La industria clorocaústica española emite hasta 63 veces más mercurio del recomendado, según un estudio

Ecologistas en Acción denuncia que la legislación española no regula las emisiones de mercurio
Por EROSKI Consumer 12 de julio de 2006

La industria clorocáustica española tiene algunas instalaciones que emiten hasta 63 veces más mercurio a la atmósfera del recomendado, según un estudio presentado por Ecologistas en Acción. El trabajo se ha realizado entre el 7 y el 12 de junio de este año en las plantas de Aragonesas en Palos (Huelva), Solvay en Torrelavega (Cantabria) y Químicas del Cinca en Monzón (Huesca).

Los resultados del análisis han dado niveles de mercurio (Hg) en aire de 1924’14 ng/m3 (nanogramo por metro cúbico) en Aragonesas; 510,34 ng/m3 en Solvay; y 19.650 ng/m3 en Químicas del Cinca. Los valores límite recomendados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) son de 300 nanogramos por metro cúbico, mientras que la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) rebaja esa cantidad a 200 nanogramos por metro cúbico de aire.

Bajo el título de «Inmisiones de mercurio procedentes de la industria clorocaústica», este informe ha sido presentado en una rueda de prensa por Leticia Baselga, responsable en Ecologistas en Acción de la campaña «Mercurio». El problema del mercurio es que «tiene un manejo muy malo», pues a partir de 21 grados pasa a forma de vapor, aseguró José María Esgrí, colaborador de esta campaña, geólogo y profesor asociado de la Universidad de Castilla-La Mancha. El mercurio que cae al agua o al suelo «se convierte rápidamente en metilmercurio, la forma en la que penetra en la cadena trófica y se bio-acumula», explicó el experto.

Además, las plantas de Torrelavega y de Monzón «están rodeadas» de viviendas, colegios y ríos, «lo que provoca la penetración de mercurio en los habitantes de la zona», aseguró Baselga. El problema principal es que la legislación española no regula las emisiones de mercurio, señaló la responsable de Ecologistas en Acción. Y ello a pesar de que este metal puede permanecer hasta dos años en la atmósfera.

La producción de cloro con celdas de mercurio, tal y como se hace en esas plantas, es una tecnología «anticuada y obsoleta», apuntó Baselga, que pidió que la industria clorocáustica «se reconvierta a procesos de producción limpios y deje de contaminar con mercurio».

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