La producción de agua desalada en España roza ya los 400 hectómetros cúbicos al año

El Gobierno quiere duplicar esta cantidad, lo que incrementaría en cerca de un punto el porcentaje de emisiones permitido por Kioto en un año
Por EROSKI Consumer 26 de abril de 2004

Cada año se desalan en España casi 400 hectómetros cúbicos de agua, lo que permite abastecer a dos millones y medio de personas, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. En las cifras se incluyen tanto la desalación de aguas salobres -agua subterránea salinizada, ya sea de acuíferos costeros en contacto directo con el mar o de acuíferos aislados del mismo- como de aguas marinas. Aproximadamente, la mitad de la producción correspondería a aguas marinas y la otra a aguas salobres, aunque el número de plantas para desalar agua de mar es menor que el de salobre, pues éstas tienen menos capacidad. Así, de unas 750 plantas desalinizadoras que hay en España, unas 200 son de agua de mar, cada vez con mayor capacidad y mejores tecnologías.

Las últimas desaladoras puestas en marcha en nuestro país son parte de las 41 que se contemplan dentro del Plan Hidrológico Nacional (PHN) -de las que doce se encuentran en la zona receptora del trasvase del Ebro-, que prevé duplicar el volumen de agua desalada hasta alcanzar unos 450 hectómetros cúbicos anuales en 2008. Pero serán más. El nuevo Gobierno propone como alternativa al trasvase del Ebro otros 404 hectómetros cúbicos de agua obtenida por desalación. El inconveniente es que estas plantas son grandes consumidoras de energía y emiten a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2).

Además de las emisiones contaminantes, el otro gran problema de las desaladoras son los vertidos hipersalinos (vertidos de salmuera) con efectos negativos en la fauna y flora marinas, especialmente la Posidonia oceánica en el mar Mediterráneo.

Cinco años de plazo

Las previsiones del PHN para que estas desaladoras estén todas a pleno funcionamiento se refieren al año 2008, mientras que para los 404 hectómetros cúbicos adicionales propuestos por el actual Gobierno se marca un plazo de cinco años. Es decir, que para 2010 podríamos estar por encima de los 850 hectómetros cúbicos anuales de agua desalada. Esta cifra se acerca a los 860 hectómetros cúbicos de agua que el trasvase del Ebro preveía para las cuencas del Júcar, Segura y Sur.

Análisis realizados por técnicos del Ministerio de Medio Ambiente calcularon que para desalar esos 860 hectómetros sería necesario un consumo energético de 3.300 millones de kilovatios a la hora. Con este consumo energético, España incrementaría en casi un punto el porcentaje de emisiones permitido por el Protocolo de Kioto para nuestro país en un año.

Teniendo en cuenta que, aproximadamente, cada gigavatio/hora que se genera equivale a la emisión de 1.000 toneladas de dióxido de carbono para una central de carbón y 425 toneladas de CO2 en el caso del gas, las emisiones procedentes de desalar 860 hectómetros cúbicos de agua serían de 3,3 millones de toneladas de CO2 en el primer caso y de 1,4 millones en el segundo. La cantidad de emisiones de CO2 que prevé evitar el Plan de Fomento de las Energías Renovables entre 1999 y 2010 en lo que a generación de electricidad se refiere, es de más de 36,5 millones de toneladas. Por tanto, desalar esa cantidad implicaría emitir en 2010 entre un 3,84% y un 9% del total de CO2 que pretende evitar el citado plan.

Y es que existen cuatro consumos energéticos básicos asociados a la desalación de agua de mar: el bombeo de la toma hasta el depósito de entrada, el proceso de desalación en sí (ósmosis inversa con bombas de alta presión y recuperación de energía), el bombeo del agua producto hasta la balsa de salida y la elevación del agua producto desde la balsa de salida hasta la entrega.

Conscientes de este consumo energético, y después de que su plan alternativo fuera duramente criticado por las organizaciones ecologistas, el PSOE concretó que buena parte de esa agua desalada provendría de plantas que se alimentaran con energías limpias, tales como la eólica, solar y la biomasa.

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