Un tercio de los casos de alergia derivan en asma si no se tratan adecuadamente

Los alergólogos advierten de que muchos afectados confunden la rinitis alérgica con el catarro
Por EROSKI Consumer 29 de marzo de 2007

El clima húmedo y las temperaturas templadas favorecen la proliferación de uno de los principales enemigos de los alérgicos: los ácaros. Para aliviar los incómodos síntomas de la rinitis alérgica y evitar que este mal derive a los pocos años en asma bronquial, los especialistas consideran clave detectar con prontitud la enfermedad para ponerle el tratamiento adecuado.

El alergólogo José Antonio Navarro señala que la falta de un diagnóstico adecuado y la automedicación conlleva que un tercio de los casos de alergia deriven en asma, «una enfermedad que puede empeorar aún más la calidad de vida de estas personas. Muchos ciudadanos con rinitis alérgica confunden la sintomatología con la del catarro común y toman medicación inadecuada».

Congestión nasal, estornudos continuos, picor en la nariz, goteo nasal, ojos rojos, conjuntivitis, dolores de cabeza, ronquidos y problemas para dormir por respirar mal son los principales síntomas de la rinitis alérgica. «Cuando un niño está todo el rato tocándose con el puño la nariz porque le pica es síntoma de rinitis», advierte Jesús Algaba, jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Donostia.

El incremento de los casos de rinitis alérgica se debe a los cambios que la forma de vida y el entorno actual producen poco a poco en el sistema inmunológico, y la única forma de hacer frente a esta patología, por el momento, es actuando con rapidez frente a los primeros síntomas. «Los corticoides nasales y los antihistamínicos orales de última generación (que no producen somnolencia) son los medicamentos más recomendados para tratar estos síntomas», apunta el doctor Algaba. «Pero existen muchos tipos de rinitis y muchos agentes que los causan», por lo que cada caso puede precisar de una medicación diferente.

En los casos más leves, un simple antihistamínico puede reducir considerablemente o incluso eliminar los síntomas, pero en los pacientes con afección más grave, el doctor Navarro reconoce que el tratamiento alivia pero no cura, «aunque puede controlarse muy bien». «El problema de esta dolencia es que está causada por diferentes agentes, no sólo por uno», indica, por lo que su tratamiento se complica. Como la existencia de ácaros y polen es inevitable, los alergólogos recomiendan a los afectados llevar a cabo algunas medidas como la ventilación diaria de la casa o la limpieza habitual.

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