Lavar la ropa antes de estrenarla

Las prendas nuevas tienen restos de productos químicos utilizados durante el proceso de fabricación y transporte que pueden provocar reacciones alérgicas a personas sensibles
Por Montse Arboix 6 de noviembre de 2015
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Imagen: photo25th

Aunque hay muchas informaciones que circulan por Internet, la realidad es que hay pocas evidencias científicas sobre la necesidad de lavar una prenda antes de estrenarla. Entonces, ¿es recomendable lavar la ropa nueva antes de usarla? En este artículo se explica en qué ocasiones es aconsejable hacerlo y qué precauciones hay que tomar al ir de compras con determinados productos textiles. Además, argumenta por qué es imprescindible lavar las prendas del bebé. Y, por otro lado, analiza dónde se encuentra el mayor reservorio de patógenos y cómo un adecuado lavado de manos los mantiene a raya.

¿Es recomendable lavar la ropa nueva antes de usarla?

Aunque Internet está lleno de cientos de páginas al respecto y han aparecido artículos en medios como Wall Street Journal o revistas de ámbito general, «existen pocas evidencias al respecto en la bibliografía científica. Hasta ahora se han descrito casos de dermatitis de contacto asociados al uso de ropas, tejidos o zapatos que, en todo caso, afectan a un porcentaje reducido de la población: menor del 5%», afirma de manera contundente el Dr. Francisco Guillén Grima, secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) y director del servicio de Medicina Preventiva de la Clínica Universidad de Navarra.

En concreto, este experto hace referencia a un estudio publicado en 2013 en Case Reports in Dermatological Medicine, que concluye que la alergia textil por tintes azoicos sigue siendo una de las causas de la dermatitis de contacto alérgicas. Por ello, es importante tener en cuenta la posibilidad de alergia textil e informar al paciente sobre cómo evitar los colorantes azoicos, que se emplean en la actualidad para crear casi todos los matices de los textiles sintéticos, y en tener especial cuidado con la ropa interior de color de material sintético que, usado de manera directa sobre la piel, puede causar dermatitis.

Habría que tener cuidado con la ropa interior y comprarla en establecimientos que no permitan probársela ni acepten su devolución

Otro de los estudios que cita el Dr. Guillén es una investigación publicada en Dermatology Online Journal en 2010 sobre la dermatitis de contacto alérgica producida por el dimetilfumarato (DMF), un sensibilizador extremadamente potente e irritante, que se envasa en bolsitas y se inserta en los brazos o asientos y en la espuma de los muebles y en las cajas del calzado o de cascos de quitación, entre otros, para evitar la presencia de mohos mientras son almacenados o transportados. Debido a sus propiedades volátiles, los productos que los portan quedan impregnados y su acción alergénica depende de la rapidez y la cantidad que puede salir de la bolsita e impregne el producto.

«Algunos vestidos ya llevan una etiqueta que reza ‘wash separately before wearing’. Es una buena idea seguir las indicaciones del fabricante y lavarla antes de ponérsela, porque el exceso de tinte podría pasar a otras ropas o incluso a la piel, lo que podría suponer un problema para personas alérgicas», insiste el especialista. Por este motivo, es recomendable el lavado previo, sobre todo para las personas alérgicas que han tenido problemas alguna vez al ponerse una pieza de ropa nueva. Sin embargo, teniendo en cuenta los productos químicos utilizados en el proceso de fabricación, este médico amplía la recomendación a todas las personas sensibles. «La razón está en que cuando el nivel de tintes, como anilinas, o sustancias, como el formaldehido utilizado para conservar mejor la ropa durante el transporte de una parte del mundo a otra, son elevados, pueden afectarles», puntualiza.

Recomendaciones de uso al ir de compras

Algunos expertos alegan que se han encontrado estafilococos, como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MARSA, una bacteria que causa gran variedad de infecciones) o norovirus de la familia de los Caliciviridae, principal agente de gastroenteritis aguda, además de microorganismos vaginales y fecales en material textil que se pone a la venta en los comercios. No obstante, el Dr. Guillén expone que «aunque en Internet hay también muchas páginas que hacen esta afirmación, no he podido localizar ningún estudio en revistas científicas».

Sin embargo, advierte que habría que tener cuidado con la ropa interior, y comprarla en establecimientos que no permitan probársela ni acepten su devolución. En el caso de los bañadores sería una buena idea lavarlos antes de su uso. Y, en las zapaterías, si el cliente no lleva calcetines, se le puede ofrecer una bolsa de plástico que haga la función, para probar los zapatos.

Con la ropa del bebé debería actuarse de la misma manera, sobre todo si sufre problemas alérgicos, señala el experto. El Dr. Guillén insiste en que no hay recomendaciones científicas que aconsejen actuaciones determinadas en el momento de ir a comprar este tipo de productos y sugiere, simplemente, usar el sentido común.

Ropa de bebé, imprescindible lavarla antes de su uso

Un aspecto que preocupa a los futuros progenitores es la conveniencia de lavar la ropa de los bebés antes de estrenarla. Según los especialistas, hay que hacerlo siempre antes de utilizarla para eliminar todos los productos que se utilizan para realzar su apariencia, además de la carga de microorganismos derivada de su fabricación y comercialización. Por eso un buen empaquetado no es sinónimo de inocuidad.

Para lavar la ropa de los niños pequeños lo mejor es emplear jabones neutros y suaves, sobre todo, los primeros seis meses, diseñados para prendas delicadas o para bebés. Hay que tener en cuenta que productos como el propio detergente, los suavizantes y los quitamanchas incorporan sustancias químicas susceptibles de provocar reacción en pieles frágiles. Es por este motivo que hay que procurar un buen aclarado que permita eliminar el mínimo resto, más si se hace a mano.

Las manos: el mayor reservorio de patógenos

Nuestras manos albergan miles de microorganismos. Bacterias, virus e, incluso, hongos campan libremente por ellas. Por este motivo, para prevenir enfermedades y frenar su propagación, es de vital importancia el lavado de manos. De hecho, el lavado de manos protege del resfriado y de la gripe, de bronquiolitis, hepatitis A y la mayoría de los tipos de diarrea infecciosa, entre otras. También una buena higiene de manos es clave para reducir las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, las temidas nosocomiales, incluso, las provocadas por gérmenes multirresistentes.

Todos los microorganismos presentes en las manos se contagian de manera distinta a través de superficies, objetos, juguetes, alimentos y partes del cuerpo, como ojos, nariz o boca, entre otros. Sin embargo, basta un sencillo lavado de manos -si se hace de manera correcta- para mantenerlos a raya.

Es fundamental lavarse antes de manipular alimentos o utensilios de cocina, poner la mesa, comer -aunque solo sea un bocadillo- y siempre después de ir al baño, sonarse, toser o haber tocado algún objeto susceptible de estar contaminado (un pañuelo sucio, un pañal), una mascota o al volver de jugar al aire libre. Y, de igual manera, es una norma de cumplimiento obligatorio para los pequeños de la casa, y que cuanto antes se les enseñe cuándo y cuál es la mejor manera de realizarlo, antes la incorporarán como hábito.

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