Gonorrea

Una Enfermedad de Transmisión Sexual que repunta en el colectivo de varones mayores de treinta años
Por César Martín 6 de julio de 2004

Las enfermedades venéreas aumentan cada día, tal y como atestiguan las consultas médicas. Las campañas de prevención del VIH lograron erradicar patologías como la sífilis o la gonorrea. Sin embargo, existen estudios que señalan que se ha bajado la guardia y que resurgen prácticas sexuales de riesgo que, por ende, contribuyen al incremento de las infecciones. El principal problema de la gonorrea radica en que puede extenderse a otros órganos dificultando su tratamiento, si no se toman medidas desde el primer momento de su detección.

Resurge por prácticas sexuales de riesgo

La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) que más incidencia ha tenido en la historia de la humanidad. Pese a tratarse de una patología considerada en vías de desaparición, las últimas apreciaciones aportadas por la clase médica certifican un repunte de la misma, sobre todo en ciertos segmentos de la población, como entre varones mayores de treinta años, generalmente homosexuales que, en la mitad de los casos, también estaban infectados de VIH. Asimismo, desde la consulta de Enfermedades de Transmisión Sexual del bilbaíno Hospital de Basurto constatan que los afectados viven en grandes ciudades y pertenecen a extractos socioeconómicos medio-bajos.

Pese a no existir al respecto datos oficiales en la Administración sanitaria estatal, un reciente congreso de especialistas celebrado en Bilbao puso de manifiesto la creciente incidencia de lo que antaño se conocía como ‘enfermedad de la purgación’. Los mismos analistas antes citados explicaron en aquella cita que esta circunstancia -la resurrección de una patología casi extinguida- no es de carácter local, sino que responde a un parámetro que se reproduce en todas las sociedades de la Europa occidental, quizás por la disminución en la intensidad de la vigilancia hacia contagios venéreos. Parece ser que todo responde al incremento de prácticas sexuales de riesgo entre homosexuales y heterosexuales, como el sexo oral con eyaculación o el anal sin preservativo, debido a creencias erróneas como que el tratamiento retroviral permite la superación del SIDA. Así lo señala Josefina López de Munain, médico del servicio de ETS del mencionado centro hospitalario vizcaíno.

La gonorrea está causada por una bacteria conocida como gonococo o Neisseria gonorrhoeae. Su infección puede afectar tanto a hombres como a mujeres. En función del género del paciente, éste sufrirá sus consecuencias en órganos como el pene, la vagina, el ano e, incluso, la garganta. Pese a ser una dolencia infecciosa, se puede tratar de forma sencilla, con la administración de una sola dosis de antibióticos. Sin embargo, existe un problema añadido. Y es que, en muchas ocasiones esta patología no presenta síntomas y, por ende, no se trata. Como resultado de dicha situación, el cuadro clínico se puede complicar en extremo, ya que la enfermedad se extiende a otros órganos, agudiza los daños al paciente y dificulta su tratamiento.

Sin evidencias en cifras

Desde el Ministerio de Sanidad se explica que es difícil saber a ciencia cierta el número de infectados por esta enfermedad, puesto que se consideraba prácticamente erradicada. En otras sociedades occidentales similares a ésta, la incidencia de la gonorrea es palpable. De hecho, según refleja el Centro para el Control de las Enfermedades de los Estados Unidos de América, esta infección puede afectar hasta a 600.000 nuevos pacientes al año en aquel país, con una media de un infectado por cada 670 habitantes. Al respecto, las mismas fuentes estiman que la enfermedad y sus complicaciones pueden ocasionar unos gastos de 1,1 billones de dólares anuales en aquella zona.

Pese a todo, la gonorrea muchas veces pasa desapercibida. Mari Mar Cámara, una de las responsables del Centro de ETS de Basurto, explica que en la mitad de los casos de las mujeres infectadas y en el 8% de los hombres la enfermedad surge sin avisar de su aparición. Sea como fuere, la infección requiere de un periodo de incubación que oscila entre los dos y los diez días tras la infección, aunque los primeros síntomas pueden dar señales de vida a las dos semanas.

La sintomatología, independientemente de quien sea el enfermo, es diversa. Por ejemplo, se pueden presentar síntomas en el ano del infectado, en el que aparecerían picores y un flujo, ambos característicos de la llamada proctitis. Además, en estas situaciones, las defecaciones se producen con dolor y en ellas se puede encontrar sangre o mucosa. Pese a lo dicho, lo cierto es que gran parte de los casos de infección rectal son asintomáticos.

Otros síntomas son:

En hombres:

  • Puede aparecer un fluido amarillento en el pene
  • Surge escozor a la hora de orinar

En mujeres:

  • En ocasiones, aparece un flujo en la vagina
  • Escuece a la hora de orinar, motivo de la infección de la uretra (uretritis)
  • Es usual el sangrado entre menstruaciones y después de la práctica de sexo
  • También suele ser común el dolor en el bajo vientre

Asimismo, el gonococo puede infectar otras partes como la garganta, donde puede generar úlceras -faringitis gonocócica-. Sin embargo, este tipo de gonorrea es menor, afecta sólo a un 20% de los enfermos.

Puede derivar en infertilidad

Pese a su fácil tratamiento, la infección de gonorrea puede dejar de estar localizada y afectar a otras partes del cuerpo si no se toman las medidas correctoras oportunas. Si, finalmente sucede el peor de los supuestos, la bacteria gonococo puede causar en mujeres la enfermedad inflamatoria pélvica que, en términos anglosajones, se conoce como PID, y, en hombres, la epididimitis. Ambas patologías son consideradas como muy serias. En otras ocasiones, el gonococo puede pasar a la sangre -gonococemia-, o causar artritis y otros problemas, aunque esto sucede de forma muy rara, tal y como relata Cámara.

En cuanto a la enfermedad inflamatoria pélvica se da aproximadamente en el 10% de los casos de gonorrea no tratada entre mujeres. Sucede cuando la infección de la gonorrea pasa a la matriz y a los tubos de Falopio. Esta patología es de carácter grave, ya que la paciente puede perder la fertilidad, tener un embarazo fuera de la matriz, si es que está encinta, -llamado embarazo ectópico- o sufrir un fuerte dolor en la pelvis que puede sucederse a lo largo de meses e, incluso, años. Los síntomas de esta enfermedad pueden ser el dolor en el bajo abdomen o la espalda, fiebres, sangre en la vagina y entre menstruaciones, dolor en las relaciones sexuales y un aumento del flujo vaginal.

Si la infección pasa más allá de las Trompas de Falopio puede degenerar en una infección generalizada en el peritoneo. En otros casos, menos numerosos aún que los reseñados, pueden darse vulvovaginitis. La sufren niñas que han contraído la enfermedad, por ejemplo, con el contacto íntimo con objetos contaminados, como una toalla. Además, las embarazadas infectadas pueden sufrir partos prematuros.

El caso de la epididimitis sucede en varones cuando el gonococo pasa a los testículos al no ser combatido con los primeros síntomas. Allí provoca dolor y una inflamación de la zona escrotal. Si la infección afecta a ambos testículos, el paciente puede quedarse estéril. Además, la gonorrea en hombres no medicados puede derivar en una estrechez de la uretra debido a su cicatrización que, a su vez, puede provocar la disminución del caudal urinario, el vaciamiento de la vejiga o la insuficiencia renal.

Gonococemia

Por otra parte, si el gonococo accede a la sangre, tanto de hombres como de mujeres, se aparece la llamada infección diseminada. Esta complicación es rara aunque muy seria. Sus síntomas son dolores e inflación de las articulaciones, fiebre y la aparición de sarpullido cutáneo.

¿Cómo se contagia?

Como ya se ha explicado con anterioridad, la gonorrea es una enfermedad que se transmite en las relaciones sexuales sin protección. Se da en prácticas como el sexo anal, vaginal u oral, aunque no se contagia a través de besos. De ahí que las áreas infectadas en primera instancia tengan mucho que ver con el tipo de sexo practicado. También existen casos en los que esta patología se contagia de madre a hijo a través del parto. Entonces, el bebé, generalmente, nace con la llamada conjuntivitis gonocócica en los ojos. Asimismo, es reseñable que los pacientes que sufren gonorrea son susceptibles de infectarse con más facilidad del VIH, virus causante del SIDA.

Por todo ello, Cámara certifica que la mejor manera de evitar la gonorrea es circunscribir las relaciones sexuales a una pareja habitual no infectada, es decir, a través de la monogamia mutua. En el caso en el que las personas sean sexualmente activas, se recomienda, como para evitar el resto de ETS, el uso correcto de preservativos.

Los estudios médicos consideran que la infección es susceptible de contagiarse en el 90% de los casos en los que el origen patológico parte de un varón enfermo. Por el contrario, los mismos análisis cifran en un 20% el porcentaje de posibilidades de contraer esta patología si el origen es una mujer. Sea como fuere, los especialistas recomiendan que, en el momento de detectar los primeros síntomas deben cesar las relaciones sexuales, iniciar la búsqueda de atención médica de inmediato y avisar a todas las parejas sexuales del enfermo.

Prueba de gonococo

La gonorrea se detecta de forma sencilla. Basta con una prueba de gonococo en aquellas zonas susceptibles de estar infectadas por su presencia -pene, vagina y recto, principalmente-. A veces, incluso sirven análisis de orina. En general son exámenes cuyos resultados se pueden conocer de forma rápida -en un día de forma inicial y en tres de forma definitiva-, aunque para ello hay que esperar a que hayan pasado entre dos y diez días para que los resultados por gonorrea sean positivos.

Una vez detectada, lo importante, a juicio de la experta, es tratarla con celeridad. Para ello se usan antibióticos con el fin de erradicar la infección. El tratamiento se suele aplicar mediante medicamentos ingeridos por vía oral o mediante una inyección. Tras la puesta en marcha de la cura, se recomienda a los pacientes que no mantengan relaciones sexuales hasta siete días después de concluido el tratamiento. También se aconseja la medicación a las parejas de los infectados.

Cuando la gonorrea degenera en complicaciones medicas como las citadas con anterioridad, el tratamiento deberá extenderse durante al menos una semana. En este sentido, en los Estados Unidos se ha confirmado el descubrimiento de cepas de gonorrea que se han hecho resistentes a la penicilina. Por ello, desde aquellos lares se recomienda el uso de medicamentos más potentes.

Todo el proceso reseñado requiere de seguimiento. De hecho, los pacientes tratados deberán hacerse otra prueba de gonococo a los tres o cuatro meses de haber concluido el tratamiento.

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