Alimentos con nombre propio

Las denominaciones de origen y otros distintivos agroalimentarios constituyen una marca de calidad
Por Marta Chavarrías 30 de septiembre de 2009
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Imagen: flydime

La calidad es una de las claves en seguridad alimentaria. En la Unión Europea circula una gran diversidad de productos agrícolas procedentes de métodos de elaboración muy específicos y de zonas geográficas concretas. Los alimentos no sólo desempeñan un papel nutritivo, sino también de identidad. Las condiciones de producción agrícola y ganadera varían según la región, ya que en cada una de ellas se aplican métodos y tradiciones culinarias distintas. Fruto de esta diversidad, se desarrollan productos especiales con características específicas, que son reconocidos con distintas marcas de calidad.

No todos son iguales. Algunos alimentos tienen una historia particular, un pasado geográfico que les deja huella y que es fruto de una naturaleza y una calidad excepcionales. En gran medida, estas particularidades tan especiales se deben a que proceden de una zona geográfica concreta y a una cuidada elaboración, con métodos muy específicos. La calidad de estos alimentos se asocia a aspectos como la raza animal, el modo de producción (ecológico u otro), sistemas tradicionales, uso de ingredientes especiales o cumplimiento de unas normas más estrictas en cuanto a protección del medio ambiente o del bienestar animal.

Signos distintivos

Cuando un alimento incluye información sobre su lugar de origen o el método de producción al que se ha sometido, se le confiere un valor especial. Aspectos como el suelo, el clima, la geografía y la topografía configuran una calidad diferenciada reconocida por logotipos que identifican los productos. Estos tienen que someterse a controles específicos que garantizan su autenticidad.

Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas son dos de las principales marcas de calidad agroalimentaria en la UE

En la Unión Europea, según datos de 2007, hay unas 750 distintivos de este tipo, que se concretan en Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) y Especialidad Tradicional Garantizada (ETG). A esta cifra se suman cerca de 2.000 indicaciones geográficas para los vinos y bebidas espirituosas de la UE. En España, el número de productos con algún sello de calidad llegó, también en 2007, a los 141, encabezados por el aceite de oliva virgen y los quesos (ambos con 24 denominaciones), las hortalizas (19), las frutas (16) y las carnes frescas (15).

Se pretende ofrecer garantías a los consumidores sobre el origen y métodos de elaboración y apoyar a los productores para que se protejan frente a las imitaciones. Para las DOP y las IGP, el rasgo distintivo es su pertenencia estrecha a un territorio concreto. La diferencia entre ambas radica en que las DOP requieren que el producto se elabore en todas las fases en una zona en cuestión, mientras que las IGP se obtienen cuando, al menos una de las etapas, se asocia a una zona determinada. Las ETG utilizan un método particular de producción e ingredientes tradicionales.

Objetivos concretos

España, Portugal, Francia, Italia y Grecia son países con un sistema legal más desarrollado en este campo. En él se reconoce la importancia de la protección de los productos tradicionales y con un origen geográfico concreto, que otorga un signo de identidad cultural. La normativa comunitaria sobre el uso de este tipo de denominaciones busca aportar al consumidor mayor confianza, con datos claros referidos al origen de los productos y garantías de que han sido elaborados de forma tradicional. También quiere valorizar aspectos de calidad y adoptar condiciones especiales de etiquetado, presentación y publicidad.

Para conocer el vínculo entre el alimento y la zona geográfica se pueden plantear varias cuestiones. Es posible certificar si el producto es originario de un territorio particular, si cuenta con características distintas a otros, si el origen de estas diferencias está en factores naturales (clima) o humanos (métodos tradicionales de fabricación) y si el área de producción de la materia prima coincide con el ámbito de fabricación. La obtención de cualquiera de estas denominaciones responde al cumplimiento de los requisitos de los certificadores.

MARCA ECOLÓGICA

En 2007, la UE aprobó el uso de un logo ecológico para los alimentos procedentes de este tipo de agricultura y producción ganadera que intenta prescindir de los productos químicos. El objetivo de esta marca visual es “ayudar a los consumidores a reconocer los productos ecológicos en toda la UE con más facilidad”, admite Mariann Fischer Boel, comisaria de Agricultura y Desarrollo Rural.

Para que un producto obtenga este sello, tiene que demostrar una serie de premisas. Debe certificar que no contiene restos de organismos modificados genéticamente (OMG) y, en caso de que su presencia sea involuntaria, no debe superar el umbral del 0,9%. Además, al menos un 95% de los ingredientes que contiene deben ser ecológicos y tiene que indicar el lugar de producción. La UE prepara un nuevo logo común para los países miembros y prevé su implantación a partir de julio de 2010.

PARTICULARIDADES

El vino y el aceite de oliva son algunos de los alimentos con más antigüedad en el campo de las denominaciones geográficas. Esta particularidad estaría relacionada con el hecho de que ambos son muy sensibles a las pequeñas variaciones naturales. La vid y la aceituna son dos productos que constituyen un símbolo del carácter mediterráneo y que se han mantenido como elementos claves de esta cultura.

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