Un equipo de investigadores de la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia ha descubierto un mecanismo por el cual determinados antibióticos utilizados para combatir las infecciones causadas por bacterias patógenas que producen enfermedades como la neumonía, meningitis y septicemia, tienen el efecto contrario al deseado.
Estos expertos han observado por primera vez cómo las bacterias incrementan la producción de toxinas e intercambian material genético que promueve la proliferación de microorganismos patógenos ante la presencia de algunos antibióticos.
El principal responsable del hallazgo, José Rafael Penadés, explica que existe un tipo de genes, «los patogénicos, que dotan a las bacterias de la capacidad de poder provocar enfermedades». Penadés analizó la respuesta de la bacteria «Staphylococcus aureus» a la presencia de la sustancia antibiótica fluoroquinolona, en la que se basan antibióticos muy utilizados, como el ciprofloxacino.
«Los resultados han sido sorprendentes. Hemos observado por primera vez que la presencia de este antibiótico promueve la propagación entre las bacterias de los segmentos del genoma que las hacen peligrosas, e incrementan la producción de las toxinas responsables de numerosas enfermedades», apunta el especialista valenciano.