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Tipos de hipo
Por lo general, los episodios de hipo duran unos pocos minutos. Sin embargo, hay ocasiones en las que pueden extenderse más. Por ello, el hipo se puede clasificar en tres tipos, según cuánto tiempo dure:
- Transitorio: un episodio de segundos o minutos de duración.
- Persistente: el episodio dura más de 48 horas (pero menos de un mes).
- Recurrente: los episodios son más duraderos que el transitorio y se repiten con frecuencia.
La mayoría de las crisis de hipo son breves y no inquietan salvo en el caso de los niños. El hipo frecuente durante la infancia sí suele ser motivo de consulta pediátrica, aunque a priori no hay razones para preocuparse. La situación cambia cuando el hipo es persistente o recurrente. Los episodios de hipo muy duraderos y frecuentes tienen una gran repercusión en la calidad de vida de las personas que los sufren.
Causas del hipo
El tipo de hipo más habitual es el transitorio (un episodio puntual y breve). En la mayoría de los casos del hipo transitorio, se desconoce el origen, aunque hay algunos desencadenantes habituales, entre ellos: comer muy rápido o de manera excesiva, los cambios bruscos de temperatura en la comida o bebida, tomar alcohol o bebidas con gas, tragar aire al masticar, reírse o toser mientras se come, etc.

🔸 Enfermedades gastroesofágicas
En el caso del hipo persistente y recurrente, la causa más frecuente son las enfermedades gastroesofágicas. Como se explica en este artículo de la revista médica Elsevier, «el hipo puede ser manifestación de alguna enfermedad subyacente o signo de alarma de alguna complicación, como por ejemplo una dehiscencia de sutura en un postoperatorio. De ahí la importancia de hacer una historia clínica detallada, una exploración física completa y pruebas complementarias dirigidas para llegar al diagnóstico».
🔸 Trastornos del sistema nervioso
Además de los problemas gastroesofágicas, las causas del hipo que dura más de 48 horas pueden estar relacionadas con el daño o la irritación de los nervios, y con trastornos del sistema nervioso central.
«Una de las causas del hipo prolongado es el daño o la irritación de los nervios vago o frénico, que asisten al diafragma», detallan en la Clínica Mayo. ¿Los desencadenantes? Desde un pelo en el oído que toca el tímpano o el dolor de garganta hasta un quiste en la glándula tiroides.
A su vez, un tumor o una infección en el sistema nervioso central o daños en este sistema debido a una lesión pueden alterar el control normal del cuerpo sobre el reflejo del hipo. Algunos ejemplos: encefalitis (inflamación del cerebro), meningitis (inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal), esclerosis múltiple, accidente cerebrovascular y lesión cerebral grave.
🔸 Trastornos del metabolismo
Por otra parte, el hipo prolongado puede producirse cuando el metabolismo del cuerpo no funciona de modo correcto. La diabetes, la enfermedad renal y el desequilibrio electrolítico (que se produce cuando los niveles de sodio o potasio suben o bajan demasiado) están entre los problemas metabólicos más frecuentes.
Cómo quitar el hipo
Beber agua fría, contener la respiración, tirarse de la lengua, respirar dentro de una bolsa… Existen muchos «métodos», más o menos efectivos, para cortar un episodio de hipo.

Entre ellos, uno de los más eficaces (aunque no infalible) es la maniobra de Valsalva, una técnica que consiste en exhalar forzadamente con la boca y la nariz cerradas, como si se intentara soplar sin dejar salir el aire.
Esta maniobra es una práctica clínica ampliamente utilizada en el ámbito de la otorrinolaringología, así como en otras áreas médicas. Genera un aumento de la presión dentro del pecho (intratorácica), lo que afecta el ritmo cardíaco, la presión arterial y otras funciones fisiológicas.
Aunque se considera una maniobra segura en la mayoría de los casos, no está recomendada para quienes tengan infecciones en los oídos, problemas graves en la trompa de Eustaquio o a quienes les hayan aconsejado evitar cambios de presión bruscos.
✅ Cómo realizar la maniobra de Valsalva
Para hacer la maniobra de Valsalva, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) recomienda seguir estos pasos (y tomar estas precauciones):
- Toma aire profundamente.
- Cierra la boca y sujeta la nariz con los dedos.
- Intenta soplar el aire sin dejar que salga (como si inflaras un globo, pero manteniendo la boca y nariz cerradas).
- Mantén la presión durante unos segundos y luego relaja.
Es importante realizar esta maniobra de forma suave y controlada, ya que si se hace con demasiada fuerza, puede causar molestias o incluso lesiones. Asimismo, si experimentamos dolor, mareos o cualquier síntoma inesperado, hay que detenerse de inmediato y consultar con el médico.


