Los espermatozoides utilizan sensores térmicos para encontrar el óvulo

Este hallazgo abre las puertas a nuevos tratamientos contra la infertilidad
Por EROSKI Consumer 2 de marzo de 2003

Las células espermáticas se guían por una especie de «sensores térmicos» para localizar el óvulo e intentar fecundarlo. Esta es la principal conclusión del estudio realizado por un equipo de investigadores israelíes, dirigidos por el profesor Michael Eisenbach. Este investigador del Instituto Weizmann, en la ciudad de Rehovot, explica que el calor actúa como reclamo para que el esperma fertilice el óvulo.

El lugar donde se encuentra es levemente más cálido que las zonas donde los espermatozoides hacen una pausa en su periplo hacia el sistema genital femenino, comenta Eisenbach para, a renglón seguido, explicar que las células seminales son guiadas, aparentemente, en su navegación por esta diferencia de temperatura. Un mecanismo similar era conocido por los científicos en microorganismos y gusanos, pero el estudio de estos investigadores israelíes ha demostrado su existencia en las células seminales y abre las puertas a posibles nuevos tratamientos de infertilidad en un futuro próximo.

Según el profesor Eisenbach, después de pasar al útero, las células seminales se introducen en las trompas de Falopio y se adhieren a la pared realizando una pausa llamada depósito. En ese tiempo inician un proceso de maduración que las prepara para penetrar en el óvulo. Concluido este proceso, se desprenden de la pared y abandonan esa zona. «Si la ovulación ha ocurrido en las veinticuatro horas anteriores, dejando un óvulo listo para ser fertilizado, el esperma maduro se embarcará en un complicado viaje a lo largo de la trompa hasta el lugar de la fertilización potencial», añade este científico.

¿Cómo se guía el esperma a través de las trompas de Falopio? El profesor Eisenbach demostró hace años que el huevo atrae al esperma por medio de señales químicas, según un estudio publicado en «Proceedings», órgano de la Academia de Ciencias de Estados Unidos. Pero esta señal tiene un alcance pequeño y, por tanto, no tiene capacidad suficiente como para controlar el proceso completo de este viaje del esperma. La atracción química -proceso conocido con el nombre de quimiotaxis- es limitada, por lo que los investigadores israelíes analizaron la termotaxis, o sistema de diferencia de temperatura. Como quiera que el área de almacenamiento de esperma se encuentra a una temperatura de unos dos grados centígrados por debajo de la zona de fertilización, los científicos supusieron que el esperma sería atraído por esa diferencia de temperatura.

En su laboratorio del Instituto Weizmann, Eisenbach y su equipo diseñaron y construyeron el proceso que recorre, en el organismo femenino, el semen para llegar a fertilizar un óvulo. Utilizando esperma de conejo comprobaron que era sensible al calor, de tal forma que era atraído desde un área relativamente fría, con una temperatura de 37 grados centígrados, a otra de 39 grados. Cuando disminuyeron de forma gradual la temperatura, descubrieron que incluso una diferencia de medio grado era suficiente para atraer el esperma. También comprobaron que sólo el esperma maduro, que es capaz de penetrar el óvulo, actuaba guiado por el calor.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube