¿Podrías vivir un mes sin coche?

El reto #DesAUTOxícate propone vivir un mes sin automóvil para comprobar las ventajas de la movilidad alternativa
Por Alex Fernández Muerza 4 de junio de 2015
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Hacer vida normal durante un mes, pero sin coche. Es el reto que propone la iniciativa #DesAUTOxícate, para demostrar que es posible y mejor para el medio ambiente y el bolsillo del ciudadano practicar una movilidad sostenible, como ir a pie, en bicicleta, en transporte público o en viajes compartidos. Este artículo señala el reto para vivir un mes sin automóvil, las razones para dejar de usar el vehículo privado y cómo conseguirlo.

Vivir un mes sin coche: #DesAUTOxícate

«Si una persona es capaz de cubrir sus necesidades de movilidad durante un mes con sistemas alternativos al coche privado, lo podrá conseguir de forma indefinida», sostiene José Luis López, portavoz de #DesAUTOxícate, un reto planteado por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) con el apoyo de la Fundación Biodiversidad y el sistema de alquiler de automóvil por horas («carsharing«) Bluemove.

Usar el coche no es la única alternativa de transporte ni la mejor
El objetivo es sensibilizar a los ciudadanos en la lucha contra el cambio climático, la reducción de contaminación atmosférica en las urbes, la mejora de la calidad de vida y la salud de las personas, además de convencerles de que también pueden ahorrar dinero. Según sus responsables, los retados comprobarán que el uso exclusivo del coche privado «no solo no es la única alternativa, sino que, además, en la mayor parte de las ocasiones no es la mejor».

El reto comienza el próximo sábado 6 de junio, cuando los participantes entregarán las llaves de su vehículo para hacer uso de otros modos de transporte alternativos, como ir a pie, en bicicleta, en transporte público o incluso en automóvil, pero de forma colaborativa.

José Luis López explica que los participantes podrán utilizar de forma exclusiva servicios como el sistema de bicicleta pública de Madrid (Bicimad), realizar viajes en taxi, emplear coches de «carsharing» o recibir formación en conducción eficiente, entre otras ventajas. La iniciativa, pionera en España, se ha llevado a cabo de manera similar en países como Francia o Suecia, asegura López.

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Imagen: iUrbaba

Razones para dejar de usar el coche

Utilizar alternativas al coche privado es más fácil cuando se conocen las principales razones para ello:

  • Económicas. Emplear el vehículo privado tiene un importante coste que incluye no solo el valor del automóvil en sí o las mensualidades si se paga a plazos, sino también el mantenimiento, el aparcamiento, el seguro o los impuestos. «En muchas ocasiones no compensan su uso real», razona López. Ir a pie, en bicicleta, coger un taxi o alquilar un coche por horas resulta más económico.
  • Ambientales. El vehículo privado es el principal emisor de contaminación atmosférica en las ciudades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que este problema provocó en 2012 cerca de siete millones de muertes prematuras, sin olvidar las enfermedades ni los costes económicos para el sistema de salud. Los coches emiten además dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero implicados en el cambio climático.

Cómo conseguir vivir sin coche

Los impulsores del reto han grabado el siguiente vídeo en el que preguntan a varias personas qué harían si prescindieran del vehículo privado.

A pesar de que puede parecer muy difícil dejar de utilizarlo, las ideas para lograrlo son diversas:

  • Reflexionar si en realidad es tan necesario y cómodo como se cree. El portavoz de #DesAUTOxícate señala que sus usuarios no se paran a pensar en otras alternativas y viven en una «falsa comodidad», porque no se acuerdan de sus inconvenientes, como los atascos, la falta de aparcamiento, etc.

  • Conseguir tiempos y costes favorables. En determinadas ocasiones, como en zonas de baja densidad de población, es difícil competir con el coche, pero gran parte de la gente puede lograr formas de movilidad alternativa que cubran sus desplazamientos en un tiempo similar o incluso menor al automóvil, y con un coste inferior, sostiene López.

  • Practicar la multimodalidad. Buscar la mejor combinación entre diferentes sistemas de movilidad, como ir a pie, en bicicleta, en transporte público o en un coche compartido, puede conseguir lo que con un solo sistema parece imposible.

  • Mejorar las posibilidades de movilidad alternativa. Las instituciones tienen que apostar por las redes peatonales, de bicicleta y los diferentes modos de transporte público, mejorar las frecuencias de paso y los tiempos de trayecto, o contar con ciertos grados de priorización frente al vehículo privado.

  • Promover planes de transporte sostenible. Las empresas, centros educativos, etc. también pueden jugar un papel vital en el cambio modal de los ciudadanos.

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