Oruga procesionaria del pino: por qué es peligrosa para los peques y qué hacer si la tocan

Estos insectos no son venenosos y no pican, pero sus púas pueden penetrar en piel, ojos y nariz y provocar problemas que van desde urticaria de contacto hasta reacción alérgica
Por María Huidobro González 28 de marzo de 2024
insectos oruga procesionaria
Imagen: _Alicja_
Uno de los miedos infantiles muy común es el temor a los insectos y bichos (entomofobia). Pero hay peques “muy valientes” que jamás entran en pánico al ver una araña en la pared o una avispa que revolotea por la comida. Y hasta les puede tanto su curiosidad que se animan fascinados a tocar a los bichos, sin medir las consecuencias. Con el buen tiempo, hay un insecto mortal para los perros y peligroso para los niños: la oruga procesionaria del pino. Te contamos qué es, dónde está, qué puede producir en los peques, qué debes hacer si sufre su picadura y cómo prevenirla.

Qué es y dónde se encuentra

La oruga procesionaria del pino es la forma larvaria del lepidóptero nocturno Thaumetopoea pityocampa. Este insecto resulta muy llamativo, pues tiene su cuerpo repleto de pelos microscópicos (cada ejemplar tiene unos 500.000 tricomas), que le sirven como órganos de defensa ante sus depredadores. De hecho, si se siente amenazado, lanza estos arpones contra su “enemigo”. Y por si esto fuera poco, estas púas se desprenden con facilidad y son muy ligeras, por lo que flotan en el aire y pueden ser transportadas por el viento sin dificultad.

Hoy en día, esta oruga se considera una plaga en los países mediterráneos y, debido al cambio climático, se está expandiendo hacia el norte de Europa. En España, la encontramos en toda la península y Baleares, tanto en zonas forestales como en parques, jardines y zonas recreativas con presencia de pinos. Pero no solo le gustan estos árboles. También se hallan en cedros y abetos.

Por qué la oruga procesionaria es peligrosa para los niños

Tanto si estas orugas nos ven como una amenaza como si no, para las personas sí lo son. Y más para los más pequeños. “La población infantil es especialmente susceptible a la afectación por los lepidópteros, seguramente por la curiosidad de los niños que les lleva a tocar las orugas o por jugar con la arena o la vegetación que contiene a estos insectos”, se detalla en este artículo de ‘Actas Dermo-Sifiliográficas’, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Y es que estos insectos resultan muy atractivos para los peques no solo por sus pinchos, porque también otras orugas como la lagarta peluda o la oruga de los prados tienen muchas púas y son inofensivas. ¿Cómo diferenciarlos de otras orugas? Por la forma en la se mueven: desfilan una tras otra, como si estuvieran procesionando. De ahí su nombre tan peculiar.

oruga procesionaria peligro para perros
Imagen: Marc Pascual

En los primeros días de buen tiempo primaveral, estas orugas abandonan los nidos de los pinos en procesión para dirigirse al lugar donde ya bajo tierra pasarán la fase de crisálida hasta convertirse en polillas: bordes o claros del monte, en zonas frías o templados, y áreas sombreadas en climas cálidos. Y son precisamente en esas jornadas cuando resultan un verdadero peligro para los niños.

Qué pasa si un niño toca una procesionaria

Estas orugas no son venenosas, pues no tienen ningún tóxico. Y tampoco pican. Pero un mínimo contacto con sus pelillos puede provocar en los peques muchos problemas. Y es que son capaces de clavarse en la piel o penetrar en los ojos y la nariz y producir:

  • Urticaria de contacto y dermatitis papulosa. “Es la primera causa de reacciones urticantes por lepidópteros”, recuerdan los expertos. Los habones aparecen rápido, mientras que las erupciones rojas surgen a las horas, pican mucho y duran días. La actividad física y el rascado no ayudan a reducir estas reacciones que se localizan en zonas descubiertas, y en los niños, por lo general, en las palmas y entre los dedos de sus manos.  
  • Irritación en los ojos (conjuntivitis).
  • Rinitis, asma, disnea (falta de aire).
  • Reacción alérgica mediada por IgE. “En los últimos años se han descrito varios casos de reacciones anafilácticas por este insecto”, reconocen los alergólogos infantiles, aunque no es lo común.

El gran inconveniente es que ni siquiera es necesario el contacto directo con las orugas. Como sus pelillos se desprenden con facilidad y flotan en el aire, también pueden ocasionar problemas de salud sin haberlas tocado. Estar cerca de las zonas donde abundan y los días de viento son factores que debemos tener en cuenta. Y también no hay que perder de vista que pueden engancharse en objetos (madera, piñas, ropa, etc.) o en el pelo de nuestras mascotas, por lo que hasta fuera de los pinares todos podemos sufrir sus síntomas.

Consejos para evitar reacciones por oruga procesionaria del pino

Los expertos hacen las siguientes recomendaciones que deben considerar, sobre todo, los alérgicos a la oruga de la larva procesionaria del pino:

  • Entre enero y abril y sobre todo en días de viento, conviene no pasear por arboledas o pinares donde pueda procesionar, tenga sus nidos o haya árboles afectados por este insecto.
  • Enseña a tu hijo a diferenciar esta oruga del resto que pululan en las zonas arbóreas.
  • Si hay procesiones de orugas, haz que los niños no se acerquen. No se debe molestarlas, ni tocarlas ni barrerlas, ya que podrían lanzar sus dardos.
  • No recojáis piñas ni leña de los pinares infectados. Ni se os ocurra tocar o tocar nidos de orugas.

Qué hacer si tu hijo toca una oruga

Si a pesar de todas estas precauciones, tu hijo ha tocado una oruga procesionaria:

  • Intenta que no se rasque ni se frote, porque podría extender la reacción.
  • Quítale los pelos con unas pinzas o una tira adhesiva. No lo hagas con las manos.
  • Lava la zona con agua abundante.
  • Acude al médico por si fuera necesario tomar antihistamínico o corticoides.
  • Es una urgencia si hay dificultad para respirar o inflamación de cara o lengua.
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