura del árbol en España, no se conocen ni se valoran sus múltiples beneficios”
Depende de cómo valoremos al arbolado. Para muchas culturas el árbol, después de los seres humanos, son los organismos vivos más importantes. Nos olvidamos con frecuencia de sus funciones y no les agradecemos todo lo que nos regalan: belleza, cuidado y sujeción de nuestro suelo, protegen y regulan las lluvias, son centro de la biodiversidad animal, nos protegen del sol, nos purifican el aire, consumiendo muchos gases contaminantes (CO2) a cambio de oxígeno, las hojas se encargan de absorber el polvo y las partículas que se encuentran en el aire. También regulan la temperatura y humedad. Los rayos del sol se filtran a través de las hojas y producen algo que no puede faltarnos en verano, la sombra. En cuanto al consumo energético se puede ahorrar hasta un 10%, gracias a su efecto de aire acondicionado ecológico. La vegetación también hace de aislante, las cortinas de los árboles pueden llegar a reducir el ruido de 6 a 10 decibelios.

Señalaba su consumo de CO2, un aspecto esencial en la lucha contra el cambio climático. ¿Hasta qué punto es importante?

Más de un 20% de las emisiones de CO2 que la actividad humana genera y que ocasiona el calentamiento de nuestro planeta, lo absorben nuestros árboles, y no se lo reconocemos.

¿Qué sería necesario para mantener en buen estado los árboles de nuestras ciudades?

Debemos tener Planes de Gestión de nuestro arbolado, permanentes en el tiempo, con presupuestos adecuados y con técnicos bien formados y valorados, que conocedores del seguimiento de la vida del árbol den respuesta a cualquier signo que muestre. Hay que empezar por el principio, cuando se planta un árbol: que tenga una garantía de calidad, que sus raíces no estén por ejemplo espiralizadas, libres de enfermedades, que el sitio dónde se vaya a plantar tenga un buen drenaje, con tierra adecuada, con suficiente espacio para su desarrollo, etc. Nos falta exigir en nuestros proyectos y aplicar la normativa de calidad en el arbolado urbano. En la ejecución de los proyectos de urbanización hay que evitar dejar para lo último el tema de la jardinería, que se queda sin presupuesto, o que se echen por debajo los escombros, porque no es cierto como dicen los constructores que “drenan muy bien”.

¿Qué pueden hacer los ciudadanos?

El ciudadano tiene el derecho y la obligación, por lo menos moral, de denunciar lo que pueda afectar al medio ambiente, en este caso, a su arbolado. Falta mucha cultura del árbol en España, no se conocen ni se valoran los múltiples beneficios que nos aportan y, en general, no se distingue más allá de árbol, pino o palmera. Me desespero cuando veo una obra en la calle y el alcorque (el hoyo alrededor del árbol) se llena de cemento, o cuando las terrazas de los bares hacen desaparecer los árboles, tapando el alcorque para poner otra mesa. Otros clavan un cenicero en el árbol o chinchetas para sujetar su anuncio. ¿Quién no ha visto las zanjas en nuestras calles y parques, en las que se cortan raíces como si no fuesen de nadie, luego se cae el árbol y nadie sabe por qué?

Se ha comentado que en alguna ciudad se han “curado en salud” y han talado arboles, en algunos casos de muchos años o incluso singulares, para evitar caídas como la de Madrid, sin que el árbol estuviera enfermo. ¿Tiene constancia de ello?

Lo triste es que la Administración se mueve al compás de los políticos, “cuidado que se aproximan las elecciones, que no se caiga ni uno, y si es necesario cortarlo por si acaso”. No tengo constancia, ni creo que se estén talando árboles o cortando ramas sin que haya un motivo, pero es verdad que “se están curando en salud” y creo que se está realizando la falta de mantenimiento acumulada de varios años.

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