La organización ecologista Oceana denunció ayer que un buque de crucero con capacidad para unas 2.000 ó 3.000 personas genera unas 1.000 toneladas de residuos al día, a menudo en zonas de gran sensibilidad medioambiental, gracias a un vacío legal internacional que permite vertidos que en tierra están prohibidos.
El informe «Contaminación por cruceros», publicado ayer por Oceana, revela que actualmente unos 300 de estos barcos transportan a millones de pasajeros por todo el mundo, verdaderas ciudades ambulantes con piscinas, cines, restaurantes, saunas, pistas de tenis, tintorerías y tiendas de fotos. Los destinos preferidos son también los más sensibles, como Alaska, el Caribe, el Mediterráneo o los fiordos nórdicos.
Como consecuencia de esta actividad, el informe indica que cada buque vierte diariamente al mar entre 550.000 y 800.000 litros de aguas grises (procedentes de duchas, lavabos, piscinas, o lavadoras), además de entre 100.000 y 115.000 litros de aguas negras, entre 13.500 y 26.000 litros de aguas oleosas de sentinas (derivadas del funcionamiento de motores y turbinas), entre 7.000 y 10.500 kilos de basura y residuos sólidos, y entre 60 y 130 kilos de residuos tóxicos.
En este último caso, se estima que la mayor parte de los residuos tóxicos proceden de las tiendas de fotografía, que generan cerca de 75 litros de productos químicos al día. Se añaden, entre otras cosas, unos 7 litros de pinturas usadas, 3,8 litros de la limpieza en seco de las tintorerías, 0,65 litros de fluorescentes, 0,3 kilos de pilas, y 0,2 kilos de residuos médicos. Muchas veces se producen también vertidos ilegales de hidrocarburos.
Estudio en Alaska
Las consecuencias para el entorno marino se han demostrado en estudios como el realizado en Alaska, donde pudo comprobarse, en 68 de las 70 muestras tomadas en efluentes de crucero con sistemas de tratamiento estándar, que se superaban los niveles de bacterias coliformes en aguas fecales. Otro estudio, también en Alaska, detectó patógenos en niveles entre 10.000 y 100.000 veces superiores a los máximos autorizados por la ley federal.
Otro problema es el de las aguas de lastre, de las que cada barco vierte unos 70.000 litros diarios, con el consiguiente riesgo de introducir en los ecosistemas faunas y floras invasoras procedentes de otras regiones. En cuanto a la contaminación atmosférica, el consumo de combustible de un crucero es equivalente al de 12.000 vehículos y suele tratarse de fuel de mala calidad, más barato.
Por último, el informe de Oceana hace referencia a los daños causados por las anclas, que pueden destruir hasta 190 metros cuadrados de fondo de coral, o los provocados por las ampliaciones de puertos y construcción de nuevas instalaciones para albergar los buques.