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Los trastornos de salud mental se han convertido en una de las grandes preocupaciones sanitarias a nivel global, tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud. Afectan a personas de todas las edades, niveles socioeconómicos y regiones del planeta. Constituyen la segunda causa más frecuente de discapacidad a largo plazo. Su impacto trasciende lo clínico: reducen los años de vida saludable y elevan los costes de atención sanitaria.
Los informes ‘World Mental Health Today‘ y ‘Mental Health Atlas 2024‘, de la OMS, confirman una tendencia al alza. Más de mil millones de personas viven hoy con algún trastorno de salud mental, una cifra que ha aumentado más rápido que la población mundial entre 2011 y 2021. La tasa es especialmente alta en los países de ingresos bajos y medios, donde se concentra la mayor parte de ese 14 % de ciudadanía afectada.
Ansiedad: el trastorno de salud mental más frecuente
La ansiedad es el trastorno de salud mental más común a nivel global. Se estima que afecta al 4,4 % de la población, lo que equivale a unos 359 millones de personas. Su prevalencia es mayor en mujeres y, aunque puede aparecer en cualquier etapa de la vida, se manifiesta con más frecuencia en la infancia y la adolescencia.
Bajo el término «trastornos de ansiedad» se incluyen diversas condiciones: ansiedad generalizada, pánico, ansiedad social, agorafobia, ansiedad por separación, fobias específicas o mutismo selectivo. Una misma persona puede presentar más de un trastorno a la vez, lo que hace imprescindible una evaluación clínica precisa para orientar el tratamiento adecuado.
Más allá del malestar que generan, los trastornos de ansiedad incrementan el riesgo de depresión, consumo problemático de sustancias y conductas suicidas. Sin atención profesional, pueden prolongarse durante años e interferir de manera grave en todas las áreas de la vida.
👉 Síntomas de la ansiedad
Sentir ansiedad en situaciones concretas es normal. Sin embargo, en los trastornos de ansiedad estos sentimientos se vuelven intensos, persistentes y difíciles de controlar. Suelen acompañarse de síntomas físicos —como tensión muscular o palpitaciones— y de cambios en la conducta y en los pensamientos, lo que genera una angustia significativa y puede afectar a la vida familiar, social, escolar o laboral.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los siguientes:
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Irritabilidad, tensión o inquietud
- Náuseas o malestar abdominal
- Palpitaciones, sudoración o temblores
- Problemas para dormir
- Sensación constante de peligro, pánico o fatalidad
Reconocer estos signos a tiempo es fundamental para pedir ayuda y acceder a un tratamiento adecuado. Aunque existen terapias muy eficaces, solo alrededor del 27,6 % de quienes las necesitan llega a recibir atención.
Depresión: las mujeres, las más afectadas
La depresión afecta a unos 332 millones de personas en el mundo, es decir, al 4 % de la población global. Entre los mayores de 70 años la prevalencia asciende al 5,9 %, y más del 10 % de las mujeres la experimenta durante el embarazo o el posparto. Sin embargo, pese a su elevada frecuencia, en muchos países solo una de cada tres personas con depresión recibe la atención necesaria.
Las causas son múltiples, pero entre los principales factores de riesgo destacan el abuso, las pérdidas significativas y las situaciones de estrés intenso. En general, las mujeres tienen 1,5 veces más probabilidades de padecer depresión que los hombres. Este trastorno no solo deteriora la calidad de vida, sino que también incrementa el riesgo de suicidio, una de las principales causas de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.
👉 Síntomas de depresión
La depresión se caracteriza por un estado de ánimo bajo, triste y persistente, acompañado de la pérdida de interés o placer en actividades habituales a diario, durante al menos dos semanas. A menudo se suman otros síntomas: dificultad para concentrarse, desesperanza, pensamientos sobre la muerte o el suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o peso, y una sensación constante de cansancio o falta de energía. Estos signos físicos, cognitivos y emocionales generan un fuerte impacto en la vida cotidiana.
La OMS distingue tres tipos principales de episodios depresivos:
- Episodio único, cuando la persona tiene un primer y único episodio depresivo.
- Trastorno recurrente, presencia de al menos dos episodios depresivos.
- Trastorno bipolar, alternancia de episodios depresivos con fases maníacas, caracterizadas por euforia, irritabilidad, hiperactividad, pensamientos acelerados y conductas impulsivas.
Recursos de la OMS para fortalecer la salud mental
La Organización Mundial de la Salud insiste en la necesidad de reforzar los sistemas de salud mental y destaca su Plan de Acción Integral 2013-2030, que establece la hoja de ruta para mejorar la atención a personas con trastornos como la ansiedad y la depresión.
A través de su Programa de Acción para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP), la OMS prioriza afecciones como la ansiedad generalizada, el pánico, la depresión y las autolesiones, con el objetivo de ampliar los servicios en países con escasez de especialistas, apoyándose en profesionales de la salud no especializados en psiquiatría.
Además, ha desarrollado manuales de intervención psicológica breves, aplicables de forma individual o grupal. Entre los más destacados figuran los siguientes:
- Gestión de Problemas Plus (PM+), basado en terapia cognitivo-conductual (TCC), con técnicas de activación conductual, manejo del estrés y apoyo social.
- Self-Help Plus (SH+), curso grupal de autoayuda.
- Terapia Interpersonal Grupal para la Depresión.
- Pensando en Salud, centrado en la depresión perinatal mediante TCC.
