¡Salvemos al lince!

El Gobierno pone en marcha un plan para proteger esta especie, que se encuentra en grave peligro de extinción
Por EROSKI Consumer 26 de marzo de 2002

Nuevos esfuerzos para salvar «in extremis» al lince ibérico. El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, presentó ayer, lunes, en Jaén el Plan Integral de Manejo del Lince Ibérico dentro de las áreas controladas por el organismo autónomo Parques Nacionales. El proyecto, con un presupuesto de 7,5 millones de euros, completa la estrategia de conservación de esta especie emblemática diseñada en 1999, y tiene como escenario las dos principales zonas linceras de España: el Parque Nacional de Doñana y el centro Lugar Nuevo ubicado en la jienense sierra de Andújar.

«Los acontecimientos de estas semanas han movido muchas cosas». El director de Parques Nacionales, Basilio Rada, expuso ayer durante la presentación del plan, la clave de este nuevo impulso a las políticas en favor del gran gato ibérico. Los «acontecimientos» han sido la muerte en las últimas semanas de cuatro linces en el entorno de Doñana; uno probablemente de viejo, otro atropellado y dos más por causas desconocidas. Un número alarmante, en todo caso, entre una población total incierta, pero que ni los más optimistas calculan por arriba de 400 ejemplares de «lynx pardinus», el felino más amenazado del mundo junto con el imperial tigre de Bengala, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

A raíz de estos hechos, Medio Ambiente ha activado este nuevo programa, que busca restaurar parte del hábitat natural del lince -reducido en un 80% en las últimas décadas- y proveerle de su principal alimento, el conejo, diezmado en la pasada década por la mixomatosis y por la devastadora Neumonía Vírica Hemorrágica (NVH).

El plan busca también limitar los efectos de otras «plagas» humanas que han contribuido a llevar al lince ibérico a un punto de difícil retorno: los atropellos y el furtivismo, los cebos envenenados destinados en principio a otras especies. La ecuación letal se completa con la endogamia y el empobrecimiento genético a que se ven abocados los linces ante la merma de ejemplares.

Está a punto de concluir un censo que, salvo sorpresas, se espera arroje una cifra de entre 300 y 500 ejemplares en el mejor de los casos, de los 1.100 contabilizados en el último recuento del año 1989, antes de que la NVH arrasara a los conejos.

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