El 80% de los adolescentes españoles sufre acné, una de las afecciones físicas que más problemas psicológicos provocan a esa edad. Porque el acné, aunque sea leve, puede causar depresión y problemas emocionales.
Según el Primer Estudio Sociológico del Acné, los jóvenes con granos tienen la autoestima más baja y casi cuatro de cada diez aseguran haber tenido problemas en las relaciones con el otro sexo. Creen que ligarían más si no los tuvieran y afirman haber dejado de salir en fotos, ir a bares o discotecas o ponerse camisetas de tirantes (el acné también afecta a la espalda, el pecho y los hombros) por la vergüenza que les produce su aspecto.
Y las chicas sufren más que los chicos. Declaran que cuando les sale un grano se ponen de mal humor, se enfadan con mayor facilidad, están irritables y tristes… En los casos más serios rechazan su propia imagen y enmascaran sus inseguridades en actitudes de timidez o de aislamiento, y ello repercute en su desarrollo y en el rendimiento escolar. Todo esto revela que este problema menor puede convertirse en una patología mayor si no se ataja a tiempo.
Uno de los últimos avances para tratar el acné menos grave es el ácido glicirricínico (AG). Su eficacia se ha probado en un estudio, desarrollado en la clínica Dost de la República de Eslovaquia, durante cuatro meses y sus resultados se han publicado ahora. Participaron nueve varones y nueve mujeres, de una media de edad de 14,5 años, y con acné en distintos grados. Los ensayos revelaron que el AG, en combinación con el aloe vera (en una crema llamada «Granex»), actúa en un plazo de dos semanas y disminuye la incidencia del acné en más de un 75%.
Según la doctora Hana Zelenkova, miembro del Consejo Mundial de Dermatología y directora del estudio, este tratamiento regula la secreción de sebo, controla la infección bacteriana o vírica que se haya en el folículo y produce una exfoliación sobre el grano, lo cual provoca su desaparición.
