Colesterol: el eterno enemigo

Adoptar hábitos de vida saludables, con alimentación equilibrada y actividad física, reduciría la incidencia de enfermedades cardiovasculares asociadas al colesterol
Por Montse Arboix 2 de noviembre de 2012
Img ejercicio colesterol listado
Imagen: John Nyberg

A propósito del Día Mundial del Corazón, la Federación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha insistido este año en la importancia de realizar pequeños cambios en los hábitos de vida para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Y es que parece que los mensajes cardiosaludables no hacen demasiada mella. Un estudio realizado sobre casi 8.000 niños españoles revela que cerca de la mitad ya presentan exceso de peso, como resultado de la inactividad física y de una alimentación inadecuada que, además, aumenta los niveles de colesterol perjudicial, un importante factor de riesgo cardiovascular. En este artículo se describen cuáles son las funciones del colesterol, los peligros asociados a la hipercolesterolemia y las medidas para mantener a este factor de riesgo bajo control.

Aunque su nombre se asocia a algo nocivo para la salud, en realidad el colesterol es un lípido necesario para llevar a cabo muchas funciones: producir hormonas, ayudar a la formación de la bilis y la vitamina D y mantener la estructura celular del organismo. Una parte del colesterol proviene de la alimentación y la otra la elabora el propio organismo. Como es una sustancia grasa (no se disuelve en el agua de la sangre), necesita una lipoproteína que la transporte.

Las dos lipoproteínas más conocidas son la LDL, popularmente denominado colesterol malo, y la HDL, la fracción beneficiosa. La primera de ellas es responsable del transporte del colesterol a los tejidos y, si sus niveles son elevados, contribuye a la formación de depósitos de colesterol en las paredes de las arterias, dificulta el paso de la sangre y aumenta el riesgo de arteriosclerosis, ictus e infarto de corazón. Sin embargo, el HDL retira el colesterol de los tejidos. Pero, ¿cuáles son los niveles adecuados de cada uno?

Niveles idóneos de colesterol

Los especialistas insisten en que la dieta cardiosaludable y el ejercicio físico son básicos para tener el colesterol controlado
En la interpretación de los resultados de un análisis de sangre no hay unos valores tenidos por normales, ya que depende de cada uno y de su riesgo cardiovascular, es decir, de si le acompañan otros factores de riesgo. Por eso, no se aconsejan los mismos niveles a una persona sana, deportista y que no fume, que a otra con antecedentes de infarto de miocardio. A pesar de ello, las cifras de colesterol total se consideran normales por debajo de 200 mg/ml, hipercolesterolemia entre 200 y 240mg/dl y alto si supera los 240 mg/dl.

La fracción LDL es normal cuando es inferior a 100mg/dl (aunque hay situaciones que el valor deseable sea mucho menor, según los antecedentes clínicos de la persona y, también, de si coexisten otros factores de riesgo cardiovascular); normal-alto de 100 a 160 mg/dl; y alto por encima de 160 mg/dl. Las cidras adecuadas de colesterol HDL deben ser superiores a 35 mg/dl para lo hombres y 40 mg/dl para las mujeres.

Pero eso no es todo. Un amplio estudio de 2011, editado en la ‘Revista Española de Cardiología’, la publicación de la Sociedad Española de Cardiología, concluye que tener las cifras de HDL inferiores a lo deseable, aumenta las probabilidades de desarrollar síndrome metabólico y, a consecuencia, enfermedad cardiovascular y diabetes mellitus tipo 2.

Niños con colesterol elevado

Desde la Fundación Española del Corazón advierten de que cada vez es más frecuente encontrar niños y adolescentes con niveles de colesterol alto, sobre todo, debido a estilos de vida insanos, como una alimentación inadecuada con demasiadas calorías, excesivo consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, «trans» y de azúcar y el sedentarismo. Según los especialistas, los valores normales de colesterol en la infancia deben ser inferiores a 170 mg/dl de colesterol total y a 110 mg/dl de LDL; se considera normal-alto entre 170 y 199 mg/dl y 110-129 mg/dl de LDL; y alto cuando superan los 200 mg/dl de colesterol total y 130 mg/dl de LDL.

Según un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxfort (Reino Unido), publicado en ‘British Medical Journal’, a los niños y adolescentes obesos, además de los kilos de más, les acompañan otros factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial, colesterol y glucemia (niveles de azúcar en sangre) elevados y aumento significativo de la masa del ventrículo izquierdo (engrosamiento del músculo del corazón), que quienes se mantienen en un peso normal. Los autores avisan que, si estos factores de riesgo no se revierten, los menores obesos tendrán, en su futura edad adulta, entre un 30% y un 40% más de probabilidades de sufrir un ictus o una enfermedad cardiaca.

Cómo mantener el colesterol a raya

Las claves para mantener niveles óptimos de colesterol en sangre y evitar sus secuelas en el sistema cardiovascular son sencillas pero, a tenor de los resultados de muchos estudios, difíciles de poner en práctica y, más aún, de mantenerlos a largo plazo. Según la comunidad científica, la dieta cardiosaludable (con pocas grasas “trans” que proceden de alimentos con grasa animal, aceites baratos utilizados para freír, comida rápida, lácteos enteros, aperitivos salados, bollería industrial y platos precocinados y poco colesterol que está en lácteos enteros, mantequilla, yema de huevo y carnes grasas, entre otros) y el ejercicio físico son los dos puntales básicos para tener el colesterol controlado y, a su vez, el resto de los factores de riesgo cardiovascular.

Son dos medidas fáciles y económicas. Sin embargo, los datos estiman que uno de cada dos españoles tiene cifras elevadas de colesterol (y la mitad lo desconoce), lo que sumado al exceso de peso (un 62%) y la hipertensión (un 33% de los adultos de nuestro país es hipertenso y solo el 20% controla su tensión arterial) son una bomba para la salud del corazón. Parece ser, por tanto, que adoptar hábitos de vida saludable para reducir enfermedades y la mortalidad asociada no es nada fácil.

Por otro lado, para aumentar los niveles de lipoproteína HDL, el colesterol bueno, no hay disponibles fármacos tan eficaces como para disminuir los de LDL. Por este motivo, es imprescindible, ante todo, cambiar el estilo de vida y, de nuevo, seguir una alimentación sana y equilibrada y evitar el tabaco y el sedentarismo.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube