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¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
“Doctor, estoy siempre cansado, sin energía, y me duele todo el cuerpo”. Esta frase, repetida con frecuencia en las consultas médicas, especialmente entre mujeres jóvenes, refleja una realidad que durante años ha sido ignorada o malinterpretada. El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, es una enfermedad común, incapacitante y aún poco comprendida por la medicina.
En España, se estima que entre 120.000 y 200.000 personas conviven con esta dolencia. Afecta a más mujeres que hombres y, en la mayoría de los casos, se desencadena tras una infección. Sus causas siguen sin estar del todo claras y no existen tratamientos efectivos. El diagnóstico, además, se complica por la ausencia de marcadores clínicos específicos.
😩 ¿Cuáles son los síntomas de la fatiga crónica?

El SFC se caracteriza por una fatiga extrema y persistente que no mejora con el descanso y que limita gravemente la vida diaria. Pero no se trata solo de cansancio. Los pacientes también sufren dolores musculares y articulares, alteraciones cognitivas como dificultad para concentrarse o recordar, sueño no reparador, dolor de garganta recurrente y un malestar prolongado tras cualquier esfuerzo físico o mental, incluso leve.
Lo más desconcertante es que estos síntomas aparecen sin una causa médica identificable, lo que ha contribuido durante mucho tiempo a que el SFC fuera recibido con escepticismo por parte de algunos profesionales sanitarios.
Origen biológico del síndrome de fatiga crónica
Durante años, el síndrome de fatiga crónica ha sido motivo de debate en la comunidad médica. Su complejidad clínica, la falta de marcadores específicos y la variedad de síntomas han dificultado su reconocimiento como una enfermedad de base orgánica.
Ahora, un macroestudio internacional, liderado por la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y conocido como DecodeME, aporta nuevas pruebas sobre su origen biológico.
La investigación, aún en fase de prepublicación, es el mayor análisis genético realizado hasta la fecha sobre la encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica. En él se analizaron las muestras de ADN de 15.579 pacientes diagnosticados y se compararon con las de 259.909 personas sanas, todas de ascendencia europea.
Más allá de sus hallazgos, DecodeME destaca por su enfoque participativo. Los propios pacientes han colaborado activamente en el diseño y desarrollo del estudio, lo que garantiza que la investigación esté alineada con las necesidades reales y las experiencias cotidianas de quienes conviven con esta condición.
😩 Principales conclusiones del estudio
El objetivo de DecodeME es identificar variaciones genéticas que expliquen la predisposición a desarrollar el síndrome de fatiga crónica. Sus primeros resultados son prometedores.
El estudio ha detectado ocho regiones del genoma humano con diferencias significativas en los pacientes. Varias de ellas están vinculadas al sistema inmunológico y al dolor crónico, lo que refuerza la idea de que existen mecanismos biológicos subyacentes, más allá de los factores psicológicos considerados desde hace años sobre esta enfermedad.
Estas regiones están relacionadas con la respuesta inmune frente a infecciones y con la sensibilidad al dolor, dos aspectos que coinciden con la experiencia de muchos pacientes, cuyo cuadro suele comenzar tras una infección viral. Aunque estas variaciones también aparecen en personas sin la enfermedad —lo que impide que sirvan como prueba diagnóstica definitiva—, su presencia mayoritaria en quienes sí la padecen representa una de las primeras evidencias sólidas del papel de los genes en el desarrollo del SFC.
En conclusión, la investigación confirma que la encefalomielitis miálgica tiene una clara asociación genética. Esto no significa que las personas “nazcan” con la enfermedad, sino que algunas presentan un mayor riesgo de desarrollarla a lo largo de su vida.
¿Está relacionado el síndrome de fatiga crónica con la covid persistente?

La conexión entre el síndrome de fatiga crónica y la covid persistente cada vez está más afianzada por la comunidad médica. Ambos comparten síntomas muy similares: fatiga extrema que no mejora con el descanso, problemas de concentración, dolor muscular y articular, y alteraciones del sueño.
Varios estudios sugieren que la covid persistente podría desencadenar o agravar el síndrome de fatiga crónica en algunas personas:
- Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) halló que la fatiga post-COVID se asocia a dificultades de memoria, atención y funciones ejecutivas, además de síntomas emocionales como ansiedad y depresión.
- Investigadores de la Universidad La Trobe de Melbourne (Australia) identificaron similitudes inmunológicas entre ambas enfermedades, lo que apunta a mecanismos biológicos compartidos.
- En el Hospital Vall d’Hebron en Barcelona se investigan biomarcadores para comprender mejor la relación entre la covid persistente y el SFC, con el fin de desarrollar terapias personalizadas.