Gasolineras sin personal: pros y contras

Las gasolineras low cost venden combustible más barato, pero en caso de problemas no hay personal para ayudar ni cuentan con hojas de reclamaciones para poder expresar quejas
Por Blanca Álvarez Barco 18 de febrero de 2015
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Imagen: Angel Fragallo

Las gasolineras sin personal, con precios mucho más competitivos que las tradicionales, son cada vez más en España. En el resto de la Unión Europea, las gasolineras tradicionales y las fantasma llevan años de convivencia. Pero en España, ha sido a raíz de la crisis y el elevado precio de los carburantes durante los últimos años, cuando se ha extendido este sistema low cost. Estos establecimientos empezaron siendo regentados por pequeños empresarios, pero desde hace unos meses las grandes compañías también ofrecen este tipo de surtidores: Repsol ha abierto 15 gasolineras automatizadas en el mediterráneo y Cepsa cuenta con estaciones híbridas, que solo se atienden durante el día. En las siguientes líneas se explican sus beneficios (sobre todo, su precio) y qué desventajas puede tener repostar en estas estaciones de servicio.

Ventajas e inconvenientes de las gasolineras low cost

En las gasolineras fantasma no hay personal de ningún tipo y es el consumidor quien se suministra el combustible previo pago -con tarjeta de crédito o en efectivo-, en los terminales instalados junto al surtidor. En él los clientes eligen el tipo de carburante y la cantidad que desean y hay además un servicio de asistencia telemática para ayudar a resolver cualquier incidencia.

Este tipo de estaciones de servicio era hasta hace poco un servicio residual en España, un modelo extendido en las zonas costeras más turísticas. Pero en pocos meses se han convertido en una amenaza para los operadores tradicionales. Su principal ventaja para el consumidor es, sobre todo, el precio del combustible, que es mucho más barato. Pero no todo son parabienes, por lo que conviene escudriñar sus ventajas e inconvenientes. Son, entre otros, los siguientes:

  • Son más baratas. El coste del carburante es entre 4 y 10 céntimos más barato que los precios que ofrece una gasolinera tradicional.

  • Horario ininterrumpido. Las estaciones fantasma permanecen abiertas las 24 horas del día los 365 días del año.

  • Servicio más rápido. El cliente sabe lo que desea, lo escoge y lo abona, rellena el depósito de su coche y se va sin tener que hacer colas para pagar.

  • Menos seguridad. Al no haber personas, nadie puede controlar que un cliente eche gasolina mientras fuma o a la vez que está hablando por teléfono… o incluso de que se olvide de apagar el motor antes de repostar. No tener una persona física al lado para solventar cualquier incidencia es uno de los inconvenientes más destacados. Además, se puede ser víctima de un asalto sin que nadie pueda ayudar o ser testigo del mismo.

  • Poca variedad. Por lo general, las gasolineras low cost venden dos productos básicos: gasoil y gasolina 95.

  • Instalaciones «pobres». No disponen de los servicios adicionales que hay en las estaciones de servicio tradicionales: baños, tienda o áreas de descanso.

  • Imposibilidad de reclamar. Según algunas organizaciones de consumidores, se pueden vulnerar los derechos de estos, ya que el usuario no puede comprobar si la cantidad suministrada es la adecuada y tampoco puede quejarse ni pedir hojas de reclamaciones en caso de que surja un problema.

  • Generan desempleo. Desde Aevecar (Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles), se incide en el efecto perjudicial que sobre los 65.000 empleados del sector puede tener implantar estas gasolineras.

  • Contraria a los derechos de los consumidores. Estas gasolineras podrían atentar contra los derechos del consumidor y contra la igualdad de los ciudadanos, ya que no pueden acceder al servicio personas con movilidad reducida, por ejemplo.

Regulación para las gasolineras low cost

Ante el avance de las gasolineras sin personal, los sindicatos, la patronal y varias asociaciones de consumidores han unido sus fuerzas para exigir a las comunidades autónomas una regulación específica del sector que obligue a todas las estaciones de servicio a tener al menos un empleado en las horas de apertura.

Por el momento, Navarra, Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón recogen en su legislación esta obligatoriedad. Otras comunidades, como Baleares y Asturias, ultiman la tramitación parlamentaria de esta regulación.

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