Kilómetro cero: por qué es tan importante elegir alimentos de proximidad

Los alimentos kilómetro 0 se producen lo más cerca posible de la mesa donde se consumen: dejan una menor huella ecológica, apoyan la economía local y, a veces, son incluso más baratos
Por Juan Pablo Zurdo 4 de junio de 2021
Img kilometro cero importa hd
Imagen: ruthieprasil

Ir al supermercado de al lado y volver con naranjas marroquíes, guisantes kenianos, un filete argentino o ajos chinos no parece nada raro. Es algo común en una economía abierta y con redes globales de distribución. Pero si a pocos kilómetros hay granjas de vacuno, huertas y plantaciones de ajos o cítricos con capacidad para surtir a la población de alrededor, al menos en temporada, también es natural preferir ese producto vecino al importado o al que llega de la otra punta del país. En esto consiste la tendencia a comprar con el criterio de máxima proximidad. Abordamos las ventajas que aportan estos productos de cercanía o kilómetro 0 y sus costes.

Alimentos kilómetro cero: ¿qué significa?

Se consideran alimentos de cercanía a los producidos a menos de 100 kilómetros del lugar de venta. También se denominan productos kilómetro 0, poniendo el acento en que, a menor trayecto recorrido, menos cantidad de CO2 se emitirá a la atmósfera.

Como las distancias a veces son relativas (una verdura puede venir de una explotación cercana pero contaminante, mientras otra proceder de un huerto más lejano, pero ecológico), algunos expertos prefieren considerar productos de cercanía o kilómetro 0 a los obtenidos en la comarca donde se venden. Conviene recordar que no es lo mismo que las Denominaciones de Origen (DO) o las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), ya que, aunque estas amparan la calidad y la producción local de algunos productos, solo serán de cercanía si, además, se comercializan cerca del lugar de producción.

Por término medio, una de cada seis explotaciones agrarias en la Unión Europea venden más de la mitad de su producción directamente a los consumidores, según datos del estudio ‘El campo en tu mesa‘ (2015), realizado por investigadores de las universidades de Pisa (Italia) y Wageningen (Holanda).

¿Qué ventajas aportan los alimentos de proximidad?

🌿 Éticas y ecológicas

Los alimentos de proximidad dejan una huella de carbono (emisiones de gases nocivos en el proceso de producción y distribución) menor que los que viajan cientos o miles de kilómetros. Sin embargo, cada año llegan todo tipo de productos desde multitud de países. Según el informe ‘Alimentos Kilométricos‘, llevado a cabo por las universidades de Vigo y de Sevilla y la Pablo Olavide (Sevilla) para la ONG Amigos de la Tierra, en 2011 España importó 25,5 millones de toneladas de alimentos, que recorrieron una media de 3.827 kilómetros y generaron 4,2 millones de toneladas de CO2. De entre todos ellos, se importaron 11,3 millones de toneladas de cereales (cuyo transporte supuso 1,1 millones de toneladas de CO2); y 3,9 millones de toneladas de frutas, verduras y legumbres (964.000 toneladas de CO2).

Según la Comisión Europea, solo el transporte de mercancías genera el 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en el continente. El desplazamiento de grandes distancias necesita más embalaje y, por tanto, deja más residuos. Ese trajín causa un desperdicio mucho mayor de alimentos (que algunas organizaciones ecologistas cifran en un 30 %). Un riesgo añadido: que en esos grandes contenedores agrícolas importados de otros países y continentes se cuelen especies invasoras dañinas para los ecosistemas españoles (por ejemplo, insectos como la avispa o el escarabajo asiáticos).

🚜 Apoyo a lo local

Los pequeños productores en granjas, cultivos o cooperativas contribuyen al tejido económico y al empleo, especialmente en las muchas zonas rurales que pierden población de forma dramática y quizá irreversible. Consumir productos de kilómetro 0 ayuda a «mantener viva la ruralidad, lo que conlleva, por ende, a la protección de los bosques, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de razas y especies vegetales autóctonas y facilita el asentamiento de gente joven en claves rurales», afirma Pedro Burruezo, director de la edición para España y Latinoamérica de The Ecologist, revista ambiental fundada hace cuatro décadas en Reino Unido.

La mayoría de los 12 millones de explotaciones agrarias en la Unión Europea son iniciativas familiares que, con su labor, contribuyen a la sostenibilidad socioeconómica y medioambiental de las zonas rurales, y suelen formar parte de cadenas cortas de suministro alimentario (aquellas donde los agricultores venden su producción sin apenas intermediarios). De acuerdo con los investigadores del estudio ‘El campo en tu mesa’, «estas alternativas y otras explotaciones agrarias pequeñas suministran en la actualidad el 70 % de los alimentos del mundo».

🍒 Gastronomía

¿Quién no ha dicho alguna vez «esta fruta o este tomate no saben a nada»? Posiblemente se deba a que se recolectó mucho antes de que estuviera madura. Los productos vegetales de cercanía, sin embargo, pueden recogerse en el momento idóneo y en temporada, no necesitan congelarse o someterse a tratamientos de conservación previos a la venta y aportan más frescura. Eso se nota también en el gusto y la cocina.

Productos kilómetro cero: ¿son más caros o más baratos?

chica con verduras y hortalizas

 

Imagen: minervastock

Los productores de cercanía sostienen que, al ahorrar en gastos de transporte, embalajes o intermediarios, y comercializar vegetales de temporada (cuando son abundantes y necesitan dar salida a toda la cosecha), sus precios son más baratos. Sin embargo, esto no constituye una norma fija, ya que los alimentos que se producen en grandes volúmenes a veces pueden ofrecer costes más competitivos. Una regla común en los circuitos de cercanía es, además, aceptar un precio justo para los pequeños productores. En todo caso, el consumidor suele primar otros criterios como la conciencia medioambiental, la frescura del producto o conocer la procedencia de lo que come.

Son precisamente esos valores los que destaca el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA): «La cercanía a la zona de producción y la venta de productos locales son aspectos en alza. Cada vez más los consumidores buscan sabor, tradición y autenticidad, lo que se traduce en demanda de productos de calidad y también cercanos, no solo de una comarca o región determinadas, sino en el sentido de productos españoles frente a importados».

Por su parte, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) asegura que está entre sus prioridades «fomentar el consumo de alimentos de proximidad». Para lograrlo, tanto las autoridades españolas como las comunitarias «tienden a ser flexibles con los requisitos de producción y comercialización de ese tipo de productos facilitando, por ejemplo, la venta directa al consumidor en la explotación o en los mercados locales. Además, el consumo de productos frescos va en la línea de promocionar una alimentación saludable».

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