Siete formas de hacer un cemento más sostenible

La industria cementera lleva a cabo siete medidas, como el reciclaje de residuos, para lograr una producción más sostenible
Por Alex Fernández Muerza 25 de julio de 2011
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Imagen: Maira Kouvara

Neumáticos fuera de uso, basuras domésticas, lodos de papelera… Todos estos residuos se aprovechan para fabricar cemento. De esta manera, se gastan menos materias primas y combustibles fósiles, se emite menos dióxido de carbono (CO2) y se contribuye a reducir las basuras en los vertederos. Son algunas de las diversas iniciativas que las empresas de este sector han asumido para producir un cemento más sostenible.

Reciclar residuos

Las fábricas de cemento reciclan varios tipos de residuos, generados tanto por ellas mismas como por otros sectores productivos. De esta manera reducen la necesidad de nuevas materias primas y la generación de residuos. La industria cementera es el primer reciclador de España en cuanto a volumen de residuos procedentes de otras actividades industriales, según Oficemen, la asociación representante del sector. Sus responsables señalan que de los 40 millones de toneladas de materias primas consumidas en 2009 para fabricar cemento, 3,2 millones eran residuos o subproductos industriales: se evitó el vertido de unos 45 estadios de fútbol llenos de residuos.

Los empleados para fabricar el clínker (la principal base material del cemento) son tan variados como escorias, cenizas de procesos térmicos, cascarilla de hierro, lodos de papelera, arenas de fundición o espumas de azucarera. El reciclaje de residuos también contribuyó a fabricar más cemento con menos clínker. Se evitó así la explotación de recursos naturales equivalente a más de tres años de explotación de una cantera tipo, el consumo de más de 250.000 toneladas equivalentes de petróleo y las emisiones de, entre otros gases, más de 2,5 millones de toneladas de CO2.

Apostar por la eficiencia y la valorización energética

El sector apuesta por sistemas que reduzcan su consumo de energía, como los basados en la eficiencia energética o la sustitución de combustibles fósiles por otros alternativos.

Según datos de Oficemen, el sector cementero español utilizó en 2009 unas 476.000 toneladas de residuos como combustibles (el 11,9% del consumo térmico de los hornos de clínker). El ahorro energético representa el consumo anual equivalente de 312.000 hogares. Se sigue así el ejemplo de otros países europeos, como Holanda o Suiza, que alcanzan niveles de sustitución del 80% y el 50%, respectivamente. Neumáticos fuera de uso, residuos urbanos, madera o harinas y grasas animales son algunos de los desechos utilizados.

Las empresas cementeras evitaron el vertido de unos 45 estadios de fútbol llenos de residuos
El aprovechamiento de residuos no merma la calidad del cemento y consigue una valorización que ahorra recursos y energía y contribuye a reducir el problema de la gestión de la basura. CEMA, una fundación constituida por Oficemen y los dos sindicatos mayoritarios del sector, sostiene que la valorización es fundamental más si cabe en España, uno de los países de la UE que más residuos genera, los cuales acaban en su gran parte en vertederos, la opción menos aconsejable desde un punto de vista ambiental.

Sin embargo, no todo el mundo piensa igual. Organizaciones ecologistas como Greenpeace lo critican al considerarlo igual que las incineradoras. El sector se defiende con diversos estudios científicos, como los producidos por investigadores de la Universidad Rovira Virgili, de la Agencia Americana del Medio Ambiente (EPA) o del Comité Consultivo sobre Efectos Médicos de Contaminantes para la Salud (COMEAP) de Reino Unido. En ellos se señala que no se han detectado efectos adversos para la seguridad o la salud.

Reducir sus emisiones de CO2

La producción de cemento supone la emisión de CO2. Por ello, una de las prioridades del sector pasa por reducir la cantidad de estas emisiones, implicadas en el cambio climático.

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Imagen: Maira Kouvara

Según Oficemen, la industria española del cemento ha respondido hasta el momento a los retos planteados con el Protocolo de Kyoto. No obstante, aseguran que les queda poco margen de maniobra. Por ello, reclaman varias medidas para cumplir su compromiso. Entre ellas, el establecimiento de leyes que favorezcan la investigación y ser más competitivos frente a empresas de otros países con políticas ambientales más laxas, o promover el uso de residuos como combustible alternativo.

Apoyar investigaciones científicas innovadoras

La industria cementera fomenta diversas líneas de investigación para ser más competitivos y sostenibles. Entre ellas, la reducción y control de las emisiones, la gestión sostenible de las canteras y la minimización de recursos naturales, la mejora de la eficiencia energética, el uso de nanotecnología para crear nuevos hormigones, etc.

El ahorro energético de aprovechar residuos como combustible representó en 2009 el consumo anual equivalente de 312.000 hogares

Carmen Andrade, del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala que el hormigón absorbe cantidades significativas de CO2 durante la vida útil de las construcciones y que el reciclado de los residuos de construcción maximizará esta absorción.

Firmar acuerdos con otras industrias

Las empresas representadas en Oficemen colaboran con otras industrias para reducir su impacto ambiental. Se han establecido acuerdos con la Federación Española de la Recuperación (FER), la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso (Sigrauto), con la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) o con Cicloplast, que representa a los productores y transformadores de plásticos. El objetivo es promover la valorización en las cementeras de parte de los residuos generados en estos sectores.

Por otra parte, la empresa Lafarge Cementos participa en la Red Ibérica de Comercio Forestal de WWF España. Sus responsables se comprometen a consumir sacos de papel para el cemento, palets y papel de oficina con el certificado FSC, que garantiza el origen sostenible de estos productos forestales. Según WWF España, es la primera cementera en el mundo en utilizar estos productos sostenibles.

Las empresas representadas por Oficemen han firmado con el Ministerio de Medio Ambiente acuerdos voluntarios para aplicar las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) o para elaborar el Inventario Nacional de Emisión de Dioxinas y Furanos.

Obtener certificados ambientales

En la actualidad, el 100% de las empresas asociadas a Oficemen siguen en sus fábricas el ISO 14001, un certificado ambiental de gestión aceptado en todo el mundo. El siguiente reto es la certificación EMAS (Sistema Comunitario de Gestión y Auditoría Medioambientales), promovida por la UE y más estricta que la primera. En la actualidad, el 25% de las fábricas en Oficemen cuenta con dicha certificación.

Informar a la sociedad

Los responsables del sector aseguran mantener una política de transparencia y comunicación de cara a sus trabajadores y a la sociedad. Entre sus labores, promueven actividades de formación y jornadas o el lanzamiento en 2010 de una página web con información sobre el uso de residuos en la industria cementera.

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