Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), publicado con el título «La riqueza de los residuos: economía del uso de las aguas residuales en la agricultura», recomienda el uso de aguas residuales urbanas en la agricultura para mitigar la escasez de este elemento y reducir costes.
Reciclar las aguas residuales urbanas y usarlas para los cultivos agrícolas «puede ayudar a mitigar los problemas de escasez de agua y reducir la contaminación en ella», afirma el trabajo. El uso de aguas residuales tratadas en la agricultura «se practica en cerca de medio centenar de países y ocupa una superficie que asciende al 10% del total de tierras cultivadas a escala mundial», afirma el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Esta práctica atrae cada vez mayor interés en todo el mundo, y en algunos países como España y México, un porcentaje elevado de aguas tratadas se destina al riego. No obstante, a escala global, «tan sólo una pequeña parte de las aguas residuales tratadas se utilizan para la agricultura», apuntan desde la FAO. Los estudios de casos incluidos en el informe indican que una gestión segura de las aguas residuales en la producción alimentaria supone «una forma de aliviar la competencia entre las ciudades y la agricultura por el agua en regiones donde la escasez aumenta», señala el director Adjunto de la División de Tierra y Aguas de la FAO, Pasquale Steduto. «En un contexto adecuado puede ayudar también con el tratamiento de las aguas residuales y la consiguiente contaminación de los ríos», añade.
Steduto mantiene que se ha constatado que los campesinos también podrían ahorrarse parte del coste de bombear aguas subterráneas, al tiempo que los nutrientes presentes en las aguas residuales reducen el gasto en fertilizantes. «Tratada de forma adecuada y reciclada en forma segura, el agua puede ofrecer potencialmente un triple dividendo a los usuarios urbanos, los campesinos y el medio ambiente», concluye.