La marginación y la pobreza deterioran el estado de salud de los inmigrantes en España

Los médicos exigen la integración del colectivo en el sistema público
Por EROSKI Consumer 6 de mayo de 2002

Muchos inmigrantes no llegan enfermos, sino que enferman en España. Su salud se deteriora a causa de la marginación, pobreza, soledad y hacinamiento en que se ven obligados a sobrevivir, cuando alcanzan su destino. Los médicos de atención primaria, organizados en torno a la sociedad española de médicos de familia y medicina comunitaria (Semfyc) están convencidos de ello. Contra lo que pueda creerse, no emigran los más débiles, sino los más fuertes, los que gozan de mejor estado de salud y cuentan con mayores recursos tanto económicos como intelectuales.

Semfyc, que aglutina a más de 10.000 profesionales, ha elaborado una de las primeras radiografías sobre el fenómeno de la inmigración en España. El trabajo, titulado «La atención al inmigrante: del aluvión a la solución razonable», es un documento que sienta las bases para la mejora de la atención sanitaria al colectivo. Supone «un programa de máximos», encaminado a lograr la «integración plena y sin trabas» de los extranjeros en el sistema de salud. «Se trata de algo tan sencillo como facilitar que los inmigrantes accedan a la sanidad pública como cualquier otro ciudadano», resume la doctora Carmen Guijo, coordinadora de Cruz Roja en Logroño y conocedora de excepción del fenómeno migratorio.

El Gobierno admite que existen en España cerca de 300.000 inmigrantes en situación no regularizada, aunque las organizaciones no gubernamentales calculan que son unos 400.000. Pese al incremento de los últimos años, las cifras aún distan mucho de las registradas en otros países de la Unión Europea. Alemania acoge a casi siete millones de extranjeros, y Francia, a cuatro. España, puerta natural de África, es el segundo país de la Unión con menor porcentaje de inmigrantes, por detrás de Grecia. Por cada uno que acoge, hay casi dos españoles que residen fuera de su país.

Problemas de adaptación

Médicos de atención primaria han constatado que las afecciones que presentan son, con frecuencia, las mismas que padece la población autóctona. Las «dolencias importadas» no representan un problema de salud. La experiencia viene demostrando que es «ínfima» la repercusión de las enfermedades tropicales y de otras como la tuberculosis sobre la salud pública.

El asunto que realmente preocupa a la comunidad médica en relación con los inmigrantes es el referido a las enfermedades generadas por problemas de adaptación. La salud mental del colectivo se ha convertido en uno de los principales retos del sistema sanitario, según reconocen el psiquiatra Javier García-Campayo, del hospital Universitario Miguel Servet, y su colega Concepción San Carrillo, del hospital San Jorge, de Huesca.

Ambos profesionales han constatado cinco tipos de afecciones psiquiátricas entre la población emigrante. El cuadro más común suele ser el estrés postraumático, que se desencadena por la «discriminación racial, el desempleo» y la difícil relación del colectivo con la Administración.

Otros males como la ansiedad y la depresión se originan por los procesos de adaptación al medio. El historial clínico de los inmigrantes que llegan empujados por razones económicas también recoge episodios de malestar psicológico (somatización), e incluso de esquizofrenia y paranoia.

La aparición de nuevos males ligados a la cultura de los pacientes completa la ficha médica del colectivo. «Son enfermedades no conocidas en Occidente, típicas de grupos étnicos, que para nosotros son difíciles de diagnosticar y tratar», explican los psiquiatras.

La alta prevalencia de trastornos psicológicos se debe a un cúmulo de circunstancias, según explica la doctora Carmen Guijo. A la ruptura familiar que conlleva el fenómeno migratorio, se unen las muchas ilusiones que se rompen con el descubrimiento de que lo que ofrece el país de acogida no es lo que se soñaba. «Acceden a trabajos de riesgo, generalmente en la construcción y la agricultura. Sus condiciones laborales son tan precarias que, si enferman, se niegan a coger una baja. ¿Quién no se estresa en una situación así?», se pregunta.

Un «largo camino»

La organización Médicos del Mundo ofrece asistencia socio-sanitaria a los extranjeros durante sus primeras semanas de estancia en España. Los equipos de salud mental de esta asociación también han constatado el crecimiento de los trastornos de adaptación que se ha dado entre el colectivo. «La emigración es por sí misma una situación de estrés», apostilla el doctor José Julio Pardo, que atiende en uno de estos centros.

Los médicos de familia creen que el sistema de salud presenta múltiples carencias en la atención primaria al emigrante. De todas ellas, la que requiere una salida mas «urgente» es, según la doctora Guijo, la referente a la necesidad de formar a los médicos en nuevas habilidades.

«Nos encontramos al inicio de un camino que será largo», señala el informe de Semfyc. «Estamos en la fase de recepción, que implica sentimientos de decepción tanto en el inmigrante, que no ve cumplidas sus expectativas básicas, como en la población receptora, que se enfrenta a un problema creado en gran medida por una inadecuada política de inmigración. Está en nuestras manos que la inmigración suponga un enriquecimiento cultural y social y un beneficio económico para todos», añade el estudio.

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