Científicos alemanes y estadounidenses abren el camino para crear fármacos que anulen la adicción al tabaco

Estos especialistas han identificado una molécula del cerebro que controla el efecto adictivo de la nicotina
Por EROSKI Consumer 5 de noviembre de 2004

Al margen de factores sociales y psicológicos, dejar de fumar es difícil porque crea una dependencia química con su correspondiente síndrome de abstinencia. Los científicos disponen de numerosas evidencias que señalan a la nicotina como el compuesto que induce la adicción. Este alcaloide presente en las hojas del tabaco ejerce ese efecto al actuar en el sistema nervioso central, donde genera al mismo tiempo un aumento puntual de la alerta mental y de la memoria. Sin embargo, hasta el momento no ha sido posible desentrañar cómo actúa la nicotina en el cerebro para anular sus efectos con fármacos específicos.

Ahora, investigadores de las universidades de Leizpig (Alemania) y Colorado (EE.UU.), junto a científicos del Instituto Tecnológico de California, han dado un gran paso para resolver este interrogante. En experimentos con roedores transgénicos, Andrew Tapper y sus colaboradores han descubierto una de las moléculas implicadas en la regulación del efecto adictivo de la nicotina. La búsqueda se centró en los llamados receptores nicotínicos de la acetilcolina, moléculas presentes en la superficie de las neuronas a las que se acopla la nicotina tras llegar al cerebro. Esos receptores están constituidos por distintas combinaciones de cinco subunidades.

El equipo de Tapper observó que los ratones con mutaciones en la subunidad alfa4 de esos receptores eran especialmente sensibles a la nicotina. Las neuronas de esos animales respondían a bajas dosis de nicotina y con mayor potencia cuando las dosis eran superiores. Los test de comportamiento hechos a los animales manipulados genéticamente revelaron que experimentaban los procesos característicos de la adicción a la nicotina: los efectos de recompensa, tolerancia y sensibilización.

Sensación de placer

Los receptores celulares activados por la nicotina actúan como canales porosos para un neurotransmisor llamado acetilcolina, que produce en las neuronas la liberación de otro compuesto químico endógeno. Es la dopamina, un neurotransmisor implicado en las sensaciones de placer. La nicotina dispara también la liberación de dopamina.

Hasta ahora se han identificado en el ser humano receptores nicotínicos con once unidades, cuyas combinaciones originan diferentes subtipos de receptores con distintas propiedades funcionales y características farmacológicas, señalan R. C. Hogg y D. Bertrand., del Centro Médico Universitario de Ginebra. Ambos especialistas destacan que, debido a la existencia de numerosos subtipos de receptores y a la falta de información precisa sobre sus funciones, se ha podido averiguar muy poco sobre cómo interacciona la nicotina con esas moléculas presentes en la cubierta de las neuronas provocando el efecto adictivo del tabaco.

La comunidad científica tenía algunos indicios gracias a experimentos donde se procedió a marcar radiactivamente la nicotina o moléculas similares con el fin de conocer la distribución de los receptores nicotínicos en el sistema nervioso. Estos análisis revelaron que los cerebros de los fumadores presentan un número superior de receptores formados por las subunidades alfa4 y beta2. Los resultados de esos estudios indican que la nicotina acaba por incrementar el número de receptores neuronales, combatiendo así la desensibilización que cabría esperar cuando el consumo de tabaco se convierte en un hábito crónico.

Los experimentos de los científicos alemanes y estadounidenses, en los que se manipuló el gen de la subunidad alfa4, prueban claramente que esa molécula está implicada en la adicción a la nicotina y que puede ser un buen blanco para fármacos que faciliten el abandono de los cigarrillos.

Esta investigación revela también la posible existencia de una diferente predisposición a sufrir dependencia del tabaco en función de la variante que se herede de los genes que expresan las subunidades alfa4 y beta2.

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